El perro doméstico podría ayudar a aprender sobre el cáncer, pues enferma y lucha contra él de manera más parecida a los humanos a como lo hace el ratón de laboratorio común. Esto hace que estudiar manadas enfermas de lobos grises, primos de los perros, pueda ser una buena opción para averiguar diferentes estrategias de tratamiento del cáncer en un futuro.
Sin embargo, observar manadas de lobos al azar no sería la mejor metodología, pues habría que acceder a ejemplares que se conozca que están enfermos. En este sentido, la respuesta podría estar en Chernóbil, lugar en el que explotó, en 1986, un reactor nuclear.
La bióloga colocó a los lobos collares GPS armados con dosímetros de radiación, que obtienen mediciones en tiempo real de dónde se encuentra el animal y a cuánta radiación está expuesto
La explosión liberó radiación cancerígena y desechos al medio ambiente, provocando el peor accidente nuclear al mundo. En la Zona de Exclusión, una parcela crónicamente expuesta a la radiación, la vida silvestre se ha recolonizado, con animales como caballos o lobos.
En este contexto, la bióloga del laboratorio de Shane Campbell-Staton en la Universidad de Princeton ha estudiado cómo los lobos de Chernóbil sobreviven y prosperan a pesar de generaciones de exposición y de la acumulación de partículas radiactivas en sus cuerpos.
Para llevar a cabo la investigación, la bióloga colocó collares de radio a los lobos y extrajo sangre. Los collares GPS estaban armados con dosímetros de radiación que obtienen mediciones en tiempo real de dónde se encuentra el animal y a cuánta radiación está expuesto.
Los lobos de Chernóbil están expuestos a más de 11,28 milirem de radiación todos los días durante toda su vida, más de seis veces el límite legal de seguridad para un trabajador humano promedio
De este modo, descubrieron que los lobos de Chernóbil están expuestos a más de 11,28 milirem de radiación todos los días durante toda su vida, más de seis veces el límite legal de seguridad para un trabajador humano promedio. Además, comprobaron que estos animales tenían sistemas inmunológicos alterados, de forma similar a los pacientes con cáncer que reciben tratamiento de radiación.
Por otro lado, se ha logrado identificar regiones específicas del genoma del lobo que parecen resistentes a un mayor riesgo de cáncer. Ahora, se espera identificar mutaciones protectoras que aumenten las posibilidades de sobrevivir a la enfermedad.
Sin embargo, la bióloga y sus colaboradores no han podido volver a la zona desde entonces debido a la pandemia de Covid-19 y la guerra en curso. “Nuestra prioridad es que las personas y colaboradores allí estén lo más seguros posible”, ha afirmado.