A medida que la COVID-19 prosigue su aciago camino infectando a miles de personas por todo el planeta, van surgiendo métodos fiables para la detección temprana de la enfermedad y poder monitorizar sus síntomas en detalle, con la ventaja de poder hacerlo a distancia, mientras los pacientes descansan en sus hogares.
En este contexto, un equipo de investigadores de la Universidad Northwestern (Estados Unidos) se ha asociado con Shirley Ryan AbilityLab para el desarrollo de un pequeño dispositivo electrónico, de tipo flexible, que puede monitorizar 24/7 la tos, la temperatura corporal y la frecuencia respiratoria.
En total, a unos 25 individuos se les realiza un seguimiento de sus síntomas las 24 horas al día, 7 días a la semana, y han producido más de 1.500 horas de datos que ocupan más de un terabyte de espacio
El sistema genera una amplia variedad de datos concretos que los investigadores esperan poder procesar utilizando técnicas de inteligencia artificial (IA). El propósito es detectar rápidamente cualquier cambio en la condición del paciente y advertir sobre desarrollos potencialmente peligrosos.
Atendiendo a detalles concretos, el dispositivo está pegado a la piel de la garganta, donde permanece fijo mientras el usuario realiza actividades cotidianas de su día a día, incluido el sueño.
Los expertos del Shirley Ryan AbilityLab ya han estado probando el sensor durante las últimas dos semanas en pacientes con COVID-19 y los profesionales sanitarios que los cuidan. En total, a unos 25 individuos se les realiza un seguimiento de sus síntomas las 24 horas al día, 7 días a la semana, y han producido más de 1.500 horas de datos que ocupan más de un terabyte de espacio.