Los avances en la atención sanitaria, la medicina y la mejora de los estilos de vida ha incrementado significativamente la esperanza de vida al nacer en Europa. Así lo confirman los últimos datos publicados por la entidad europea de estadísticas ‘Eurostat’ y correspondientes al año 2023. La esperanza de vida ha aumentado y con ella se ha reducido también la mortalidad. De hecho, estos datos confirman un aumento que ya supera a los datos anteriores a la pandemia de Covid-19.
En concreto, la esperanza de vida al nacer en la Unión Europea (UE) experimentó un aumento significativo en 2023, alcanzando los 81,4 años, lo que representa un incremento de 0,8 años respecto a 2022. Este aumento se reflejó en ambos sexos, con las mujeres llegando a los 84,0 años (+0,7 años) y los hombres a los 78,7 años (+0,8 años). Estas cifras muestran una clara recuperación tras la caída sufrida durante la pandemia de COVID-19, que redujo la esperanza de vida en la UE a 80,1 años en 2021.
Asimismo, mientras la esperanza de vida ha disminuido en países como Finlandia (-0,5 años), Países Bajos (-0,3 años), Alemania (-0,2 años), Italia, Letonia y Austria (todos -0,1 años), el resto de Estados miembro -21 países en total- confirman un aumento de estos niveles. De hecho, la mayoría de los países europeos han alcanzado una esperanza de vida superior a la registrada en 2019, un año antes del estallido de la pandemia.
Desde 2002, primer año en el que se recopilaron datos sobre esperanza de vida en todos los países de la UE, hasta 2019, la esperanza de vida al nacer había aumentado en 3,7 años. Sin embargo, la pandemia trajo consigo un retroceso significativo en 2020 y 2021. Ahora, los datos de 2023 reflejan un retorno a las cifras anteriores a la crisis sanitaria, con aumentos generalizados en todos los Estados miembros.
La Comunidad de Madrid es la región española con mayor esperanza de vida, con 86,1 años
Los países que registraron los mayores incrementos en la esperanza de vida fueron Lituania (+1,8 años), Bulgaria (+1,6 años) y Rumanía (+1,3 años). España, por su parte, supera la media europea en todas sus regiones y mantiene una esperanza de vida media de 83 años. Con estos aumentos, la esperanza de vida en dichos países ha recuperado los niveles de 2019. En el ámbito regional, la Comunidad de Madrid lideró el ranking con la mayor esperanza de vida al nacer (86,1 años), seguida de la Provincia Autónoma de Trento en Italia y Åland en Finlandia (85,1 años). En contraste, la región con menor esperanza de vida fue Severozapaden en Bulgaria (73,9 años).

En España, la esperanza de vida a los 65 años se situó en 22,0 años, la cifra más alta de la UE. Las mujeres de 65 años podían esperar vivir 23,9 años más, mientras que los hombres alcanzaban los 19,9 años. La Comunidad de Madrid también lideró en este indicador con una esperanza de vida de 23,6 años, seguida de Castilla y León (22,8 años). En el extremo opuesto, la región con la menor esperanza de vida a los 65 años fue Severozapaden en Bulgaria (15,9 años).
En cuanto al género sigue existiendo una gran brecha en la esperanza de vida. En 2023, las mujeres en la UE vivieron en promedio 5,3 años más que los hombres, con las mayores diferencias observadas en Letonia (10,1 años) y las menores en los Países Bajos (3,0 años). Esta brecha, sin embargo, se ha reducido levemente en comparación con 2022, cuando se situaba en 5,4 años.
MORTALIDAD EN LA UE
El número de muertes en la UE en 2023 se situó en 4,86 millones, una disminución respecto a los niveles observados en los años más críticos de la pandemia, cuando se alcanzaron 5,30 millones de fallecimientos en 2021. La tasa bruta de mortalidad descendió de 11,9 muertes por cada 1.000 habitantes en 2021 a 10,8 en 2023, reflejando una mejora en la salud pública.
Otro factor clave en el aumento de la esperanza de vida ha sido la reducción de la mortalidad infantil. En 2023, se registraron 12.280 muertes de niños menores de un año en la UE, un 4,6 % menos que el año anterior. La tasa de mortalidad infantil se situó en 3,3 muertes por cada 1000 nacidos vivos, lo que representa una disminución del 12,9 % en comparación con 2019. Estonia registró la tasa más baja (1,7 muertes por cada 1000 nacidos vivos), mientras que Rumanía y Eslovaquia presentaron las más altas (5,6 muertes por cada 1000 nacidos vivos).