Con el inicio de la vacunación de la COVID-19, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) ha elaborado un documento de recomendaciones sobre la vacunación en pacientes anticoagulados.
En este documento, se recogen los principales advertencias, riesgos y precauciones que presenta en estos pacientes. Se calcula que el número de pacientes en tratamiento anticoagulante en España supera el millón y las previsiones indican que, tras la pandemia COVID-19, este número se incrementará de una forma importante, debido a la gran cantidad de pacientes que la han padecido en su forma moderada-grave (que precisa, al menos temporalmente, de un tratamiento anticoagulante). En estos momentos, los pacientes con enfermedad cardiovascular tienen que extremar la adherencia al tratamiento médico, pues la COVID-19 presenta una evolución más desfavorable para ellos, con un mayor riesgo de complicaciones en caso de contagio.
Es muy frecuente que la población que padezca la enfermedad COVID-19 en su forma más grave, también tenga otros factores de riesgo cardiovasculares como edad avanzada, hipertensión arterial, diabetes mellitus, o padezca una enfermedad cardiovascular arteriosclerótica previa
Ante la inminencia de la vacunación masiva para luchar contra esta pandemia, desde el Grupo de Trabajo de Hipertensión Arterial y Enfermedad Cardiovascular de SEMERGEN se ha elaborado un documento de posicionamiento sobre la vacuna de la COVID-19 y el tratamiento anticoagulante, incluyendo recomendaciones específicas ante el riesgo de complicaciones hemorrágicas para los profesionales sanitarios que se enfrentarán en los próximos días ante una campaña de vacunación sin precedentes en el mundo y con la urgencia de la actuación inmediata que requiere decisiones rápidas y eficaces, especialmente desde la Atención Primaria.
Los pacientes que reciben tratamiento anticoagulante por cualquier condición médica son pacientes de alto riesgo y por tanto, se considera una población vulnerable para la infección por SARS-CoV-2. Además, es muy frecuente que la población que padezca la enfermedad COVID-19 en su forma más grave, también tenga otros factores de riesgo cardiovasculares como edad avanzada, hipertensión arterial, diabetes mellitus, o padezca una enfermedad cardiovascular arteriosclerótica previa. Por todo ello, la recomendación general de vacunación en los pacientes que reciben anticoagulantes es aún mayor que en la población general de su misma edad, no solo para intentar evitar la infección, sino también para intentar prevenir las complicaciones y las formas graves de la COVID-19.
Los pacientes con trastornos hemorrágicos o que estén en tratamiento anticoagulante o antiagregante requieren una consideración especial, ya que existe un riesgo ligeramente mayor de hemorragia debido a que laadministración de la vacuna de la COVID-19 es intramuscular.
Los pacientes que reciben tratamiento anticoagulante por cualquier condición médica son pacientes de alto riesgo y por tanto, se considera una población vulnerable para la infección por SARS-CoV-2
Los pacientes en tratamiento anticoagulante con acenocumarol o warfarina pueden recibir inyecciones intramusculares siempre que su INR más reciente sea <3 o < 3,5 según el perfil de paciente. El INR deberá estar entre 2-3 en caso de fibrilación auricular, tromboembolismo pulmonar, accidentecerebrovascular, infarto agudo de miocardio y cardiopatías valvulares; y entre 2,5-3,5 en portadores de prótesis valvulares mecánicas y entromboembolismo pulmonar en pacientes con síndrome antifosfolípidico.
La periodicidad del control es personalizada a cada paciente, y para la vacunación será necesario verificar el INR si la fecha del último control fuese superior a 6-8 semanas.