El Covid prolongado se erige, de acuerdo a la práctica unanimidad de los expertos, como uno de los grandes problemas de salud pública a nivel global a medio y largo plazo. Tras dos años de pandemia y, especialmente en las últimas etapas en las que la dominancia global de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha provocado cifras récord de contagios, son millones de personas las que pueden enfrentarse a síntomas persistentes y secuelas tras superar la infección.
Un verdadero desafío si tenemos en cuenta que la evidencia científica de la que se dispone hasta el momento sugiere que el Covid prolongado puede afectar a cualquier persona infectada por el SARS-CoV-2, independientemente de la gravedad con la que se cursa la enfermedad, incluso, si se ha sido asintomático.
Múltiples estudios han aportado información que refuerza el uso de la vacunación contra la Covid-19 como un mecanismo eficaz para reducir las posibles secuelas de la enfermedad o los síntomas persistentes. En este sentido un reciente estudio, cuyos resultados han sido publicados por British Journal Medicine, arroja importante evidencia.
Para su realización se ha contado con una muestra de 28.356 británicos participantes en la Encuesta de Infección por Covid-19 de la Oficina de Estadísticas Nacionales, con edades comprendidas entre los 18 y los 69 años. Todos habían recibido, al menos, una dosis de una vacuna contra el SARS-CoV-2 desarrollada con tecnología de ARNm o vector viral. La investigación se ha desarrollado entre el 3 de febrero y el 5 de septiembre de 2021, identificando la presencia de síntomas prolongados asociados a la Covid-19 durante unas 12 semanas.
Una segunda dosis se ha asociado con una reducción inicial del 8,8%, con una disminución posterior de hasta un 0,8% por cada semana
La edad media de los participantes fue de 46 años, siendo el 55,6% mujeres. El tiempo medio de seguimiento fue de 141 días desde la administración de la primera dosis de la vacuna (entre todos los participantes) y de 67 días desde la inoculación de la segunda dosis (83,8% de los participantes). En base al análisis realizado los autores del trabajo que nos ocupa indican que 6.729 participantes (23,7%) reportaron síntomas prolongados de Covid-19 de cualquier gravedad, al menos, una vez durante todo el seguimiento.
La inoculación de la primera dosis de la vacuna se asoció con una disminución inicial del 12,8% en las probabilidades de desarrollar Covid prolongado (reducción de hasta un 0,3% de las probabilidades por cada semana transcurrida). Una segunda dosis se ha asociado con una reducción inicial del 8,8%, con una disminución posterior de hasta un 0,8% por cada semana.
“No se ha encontrado heterogeneidad en las asociaciones entre vacunación y Covid prolongado por características sociodemográficas, estado de la salud, ingreso hospitalario con Covid-19 agudo, tipo de vacuna administrada o duración desde la infección por SARS-CoV-2 hasta la vacunación”, manifiestan los autores.
Hasta la realización de este estudio, la evidencia disponible ya ha confirmado que las vacunas contra la Covid-19 son efectivas a la hora de reducir las tasas de infección, transmisión, hospitalización y muerte por Covid-19. Partiendo de esta base, la incidencia del Covid prolongado puede reducirse en aquellos que se infectan después de la vacunación, pero la relación entre la vacunación y los síntomas preexistentes del Covid prolongado no está clara, ya que los estudios publicados son generalmente pequeños y con participantes autoseleccionados.
Por lo tanto, la conclusión del estudio y la novedad que este aporta es la siguiente: se ha observado que la probabilidad de desarrollar síntomas persistentes derivados de la infección por SARS-CoV-2 disminuyó tras la vacunación. La evidencia sugiere además una mejora sostenida después de la inoculación de la segunda dosis, al menos durante una mediana de seguimiento de 67 días.
“La vacunación puede contribuir a una reducción de la carga en términos de salud del Covid prolongado, aunque se necesita un seguimiento mayor de estas conclusiones”, resumen los autores del estudio.