Desde el inicio de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 China se ha caracterizado por mantener una draconiana política destinada a controlar el virus. Mientras en muchas otras partes del mundo las férreas medidas establecidas para frenar la expansión de la Covid-19 fueron desapareciendo progresivamente en función de la situación epidemiológica, con la meta fijada en aprender a vivir con el coronavirus, Pekín ha mantenido en estos tres años una visión basada en “Covid cero”. Una situación que se ha traducido en los últimos meses en crecientes protestas ciudadanas contra los confinamientos que han obligado a las autoridades a aplicar un cambio radical y ser conscientes de que el SARS-CoV-2 no va a desaparecer. Es momento de aprender a convivir con él.
El problema es que China no contaba con la fotografía que ahora observamos. El país asiático es en estos momentos uno de los focos de mayor preocupación de la pandemia a nivel global ante el estallido de casos. En muchas regiones del país el sistema sanitario se encuentra colapsado ante la oleada de casos y los factores que explicarían esta repentina situación son diversos. Los expertos aseguran que la política de “Covid cero” aplicada por las autoridades ha limitado significativamente la inmunidad entre la población. Un problema al que se suman las tasas de vacunación.
De acuerdo con los datos publicados por Our World in Data el 92,4% de la población china ha recibido ya una dosis de la vacuna contra la Covid-19, mientras que el 90,2% ha completado la pauta de inmunización. Las cifras recogidas por la BBC revelan que, hasta el pasado mes de noviembre, el 40% de los mayores de 80 años había recibido el primer refuerzo. Este es uno de los grandes problemas señalados por los expertos: a medida que aumenta la edad de la población disminuye la tasa de cobertura vacunal, especialmente en términos de refuerzos.
Se suma el hecho de que China únicamente utiliza las vacunas desarrolladas en el país: CoronaVac y Sinopharm, ambas desarrolladas empleando virus inactivado (los sueros contienen copias del virus que han sido inactivadas). Ambas vacunas están incluidas en el listado de emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y están autorizadas para su uso en 56 y 93 países, respectivamente. La evidencia científica de la que se dispone sugiere que estas dos vacunas no generarían una protección suficiente frente a las nuevas variantes en circulación del SARS-CoV-2, como sí sucede con los sueros adaptados de ARNm por Pfizer/BioNTech y Moderna.
"Las variantes que circulan en China ya circulan en la Unión Europea, por lo que no suponen un reto para la respuesta inmunitaria de los ciudadanos de la UE/EEE"
En la actualidad la variante Ómicron y sus linajes son los dominantes en todo el mundo. los sublinajes que dominan ahora en China ya han sido detectados con anterioridad en otros países en los que no han tenido el mismo impacto dadas las elevadas coberturas de vacunación y la inmunidad generada a través de las infecciones naturales. El problema reside en que China es uno de los países más poblados del mundo y la explosión de contagios puede preparar el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento de nuevas variantes del virus con capacidad para provocar una enfermedad más grave o mayor escape inmunitario. En este sentido, los expertos confían en la efectividad de las vacunas que actualmente se están inoculando y el hecho de que pueden adaptarse.
En declaraciones a Onda Vasca recogidas por Europa Press el microbiólogo Ignacio López-Goñi ha afirmado que “se debería mantener la calma y no estar preocupados”. En sus palabras, aunque debemos estar vigilantes porque la pandemia no ha acabado, declara que "las variantes que están en transmisión comunitaria en China son las mismas que en el resto del planeta" de tal forma que "no están surgiendo nuevos virus". Ha subrayado que la situación que está viviendo China responde a “un problema de falta de inmunidad en la población”, por lo que carecen de sentido medidas como el control de pasajeros procedentes del país asiático o el cierre de fronteras.
La viróloga del CSIC, Margarita del Val, reconoce que analizar la fotografía que nos llega desde China es complicado ya que se cuenta con pocos datos, pero ha incidido en que el país ha sufrido un “aislamiento muy potente”, durante toda la pandemia, lo que habría reducido la inmunidad natural. “China es un problema, pero para sí misma por el bajo nivel de inmunidad y de cobertura de vacunación”, ha aseverado la experta.
"Las variantes que circulan en China ya circulan en la Unión Europea, por lo que no suponen un reto para la respuesta inmunitaria de los ciudadanos de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo. Además, los ciudadanos europeos tienen niveles de inmunización y vacunación relativamente altos", ha asegurado a través de un comunicado el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).
"Dada la mayor inmunidad de la población en la UE/EEE, así como la aparición previa y la posterior sustitución de las variantes que circulan actualmente en China por otras variantes de Ómicron en Europa, no se espera que un aumento de casos en China afecte a la situación epidemiológica de Covid-19 en la UE/EEE".