Los casos de Covid-19 han aumentado con la llegada de las vacaciones de verano. Con ello, la venta de tests de antígenos en farmacias españolas se ha incrementado hasta un 174%, en comparación con datos de finales de junio, según datos de IQVIA recopilados en 6.500 establecimientos.
Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) da nuevos datos sobre el uso de vacunas en personas vulnerables, que corren el riesgo de padecer COVID-19 grave. Realizado en pacientes sometidos a un trasplante de médula ósea o con enfermedades hepáticas, incluida la cirrosis, el trabajo muestra que estos alcanzan buenos niveles de anticuerpos tras tres dosis de la vacuna ARNm.
El objetivo del estudio, publicado en la revista científica 'Infectious Diseases', era investigar los efectos de las vacunaciones repetidas y la inmunidad híbrida contra la COVID-19 entre individuos especialmente vulnerables. La inmunidad híbrida se refiere a la protección proporcionada por la vacunación en combinación con la infección por SARS-CoV-2.
Un campo en el que los conocimientos siguen siendo limitados
Los resultados demuestran cómo se acumulan los niveles de anticuerpos contra la COVID-19 tras cada dosis sucesiva de vacuna en aquellas personas con una defensa inmunitaria fundamentalmente deficiente. Se trata de un campo en el que los conocimientos siguen siendo limitados. En el estudio participaron 38 pacientes con cirrosis hepática, 36 receptores de trasplante de médula ósea, 14 pacientes con enfermedad hepática autoinmune y 20 controles sanos. Todos los pacientes fueron atendidos en el Hospital Universitario Sahlgrenska de Gotemburgo.
Se controló la presencia de anticuerpos contra la COVID-19 en los pacientes después de la primera, la segunda, la tercera y, en el caso de algunos receptores de trasplantes de médula ósea, la cuarta dosis de la vacuna. Ninguno de los participantes había tenido COVID-19 antes de la segunda dosis, pero 31 de ellos tuvieron una infección leve por la variante omicrónica de COVID-19 entre la segunda y la tercera dosis.
Aquellos con defensas inmunitarias deficientes debido a una enfermedad hepática o a haber recibido un trasplante de médula ósea tuvieron menos protección que los controles hasta después de la segunda dosis de la vacuna. Tras la tercera dosis, sin embargo, los grupos tenían niveles equivalentes de anticuerpos.
Independientemente de su nivel de inmunidad subyacente, todos los grupos incluidos en el estudio mostraron niveles de anticuerpos diez veces superiores tras la infección por la COVID-19 en comparación con los que habían adquirido su inmunidad únicamente mediante la vacunación.
Así pues, tres dosis de vacuna de ARNm contra la COVID-19 dieron lugar a concentraciones elevadas de anticuerpos incluso en individuos inmunodeprimidos, y la inmunidad híbrida dio lugar a niveles aún más elevados.
"Esto subraya la importancia de seguir vacunando"
"Fue inesperado -pero extremadamente satisfactorio- observar que los individuos vulnerables alcanzaban niveles de anticuerpos equiparables a los sanos tras tres dosis de vacuna", explica. "Esto subraya la importancia de seguir vacunando, aunque la respuesta inmunitaria sea escasa tras las primeras dosis", ha remachado uno de los autores de la investigación, Martin Lagging.