La pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 ha cambiado la atención sanitaria en el mundo, el trabajo de los médicos y también de las sociedades científicas. En determinadas especialidades médicas, la Covid-19 ha provocado un giro en sus prioridades y en la organización de su asistencia a los pacientes.
ConSalud.es charla con Joan Castell, presidente de la Sociedad Española de Medicina Nuclear e Imagen Molecular (Semnim) sobre cómo la pandemia ha afectado a estos especialistas y cómo está impactando el teletrabajo y la telemedicina en su labor profesional.
¿Cómo habéis vivido la pandemia? ¿Cómo ha impactado en los médicos nucleares?
Como casi todos los profesionales sanitarios, al principio de esta pandemia sufrimos un shock bastante importante que condicionó mucho toda la actividad asistencial como de la sociedad científica a nivel informativo o de reuniones científicas.
En estos meses de marzo y abril los médicos nucleares tuvimos que integrarnos en los equipos de atención sanitaria de la Covid-19 y si redujo la actividad de la especialidad a lo mínimo imprescindible. En general, se mantuvo la actividad asistencial a los pacientes oncológicos y aquellas pruebas en el entorno de las urgencias también, por las necesidades vitales de los pacientes. Esto ha provocado el retraso de muchas pruebas de seguimiento, de diagnósticos no críticos…
Pasado el mes de mayo, vivimos una especie de ‘Era post-Covid’ en la que estuvimos trabajando para recuperar la normalidad dentro de los hospitales aplicando las normativas y protocolos en vigor. Esto condicionó cambios en las dinámicas de las exploraciones y tratamientos porque hay que tener un cuidado muchísimo mayor, una necesidad de limpieza de los equipos y un trabajo con los pacientes más lento, lo que ha causado un alargamiento de los tiempos de prueba y otras medidas.
De hecho, los pacientes que se tienen que tratar con radiofármacos podrían estar infectados de Covid-19 durante el tratamiento o en el periodo posterior, cuando todavía mantienen medidas de seguridad, lo que ha llevado a cambios en la especialidad para mantener la misma eficiencia en el resulto final. Evidentemente, ha habido costes económicos en tiempos de exploración y dedicación de los pacientes, cambiando el perfil de la organización de los servicios hospitalarios y del personal.
¿Hubo también reorganización en los equipos?
Sí, se tuvo que dividir la plantilla, haciendo equipos separados que no tuviesen ningún tipo de contacto para evitar que en plena pandemia se produjese la caída de un grupo de profesionales. No nos lo podíamos permitir en momentos de alta tensión para el Sistema Nacional de Salud. Esto se mantiene, al igual que la prioridad de realizar todas aquellas actividades que se puedan de formar remota, como estamos viendo en la actualidad, sin ir más lejos, con los sanitarios que trabajan en Atención Primaria.
En los hospitales, la presencialidad también se ha reducido, aunque no podemos dejar de explorar a pacientes con equipos y radiofármacos de manera local pero sí que posteriormente se puede hacer un trabajo a distancia, quizás más en la parte administrativa y de seguimientos de determinados casos clínicos.
¿Se ha conseguido ofrecer a los pacientes una telemedicina de calidad?
Es irregular. La capacidad que tienen los Servicios de Salud de las comunidades autónomas y la red asistencial privada es muy distinta, incluso entre las propias CC.AA hay diferencias.
De manera general puedo decir que, en algunos casos, la telemedicina y el teletrabajo médico se ha podido implementar con grandes medios, buenos equipos e instalaciones de trabajo muy capacitadas para realizar todos los procesos de diagnóstico. También con un buen acceso a la historia clínica del paciente… En otros casos la asistencia sanitaria ha sido voluntarista y muy bien intencionada pero con escasos recursos, o recursos totalmente insuficientes e inadecuados.
"En algunas CC.AA se ha podido teletrabajar con grandes medios y equipos, en otras, la asistencia sanitaria ha sido voluntarista y bien intencionada pero con escasos recursos"
Por poner un ejemplo, los profesionales de Medicina Nuclear e Imagen Molecular han utilizado ordenadores portátiles en sus casas con visores que están en la red pero que no reúnen los mínimos exigibles en una actividad de diagnóstico por la imagen.
Por tanto.. ¿Hay que mejorar?
Hay que hacer un esfuerzo. Hay CC.AA que han desarrollado muy bien el teletrabajo en salud pero en otras se ha hecho de manera muy precaria.
La Sociedad Española de Medicina Nuclear trabaja en armonizar unos mínimos para el ámbito de nuestra especialidad, porque nuestra intención es que se cumplan los criterios de calidad necesarios para garantizar una correcta atención sanitaria.
En el fondo, lo que estamos haciendo ahora es algo que incipientemente se estaba ya llevando a cabo en nuestro país con la digitalización de la Sanidad, aunque la pandemia ha acelerado este proceso. Sin embargo, hay que defender que este teletrabajo que hacemos los médicos se haga bien, con la calidad de la atención presencial, ya que redundará en una telemedicina de calidad.
Desde nuestra sociedad científica se están elaborando documentos y recomendaciones para el teletrabajo médico, acerca de cómo deben ser las condiciones técnicas, instrumentales y laborales del teletrabajo de los médicos especialistas en Medicina Nuclear.
¿Y en materia de la sociedad científica como les ha afectado? ¿Han adaptado los congresos científicos?
Evidentemente, la pandemia ha cambiado todo radicalmente. Ahora, las sociedades científicas estamos volcados en realizar webinars ante la desaparición de los cursos, simposios, jornadas y congresos. En 2020 tendríamos que haber celebrado nuestro congreso pero lo suspendimos y las actividades presenciales se anularon.
Ahora estamos transformando nuestra organización, porque creemos que hasta el último trimestre del año no podremos recuperar cierta presencialidad. Por esa razón, las actividades formativas se están realizando de forma telemática y el Congreso Nacional de Medicina Nuclear que se va a celebrar en mayo, será íntegramente virtual.