La temporada de influenza, tras los bajos datos reportados el año pasado como consecuencia de las medidas y restricciones adoptadas para controla la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, está teniendo un rápido resurgimiento este año en el viejo continente. Una situación que genera numerosas preocupaciones dado el contexto epidemiológico en el que nos encontramos en el que la rápida expansión de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) está reportando cifras récord de nuevos contagios en la mayoría de los países europeos.
Los confinamientos, el uso de mascarillas y el distanciamiento social que se convirtieron en la norma durante los peores momentos de la pandemia, prácticamente acabaron con la gripe el pasado año reduciendo a cifras insignificantes. A medida que la situación epidemiológica ha ido mejorando la mayoría de restricciones e intervenciones no farmacológicas se han ido eliminando lo que ha fomentado que, junto con la llegada del frío, suponga el regreso de la gripe y el resto de virus respiratorios estacionales.
El pasado 3 de enero el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) publicaba el último informe sobre la situación relativa a la temporada de influenza en Europa. De acuerdo con los últimos datos publicados (relativos a la semana iniciada el 13 de diciembre de 2021), el número de casos de gripe (causados por el virus de la influenza) detectados en la Región Europea definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), estuvo por encima de lo que normalmente se espera de ese periodo.
El informe publicado por los expertos del ECDC revela que, hasta el momento, los virus que circulan con mayor prevalencia en la región europea son los de la influenza A (H3N2). En la mayoría de los casos, estos causarán una enfermedad leve, pero en los adultos mayores se sabe que a veces provocan una enfermedad grave y fallecimiento
El ECDC informa de que, cualquier año, entre el 5 y el 15% de la población se ve afectada por la influenza. Una enfermedad que provoca entre tres y cinco millones de casos graves a nivel global con más de 650.000 muertes. En un escenario europeo de alta transmisión del SARS-CoV-2, existe el riesgo de confluencia de ambos virus ejerciendo una presión asistencial excesiva en unos sistemas sanitarios peligrosamente sobrecargados.
El pasado mes de diciembre, el número de casos de gripe ingresados en las unidades de cuidados intensivos europeas se incrementó de forma constante hasta alcanzar 43 pacientes en la última semana del 2021, según muestran los datos del ECDC y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una cifra que se encuentra muy por debajo de las registradas con anterioridad a la pandemia. En la misma etapa, pero en el año 2018, los casos semanales de gripe en UCI superaron los 400. A pesar de que la cifra es baja en comparación con temporadas previas a la pandemia, refleja un importante incremento ya que en 2020 únicamente se registró un caso de gripe con ingreso en UCI en todo el mes de diciembre.
Había muy poco o ningún virus circulando cuando se decidió la composición de las vacunas el año pasado, lo que dificulta a los fabricantes de vacunas predecir qué cepa será la dominante la próxima temporada de gripe
Pasi Penttinen, principal experto en influenza del ECDC, advierte en Reuters de que podríamos encontrarnos ante el inicio de una temporada de gripe inusualmente larga que podría extenderse hasta bien entrado el verano. “Si comenzamos a levantar todas las medidas, la gran preocupación que tengo por la influenza es que, debido a que hemos vivido un periodo sin su circulación en Europa, tal vez ahora nos alejemos de los patrones estaciones normales”. E s lo que los expertos denominan como “demia gemela”: la convivencia de la influenza y la Covid-19 podría ejercer una presión excesiva en unos sistemas de salud ya demasiado sobrecargados.
El informe publicado por los expertos del ECDC revela que, hasta el momento, los virus que circulan con mayor prevalencia en la región europea son los de la influenza A (H3N2). En la mayoría de los casos, estos causarán una enfermedad leve, pero en los adultos mayores se sabe que a veces provocan una enfermedad grave y fallecimiento. Hasta la fecha se han detectado menos virus de influenza A (H1N1) pdm09 o influenza B, aunque la distribución de los virus generalmente cambia durante el transcurso del invierno, por lo que podríamos ver que esta situación cambia.
Penttinen afirma que aún es demasiado pronto para hacer una evaluación final del desempeño de la vacunación contra la gripe ya que se necesita una mayor cantidad de pacientes enfermos para el análisis de los resultados en el mundo real. Las pruebas de laboratorio indican que las vacunas disponibles este año “no van a ser óptimas contra el H3”.
Un problema que encuentra su origen en que había muy poco o ningún virus circulando cuando se decidió la composición de las vacunas el año pasado, lo que dificulta a los fabricantes de vacunas predecir qué cepa será la dominante la próxima temporada de gripe. Por el momento, no se disponen de cifras oficial relativas a la aceptación de la vacuna contra la gripe en el continente europeo.