Más de 40 años han pasado desde la detección de los primeros casos de VIH. Los avances médicos y científicos logrados en estas décadas han transformado un diagnóstico que suponía una condena a muerte en una infección crónica gracias a los tratamientos antirretrovirales. A pesar de esto, el VIH y el sida continúan provocando un elevado número de infecciones y fallecidos, especialmente en los países con menos recursos, y el estigma asociado al virus se mantiene como una constante.
Un estigma que se manifiesta de múltiples formas. El más conocido y sobre el que más se ha puesto el foco es el social. De acuerdo con la encuesta “Positive Perspectives”, realizada por ViiV Healthvcare, el 51% de las personas que viven con VIH en España afirma haber sentido estigma social por su condición. Pero este estigma está también presente en los entornos laborales lo que no solo dificulta el acceso de las personas con VIH al mercado laboral, sino que hace retroceder los avances logrados no solo en materia de derechos, sino también médicos ya que poco a poco vuelven a condenar al VIH al ostracismo repercutiendo en aspectos fundamentales como el diagnóstico y la adherencia a los tratamientos.
La referida encuesta pone de relieve que el 50% de los participantes ha sentido miedo a la hora de contar que tienen VIH en las empresas en las que trabajan, ante el temor de que esto pueda suponer la pérdida de su trabajo. Una cifra que explica que el 43% de los encuestados asegure que solo su entorno más cercano es conocedor de su condición seropositiva y de que el 58% se sienta incómodo cuando hablan de que tienen VIH.
Hablar del estigma laboral de las personas con VIH es hacerlo de la discriminación que estas pueden sufrir en sus centros de trabajo. A pesar de que pueda resultar increíble, todavía hoy muchas personas son víctimas de actos discriminatorios en su entorno laboral como la falta de igualdad de oportunidades, violación de derechos, sanciones disciplinarias injustificadas, asignación de tareas desfavorables e incluso ser despedidas únicamente por su condición seropositiva.
‘HAY TEMOR A REPRESALIAS’
Raquel Sebastián, responsable de Prospección Empresarial en “Trabajando en Positivo”, tiene muy claro que las empresas se posicionan como un eje fundamental para trabajar la acción social. “En el VIH se ha avanzado mucho clínicamente, pero no hay un paralelismo en términos de derechos e inclusión”, declara. “A pesar del acceso a la información que existe te encuentras con que el estigma es todavía tan fuerte que hay un gran porcentaje de población que declara que no trabajaría con una persona con VIH por miedo a la transmisión en el entorno laboral”.
“Trabajando en Positivo” es una red compuesta por 19 organizaciones con presencia en 12 comunidades autónomas. Su trabajo se focaliza en promover la igualdad de oportunidades en el empleo para las personas con VIH y otros colectivos en situación de exclusión social. Paula Lample, responsable del programa Back To Work de ViiV Healthcare, argumenta que “esta discriminación se produce por la falta de conocimiento, prejuicios, estereotipos y falta de sensibilidad”.
“En el VIH se ha avanzado mucho clínicamente, pero no hay un paralelismo en términos de derechos e inclusión”
Lample asegura que las personas que sufren este estigma laboral “hay temor a represalias”, por lo que en muchos casos ni siquiera denuncian. Por suerte en España contamos con marco legislativo que ha trabajado en los últimos años por mejorar la protección de los derechos laborales de las personas con VIH.
LA FALTA DE INFORMACIÓN, BARRERA PARA CUMPLIR CON LA LEY
La Ley Orgánica 15/1999 de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal y el Real Decreto-ley 5/2018, de 27 julio, de medidas urgentes para la adaptación del derecho español a la normativa de la Unión Europea en materia de protección de datos, garantizan el derecho a la privacidad e intimidad personal de las personas que viven con VIH. Se cuenta además con la Ley Orgánica 1/1982 que regula la intimidad de las personas, y el Reglamento Europeo de 27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) han constato que no existe riesgo de transmisión de VIH en el lugar de trabajo, por lo que la condición seropositiva de una persona no puede ser un impedimento para que estas puedan ocupar cualquier puesto y disfrutar de un desarrollo profesional igual que el de las personas sin VIH. Sin embargo, ERESVIHDA denuncia que hasta un tercio de la población española rechazaría compartir su entorno laboral con una persona con VIH.
“Lo primero que debe mejorarse es el conocimiento sobre el VIH y sus mecanismos de transmisión para después adoptar medidas orientadas a la sensibilización de los empleados no solo sobre el VIH, sino también sobre la discriminación y el estigma. Aunque existen leyes que prohíben esta discriminación, en el lugar de trabajo puede que exista una falta de medidas de protección adecuadas para garantizar que se cumplan las leyes”, asevera Lample.
“Las vías de transmisión del VIH están claras desde hace 40 años y el lugar de trabajo no es una de ellas. ¿Por qué se tiene ese miedo? Por la falta de información y la estigmatización histórica que ha acompañado al VIH. Tenemos que normalizar y hablar del VIH en el entorno laboral no solo en el Día Mundial contra el Sida”, añade Sebastián.
“El desconocimiento de las personas es la base sobre la que radica el estigma. Hay colectivos o entornos en la sociedad que pueden tener más información sobre los mecanismos de transmisión del VIH, pero en otros el desconocimiento es absoluto. Hay personas que siguen creyendo que por besar, compartir alimentos o porque alguien pueda sangrar y otro tocarlo ya puede existir un riesgo de transmisión. El principal factor de discriminación es el desconocimiento que existe sobre cómo se transmite el VIH”, afirma Olaya Velasco, técnico superior en Integración Social en la Asociación Ciudadana Cántabra Antisida (ACCAS).
“Ahora mismo, a nivel médico, una persona con VIH y que esté en tratamiento puede tener carga viral indetectable por lo que no transmite el virus. Este es un mensaje que la gente no conoce. Igual que los servicios de prevención pueden hablar de un cáncer, también deben hablar de esto”, critica Sebastián, reforzando el mensaje que lanzan desde ACCAS: “El VIH, por sí mismo, no supone ningún factor que condicione el acceso al empleo”.