El Estado de Alarma que desde el paso 14 de marzo se encuentra vigente en España finalizará el próximo 21 de junio. Fecha en la que el conjunto de España entrará en la denominada como “nueva normalidad” en la que la capacidad de detección y rastreo de los nuevos casos de coronavirus, así como la rápida identificación de sus contactos, se erigen como los ejes centrales de la estrategia puesta en marcha tanto por el Ejecutivo central como por las comunidades autónomas para evitar que la aparición de posibles brotes derive en transmisión comunitaria.
En este marco la Unión Europea, con la colaboración de la Comisión Europea, alcanzaba el pasado martes 16 de junio un acuerdo para el establecimiento de la interoperatividad de las aplicaciones puestas en marcha en el viejo continente destinadas al rastreo de la Covid-19. A modo resumen, lo rubricado se traduce en la posibilidad de que todas estas aplicaciones cuenten con una base tecnológica que posibilite localizar a los posibles infectados tanto en su país de origen como en el de destino.
Una base que se presenta como fundamental ya que el próximo 21 de julio España reabrirá sus fronteras con todos los países del espacio Schengen y, a partir del próximo 1 de julio, podrán comenzar a llegar a nuestro territorio ciudadanos procedentes de terceros países. El acuerdo tiene como principal objetivo establecer un mecanismo rápido y eficaz para la localización de contactos y reducir así los riesgos que, de forma inherente, están asociados al inicio de la movilidad y que hace temer ante la posibilidad de casos importados.
A modo resumen, lo rubricado se traduce en la posibilidad de que todas estas aplicaciones cuenten con una base tecnológica que posibilite localizar a los posibles infectados tanto en su país de origen como en el de destino
El citado acuerdo llega cuando una decena de países europeos han lanzado estas aplicaciones y otros nueve trabajan para su puesta en marcha entre los meses de junio y julio. Un camino en el que España ha quedado muy por detrás de sus socios europeos ya que únicamente desplegará un proyecto piloto de este tipo de aplicaciones a finales del mes de junio y de forma muy localizada en las Islas Canarias. La extensión al conjunto del territorio nacional está prevista para el mes de septiembre.
Hecho que llama especialmente la atención si tenemos en cuenta que el Gobierno de España ha mantenido que el lanzamiento de esta aplicación de rastreo tendría lugar una vez se alcanzase el acuerdo europeo que ya se ha producido.
Fuentes del Ministerio de Sanidad consultadas por Invertia explican que ha sido el propio Ministerio el que ha decidido ralentizar el lanzamiento de esta aplicación en nuestro país. El motivo, alegan, reside en las complicaciones que supondría su puesta en marcha en plena fase de desconfinamiento que podría traducirse en una saturación de los servicios de Urgencias.
El resultado que se reporte en Canarias servirá de eje vertebral para la extensión, progresiva y escalonada, de la aplicación en todo el territorio nacional
El motivo de tal decisión reside en el propio funcionamiento de la aplicación. Esta trabaja para detectar los posibles contactos que ha tenido una persona contagiada para enviar a estos una alerta. Esto podría derivar en un incremento en las consultas médicas y visitas presenciales en las urgencias en un sistema sanitarios que todavía no ha conseguido recuperar la plena normalidad previa a la pandemia.
Por estas razones Sanidad ha solicitado al Ministerio de Asuntos Económicos la realización del citado proyecto piloto en las Islas Canarias con la vista puesta en analizar el volumen de consusltas que se generan. El resultado que se reporte en Canarias servirá de eje vertebral para la extensión, progresiva y escalonada, de la aplicación en todo el territorio nacional.
Cabe señalar que dicha aplicación está preparada para su lanzamiento en todo el país desde hace varias semanas. Cuando se anunció el piloto en Canarias, España fue de los primeros países en confirmar que su aplicación trabajaría de forma oficial con el estándar de Google y Apple y con el modelo Decentralized Privacy-Preserving Proximity Tracing (DP3T). Este almacena la información de cada uno de los usuarios en su dispositivo móvil y no en los servidores con el objetivo de ogrecer mayor seguridad y privacidad.
A pesar de que ahora España ha quedado rezagada respecto a otros países europeos, la Secretaría de Estado de Digitalización fue pionera en ultimar el despliegue de esta aplicación por delante de muchas de las naciones del viejo continente que ya la han puesto en marcha y no han decidido optar por un despliegue progresivo y escalonado.