Un estudio revela que los miembros del Ejército de Estados Unidos vacunados con Pfizer o Moderna presentaron tasas de inflamación cardíaca (miocarditis) más elevadas de lo esperado, aunque no es motivo de preocupación.
En el estudio, 23 hombres sanos vacunados con alguno de estos dos sueros y con una edad media de 25 años, manifestaron dolor en el pecho tras recibir el pinchazo. Este dolor se debe a la miocarditis o inflamación del músculo cardíaco, un efecto adverso raro del suero contra la COVID-19.
La semana pasada, los reguladores de salud de Estados Unidos incluyeron la miocarditis como uno de los posibles efectos adversos del suero. Con todo, señalan que la tasa de incidencia es baja y los beneficios de protegerse frente a la COVID-19 son mayores que el posible riesgo.
Recientemente, la Agencia Europea del Medicamento (EMA), confirmaba que "hasta el momento, no hay datos suficientes para establecer una relación causal" entre la vacunación con Pfizer y el desarrollo de miocarditis.
"La preocupación por los raros acontecimientos adversos por la vacuna, no debería disminuir la confianza e importancia general de la vacunación"
La investigación, publicada en JAMA Cardiology, observó 19 casos de miocarditis entre militares y exmilitares. La estimación general era de ocho casos o menos en los más de 436.000 miembros del ejército. La prevalencia de miocarditis es más alta en los hombres. Otros estudios sugieren que el desarrollo de esta patología tras el pinchazo, se resuelve fácilmente en la mayoría de los casos y es raro que se produzca, por lo que el riesgo-beneficio de la vacuna es satisfactorio.
Los investigadores responsables de la publicación, aseguran que "la preocupación por los raros acontecimientos adversos por la vacuna, no debería disminuir la confianza e importancia general de la vacunación".
Asesores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) informaron de que la tasa es de 12,6 casos por cada millón de vacunados, aproximadamente. Los CDC ya habían comendado a estudiar este efecto adverso en abril, después de que Israel señalara la posible relación de esta patología y la vacuna de Pfizer.
Por el momento, los reguladores sanitarios de diferentes países siguen estudiando los efectos de la vacuna contra la COVID-19 en la población.