El síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C, por sus siglas en inglés), que se cree que está relacionado con la Covid-19, daña el corazón hasta tal punto que se piensa que algunos niños necesitarán monitorizaciones e intervenciones de por vida de acuerdo a una revisión de la literatura médica publicada en EClinicalMedicine, publicación perteneciente a The Lancet.
Los estudios de casos también sugieren que el MIS-C puede afectar a niños aparentemente a niños sanos sin previo aviso entre tres y cuatro semanas después de haber cursado la infección de forma asintomática, explica el doctor Álvaro Moreira, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio.
“Según la literatura médica, los niños no necesitan presentar síntomas respiratorios graves clásicos de la Covid-19 para desarrollar MIS-C, lo cual, resulta aterrador. Es posible que los niños que no presenten síntomas y que nadie sea consciente de que están cursando la enfermedad presenten inflamaciones de forma posterior en su organismo”.
Partiendo de esta base el equipo ha realizado una revisión de 662 casos de MIS-C notificados en todo el mundo entre el 1 de enero y el 25 de julio de 2020. Entre los principales hallazgos de esta revisión destacan:
- El 71% de los niños ingresaron en UCI.
- El 60% presentó shock.
- La estancia media en el hospital fue de entre siete y nueve días.
- El 100% de los menores presentó fiebre, el 73,7% tenía dolor abdominal o diarrea y el 68,3% sufría vómitos.
- El 90% se sometió a una prueba de ecocardiograma y el 54% de los resultados obtenidos fueron anormales.
- El 22,2% de los niños necesitó ventilación mecánica.
- El 4,4% requirió oxigenación por membrana extracorpórea.
- Del total de niños, 11 murieron.
“Esta nueva patología infantil se cree que está asociada con el SARS-CoV-2. Puede ser fatal porque afecta a múltiples órganos. Ya sea el corazón, los pulmones, el sistema neurológico o el gastrointestinal. Tiene tantas caras que al principio ha sido un gran desafío para la comprensión médica”.
La inflamación producida por esta enfermedad supera a la reportada por otras patologías pediátricas como la enfermedad de Kawasaki y el síndrome de shock tóxico
La inflamación producida por esta enfermedad supera a la reportada por otras patologías pediátricas como la enfermedad de Kawasaki y el síndrome de shock tóxico. El doctor Moreira indica que la buena noticia es que a estos niños se les puede tratar con terapias comúnmente empleadas para el tratamiento de la enfermedad de Kawasaki como la inmunoglobulina y los glucocorticosteroides.
De acuerdo a la revisión los 662 niños sufrieron afectación cardiaca según lo reportado por marcadores como la troponina, utilizada con gran precisión en adultos para diagnosticar ataques cardiacos. “Casi el 90% de los niños se sometieron a un ecocardiograma porque tenían una manifestación cardiaca significativa”. Entre los principales daños producidos destacan:
- Dilatación de los vasos sanguíneos coronarios. Un fenómeno que también se observa en la enfermedad de Kawasaki.
- Fracción de eyección deprimida que indica una capacidad reducida del corazón para bombear sangre oxigenada a los tejidos del cuerpo.
- Casi el 10% de los niños tenía un aneurisma de un vaso sanguíneo. “Un estiramiento o inflamación de los vasos sanguíneos que se puede medir mediante una ecografía del corazón”.
Los niños con un aneurisma corren un riesgo mayor de sufrir un accidente cardiaco en el futuro. “Estos son niños que van a requerir una observación significativa para saber si este problema se solucionará o será de por vida”.
Otro de los hallazgos de los estudios apunta a que casi la mitad de los pacientes que tenía MIS-C presentaban una afección médica subyacente y, de ellos, la mitad de los individuos eran obesos o tenían sobrepeso. “En general, tanto en los adultos como en los niños, estamos viendo que el pronóstico es mucho peor en los pacientes obesos”, alerta el doctor.
“La evidencia sugiere que los niños con MIS-C tienen una importante inflamación y una posible lesión tisular en el corazón, por lo que necesitaremos seguirles de cerca para comprender qué implicaciones puede tener a largo plazo”, concluye.