¿Cuándo acabará la pandemia? Nos encontramos ante la que posiblemente sea la pregunta que más veces se ha formulado en los últimos dos años y para la que nadie parece tener una respuesta concreta. El SARS-CoV-2 ha llegado para quedarse y, en el mejor de los escenarios, tendremos que aprender a convivir con el virus como lo hacemos con otras enfermedades respiratorias.
La posibilidad de que el SARS-CoV-2 se convierta en endémico ha cobrado fuerza en las últimas semanas, especialmente como consecuencia de la expansión de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) que, aunque presenta cierto escape inmunitario y una mayor transmisibilidad, provoca una enfermedad más leve. Situación a la que contribuyen las crecientes coberturas vacunales contra la Covid-19.
Ante esta fotografía el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha declarado que el 2022 podría ser el año en el que finalmente seamos capaces de controlar la pandemia. Nadie habla de erradicar el virus puesto que esta es una opción que quedó descartada hace ya tiempo. ¿Es posible la hipótesis del máximo dirigente de la agencia de salud de la ONU?
El primer factor que debemos tener en cuenta es la vacunación contra la Covid-19. A pesar de que los países occidentales con mayores recursos económicos reportan elevadas coberturas vacunales frente a la Covid-19, la mayoría de las naciones de medios y bajos ingresos apenas han avanzado en la inoculación de dosis. La falta de un acceso equitativo a nivel global de las vacunas contra la Covid-19 se erige como uno de los grandes obstáculos en el control de la pandemia.
La OMS fijó como objetivo cerrar el 2021 con el 40% de la población mundial vacunada, y alcanzar el 70% a mediados del 2022. La primera meta no pudo alcanzarse y, la segunda, no está exenta de desafíos. De acuerdo con los últimos datos hechos públicos por la OMS hasta 116 países se encuentran actualmente fuera del objetivo de vacunar al 70% de su población contra la Covid-19 antes de la mitad del presente año.
"En algunos países, la alta cobertura vacunal, combinada con la menor gravedad de Ómicron, está impulsando la falsa idea de que la pandemia ha terminado. Al mismo tiempo, la baja cobertura vacunal y los bajos índices de pruebas diagnósticas en otros países están creando las condiciones ideales para que surjan nuevas variantes. Podemos controlar la pandemia este año, pero corremos el riesgo de desperdiciar esa oportunidad"
"En algunos países, la alta cobertura vacunal, combinada con la menor gravedad de Ómicron, está impulsando la falsa idea de que la pandemia ha terminado. Al mismo tiempo, la baja cobertura vacunal y los bajos índices de pruebas diagnósticas en otros países están creando las condiciones ideales para que surjan nuevas variantes. Podemos controlar la pandemia este año, pero corremos el riesgo de desperdiciar esa oportunidad", ha resaltado el director general de la OMS durante el evento 'COVID-19 Global Action Meeting'.
"En muchos países, las cuestiones no son principalmente un problema de capacidad de absorción. Necesitamos apoyar urgentemente a los líderes políticos para que aceleren el despliegue de las vacunas", ha reivindicado.
Además de alcanzar ese 70% de población vacunada, la OMS pide la contribución de todos los países para financiar el Acelerador ACT, que presenta una necesidad inmediata de 16.000 millones de dólares.
"El fomento de la capacidad local de fabricación de vacunas en todo el mundo, complementado con exenciones temporales de propiedad intelectual para las herramientas contra la Covid-19, ayudará a poner fin a esta pandemia y a mantenernos a todos más seguros. Trabajando juntos, en los sectores público y privado, podemos controlar la pandemia e impulsar una recuperación inclusiva y sostenible", ha concluido el director general de la OMS.
“Una vez que la ola provocada Ómicron disminuya, habrá una inmunidad general durante algunas semanas o meses, ya sea por la vacuna o porque las personas son inmunes por la infección, y también una disminución debido a la estacionalidad”
La variante Ómicron es el mejor ejemplo de que la pandemia no ha acabado. En las nueve semanas posteriores a su identificación ya había generado más de 80 millones de nuevos contagios. Más que todos los registrados en 2020.
“Una vez que la ola provocada Ómicron disminuya, habrá una inmunidad general durante algunas semanas o meses, ya sea por la vacuna o porque las personas son inmunes por la infección, y también una disminución debido a la estacionalidad”, valoraba hace unas semanas el director regional de la OMS para Europa, Hans Kluge.
En el caso de España el Gobierno ya ha planteado que una vez finalice la sexta ola en las que estamos inmersos se iniciará un plan de progresión hacia un modelo de vigilancia similar al empleado con la gripe y otras enfermedades respiratorias. La OMS y cada vez más expertos no están de acuerdo con este tipo de propuestas, aunque recientemente la directora de Salud Pública y del Ambiente de la OMS, María Neira, aseguraba que Europa se acerca a una fase de control de la pandemia y dejaremos atrás la fase de emergencia de salud pública. Una meta solo alcanzable si se logra la vacunación de al menos el 70% de la población mundial contra la Covid-19.
“Probablemente la Covid-19 se transforme en una infección estacional que nos recuerde a la gripe, con mayor incidencia en meses fríos, producción en un porcentaje pequeño de los infectados de complicaciones respiratorias y/u otras, necesidad de recuerdos vacunales, trasmisión por vía respiratoria…”, explicaba a este medioJosé Antonio Oteo Revuelta, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica y jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas. “ Lo ideal es que todo el mundo esté vacunado, y no hablo solo de solidaridad, también desde un punto de vista egoísta para evitar riesgos”.