La rápida propagación de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha provocado unas cifras de contagios nunca antes vistas en la pandemia, como consecuencia de su mayor capacidad de transmisión y escape inmunitario. Una situación que ha permitido la identificación de una nueva complicación asociada a la enfermedad que no se había detectado hasta el momento: el crup.
El crup es una inflamación de las cuerdas vocales (laringe) y la tráquea que produce dificultad para respirar, tos seca (similar a la de los perros) y voz ronca. Se trata de una enfermedad respiratoria muy común en niños y bebés. Suele estar provocada por virus, a menudo parainfluenza, aunque también puede ser consecuencia de alergias o reflujo. Ahora, un grupo de médicos del Boston Children’s Hospital han recabado información sobre los casos de 75 niños atendidos en el centro en urgencias con crup y Covid-19 entre el 1 de marzo de 2020 y el 15 de enero de 2022.
Algunos de estos casos fueron muy graves requiriendo la hospitalización de los niños y una dosis de medicamentos mayor, en comparación con los tratamientos por crup causados por otros virus. El 80% de estos casos se han producido en el periodo de dominancia de la variante Ómicron. Los datos se han publicado en la revista Pediatrics.
“Había una delimitación muy clara desde que Ómicron se convirtió en la variante dominante hasta que empezamos a ver un aumento del número de pacientes con crup”, explica Ryan Brewster, primer autor del estudio y médico en el referido hospital.
Aunque ninguno de los niños afectados falleció, nueve de los 75 niños (12%) requirieron hospitalización y cuatro de estos acabaron siendo ingresados en UCI
Profundizando en los datos del estudio vemos que la mayoría de los niños afectados tenían menos de dos años. El 72% eran varones. Excepto un caso en el que la infección estaba provocada por el virus del resfriado común, en el resto el responsable del crup era el SARS-CoV-2.
Aunque ninguno de los niños afectados falleció, nueve de los 75 niños (12%) requirieron hospitalización y cuatro de estos acabaron siendo ingresados en UCI. Antes de la aparición de la Covid-19 menos del 5% de los niños afectados por el crup necesitaban hospitalización y, de estos, entre un uno y un tres por ciento precisaban intubación. El 97% de los niños fueron tratados con dexametasona (esteroide).
“La mayoría de los casos de crup se pueden tratar en un entorno ambulatorio con dexametasona y atención de apoyo. La tasa de hospitalización relativamente alta y la gran cantidad de dosis de medicamentos que requirieron nuestros pacientes con crup por Covid-19 sugieren que el virus puede causar un crup más grave en comparación con otros virus”, concluye Brewster enfatizando en la necesidad de más investigaciones con el objetivo de contar con las mejores opciones de tratamiento.
La evidencia científica relativa a la variante Ómicron muestra que esta tiene preferencia por las vías respiratorias altas, mientras que sus predecesoras atacaban más a las vías respiratorias inferiores, perjudicando a los pulmones. Esto puede explicar la aparición repentina de este inusual número de casos de crup asociados a la Covid-19.