Un estudio realizado por la Universidad Northwestern de Estados Unidos ha reconfirmado la necesidad de recibir una segunda dosis de la vacuna contra la Covid-19, pues la inmunidad inducida por la vacuna se reduce hasta en un 20% a los dos meses. Este segundo pinchazo es especialmente importante para garantizar la protección contra el virus, sobre todo teniendo en cuenta que la respuesta inmune inducida por la vacuna disminuye con el tiempo y con la variante Delta acaparando los contagios.
Además, la investigación, publicada en la revista Nature Scientific Reports, pone de manifiesto que la exposición al virus que provoca la Covid-19 no garantiza una respuesta eficaz contra la enfermedad con solo una inyección. Hasta ahora, la información vigente sugería que la infección con SARS-CoV-2 ofrecería protección natural contra la enfermedad.
Es por esta razón, que en España y otros países se inyecta solo una dosis del suero a la mayoría de personas que ya hayan contraído el virus. Con este estudio, se pone de manifiesto la potencial necesidad de vacunar con dos dosis a todas las personas, incluso a aquellas que ya hayan pasado la enfermedad.
"La exposición previa al SARS-CoV-2 no garantiza un alto nivel de anticuerpos, ni tampoco una sólida respuesta inmune tras la primera dosis"
En este sentido, las personas con historial previo de infección por coronavirus con sintomatología, tuvieron una mejor respuesta inmune que aquellos que habían pasado la Covid-19 de manera leve o asintomática: “Las personas que tuvieron una infección leve o asintomática, tienen una respuesta de anticuerpos a la vacunación básicamente igual que la de las personas que no han contraído la enfermedad”, apostilla el antropólogo biológico y coautor del estudio, Thomas McDade.
Además, el estudio “muestra que la exposición previa al SARS-CoV-2 no garantiza un alto nivel de anticuerpos, ni tampoco una sólida respuesta inmune tras la primera dosis”, por lo que podría sentar las bases para la inoculación de una segunda dosis a aquellos que hayan pasado la enfermedad.
Para la investigación, McDade y el farmacólogo Alexis Demonbeun analizaron las muestras de sangre de adultos de Chicago positivos en Covid y vacunados con Moderna o Pfizer. En el laboratorio, los investigadores comprobaron la existencia de anticuerpos neutralizantes midiendo si la muestra de sangre podía inhibir la interacción entre la proteína de la espiga del virus y el receptor ACE2.
McDade subraya que “la vacuna ofrece una buena protección” contra las variantes del virus, incluida Delta
Según explica McDade, “cuando analizamos muestras de sangre de pacientes recolectadas unas tres semanas después de la segunda dosis de la vacuna, la media en el nivel de inhibición fue del 98%, indicando un nivel muy alto de anticuerpos neutralizantes”. Este porcentaje fue menor frente a las variantes sudafricana o Beta (B.1.1351), Alfa (B1.1.7) y brasileña (P.1), variando entre el 67 y el 92%.
Aún así, la investigación subraya la eficacia y seguridad de las vacunas contra el coronavirus. "Mientras que la neutralización de anticuerpos frente a variantes emergentes puede reducirse en comparación con la variante original del SARS-CoV-2, se ha constatado que la reactividad de las células T tras la vacunación o la infección natural es similar entre variantes y reduciría laseveridad de la Covid-19 si ocurre la infección", apostilla la publicación.
Con todo, respecto a la efectividad de los sueros actuales frente a estas variantes del virus, McDade subraya que “la vacuna ofrece una buena protección” contra ellas, incluida Delta. Sin embargo, esta “no es tan buena como la que ofrece contra la variante original del virus para la cual fue diseñada la vacuna”. Esto, “combinado con el hecho de que la inmunidad disminuye con el tiempo, se traduce en una mayor vulnerabilidad a la infección”.