La última actualización sobre la situación epidemiológica realizada por el Ministerio de Sanidad sumó al histórico acumulado de casos de Covid-19 83.613 nuevas infecciones y 471 fallecidos. Dos cifras que elevan el total desde el inicio de la pandemia más de 12,9 millones de casos y 108.730 muertes. En cuanto a la incidencia acumulada a 14 días por cada 100.000 habitantes el dato ascendía hasta los 1.225 puntos.
Con estos datos en la mano los expertos no han dudado en señalar que nos encontramos inmersos en la séptima ola de la pandemia. Un escenario marcado por la práctica eliminación de todas las restricciones y medidas, de un intenso contacto social dada la temporada estival y en el que las reinfecciones parecen ser la tónica. Los indicadores no dejan lugar a dudas de que España se encuentra escalando la curva de una nueva ola de la pandemia aunque las diferencias con las anteriores son más que notables.
En primer lugar, por la elevada tasa de cobertura vacunal contra la Covid-19. La última actualización realizada por Sanidad revela que el 93% de la población mayor de 12 años (39.245.458 personas) ya ha recibido, al menos, una dosis; mientras que el 92,7% (39.113.419 personas) ha completado la pauta de vacunación. Hasta el pasado 8 de julio el 53,8% de la población elegible (25.523.374 personas) había recibido el refuerzo. En cuanto a la vacunación pediátrica, el 55,1% de los niños con edades comprendidas entre los cinco y los 12 años ya ha recibido una dosis y el 44,8% completado la pauta.
Cierto es que las vacunas que actualmente se están inoculando contra la Covid-19 no son esterilizantes (no evitan la infección), pero todavía se muestran efectivas ante las variantes circulantes del SARS-CoV-2 a la hora de reducir el riesgo de enfermedad grave y muerte.
Si fijamos la atención en los datos asistenciales, 12.080 personas se encuentran ingresadas por Covid-19, mientras que 508 permanecen en UCI. Dos cifras que se traducen en una tasa de ocupación por coronavirus del 9,95 y del 5,77%, respectivamente.
Las tasas de hospitalización han aumentado aunque de forma progresiva y no abrupta como en olas anteriores. Cabe recordar que las vacunas continúan funcionando, pero cuanto mayor sea el volumen de contagios, mayores serán las posibilidades de incrementar la presión asistencial.
La vista está puesta ahora en el otoño y el inicio de la temporada de la gripe. Varias son las comunidades autónomas que solicitan a Sanidad que se autorice una cuarta dosis de la vacuna para toda la población. La evidencia científica en este sentido no refuerza dicha petición, por lo que los focos se dirigen hacia la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y su futurible autorización de las vacunas adaptadas contra las variantes del coronavirus dominantes.
El sistema de vigilancia responde al nuevo escenario de normalidad en el que nos hallamos y que tiene por objetivo convivir con el virus, pero no podemos aplicar estos conceptos de la misma forma que en olas anteriores, sin especificar qué están mostrando realmente
La fotografía mostrada a lo largo de estas líneas puede reflejar perfectamente una nueva ola de la pandemia. La séptima si seguimos la cronología que ha marcado nuestras vidas desde principios de 2020, pero que debería ser calificada como la primera ola de la nueva normalidad. ¿El motivo? Continuamos analizando la situación epidemiológica con los mismos parámetros que en olas anteriores cuando estos ya no nos están mostrando la misma realidad.
Las cifras con las que iniciábamos estas líneas son el resultado del nuevo sistema de vigilancia establecido por el Ministerio de Sanidad para la nueva normalidad, una vez fue superada la fase aguda de la pandemia. El 24 de marzo de 2022 el Departamento dirigido por Carolina Darias hacía pública la “Estrategia de Vigilancia y Control frente a Covid-19 tras la fase aguda de la pandemia”. Desde este momento las actualizaciones efectuadas por Sanidad únicamente nos muestran específicamente la situación de la población vulnerable, es decir, mayores de 60 años.
El sistema de vigilancia responde al nuevo escenario de normalidad en el que nos hallamos y que tiene por objetivo convivir con el virus, pero no podemos aplicar estos conceptos de la misma forma que en olas anteriores, sin especificar qué están mostrando realmente. Los datos con los que se intenta transmitir el nivel de riesgo deben dejar claro que únicamente representan a parte de la población y sus resultados se extrapolan de forma aproximada.
La información derivada del informe de Sanidad debería complementarse con otros indicadores como los reportados por el sistema VATar COVID-19 de vigilancia microbiológica de aguas residuales y aguas de baño, implementado por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico en julio de 2020. De forma semanal este sistema analiza las muestras que se recogen a través de 52 depuradoras urbanas. Los resultados que se obtienen por medio de este sistema sirven como alerta temprana de brotes en zonas concretas.
En las últimas semanas los rápidos incrementos en las ventas de los test de antígenos también se muestran como un indicador clave de la situación epidemiológica.
Sí, España se encuentra inmersa en una nueva ola de la pandemia que no puede compararse con las anteriores por los factores explicados, a pesar de que los indicadores y parámetros empleados sean los mismos. Ya hemos visto que estos no reflejan la misma realidad que en olas anteriores, por lo que deben ser entendidos en el que contexto en el que se desarrollan. Quizás, por esta razón, lo correcto sería hablar de primera ola de la nueva normalidad y no de una séptima ola.