Uno de los temas que mayor preocupación genera cuando hablamos del SARS-CoV-2 es la duración de la inmunidad que podemos generar, ya sea mediada por la infección natural o a través de las distintas vacunas autorizadas y que se están inoculando en todo el mundo. En este sentido la comunidad científica continúa investigando y parte de los esfuerzos se centran en determinar si la gravedad con la que se cursa la Covid-19 influye de forma decisoria en la duración de la inmunidad.
Partiendo de este punto ponemos el foco en un estudio publicado por la revista Nature. De acuerdo a las conclusiones de este, meses después de haber superado la Covid-19 los casos leves de infección cuentan con células inmunes en su médula ósea listas para desencadenar una respuesta de anticuerpos contra el virus, incluso cuando sus niveles ya han descendido por el paso del tiempo.
Tras la infección, las células inmunitarias de corta vida se generan rápidamente para secretar una temprana ola de anticuerpos protectores. A medida que las células inmunes mueren, los niveles de anticuerpos disminuyen. Pero un conjunto de estas células inmunes, denominadas “células plasmáticas de larga vida”, se mantiene en reserva una vez se ha superado la infección.
Cinco de los 15 pacientes se sometieron a segundas biopsias de médula ósea 11 meses después del inicio de síntomas y todos contaban todavía con cierta cantidad de células plasmáticas de larga vida
Tal y como explica en la referida publicación el coautor del estudio Ali Ellebedy, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, la mayoría de estas células “migran a la médula ósea”. Su equipo obtuvo muestras de médula ósea de 19 pacientes siete meses después del inicio de la infección por SARS-CoV-2. De estos, 15 contaban con células plasmáticas de larga duración que secretaban anticuerpos contra el coronavirus. Cinco de los 15 pacientes se sometieron a segundas biopsias de médula ósea 11 meses después del inicio de síntomas y todos contaban todavía con cierta cantidad de células plasmáticas de larga vida.
“Estas células simplemente se encuentran en la médula ósea y secretan anticuerpos. Lo han estado haciendo desde que se resolvió la infección y continuarán haciéndolo indefinidamente. Estas células vivirán y producirán anticuerpos durante el resto de la vida de los pacientes”, declara Ellebedy a través de un comunicado.
Los autores del estudio han explicado que no está claro todavía si estos resultados son similares en los casos de las personas que han cursado la infección por coronavirus de forma leve o moderada.