Las embarazadas se erigen como uno de los grupos vulnerables en casos de infección por SARS-CoV-2. La evidencia disponible hasta el momento no solo así lo confirma, sino que además, si la infección se produce en las últimas semanas del embarazo el bebé también podría encontrarse en riesgo. A partir de la semana 28 el riesgo se eleva, especialmente si existen otras condiciones de salud como diabetes, presión arterial alta, enfermedad cardíaca, asma o sobrepeso, entre otras. La vacunación contra la Covid-19 se posiciona como el mejor mecanismo de protección frente al virus.
Cierto es que en los albores de las campañas de vacunación masiva las embarazadas no estuvieron priorizadas. La razón radica en que los ensayos clínicos previos a la autorización condicional de emergencia no contaron con estas dados los riesgos que podrían plantear. A medida que las tasas de vacunación fueron incrementándose y aumentaron los casos graves de embarazadas, las autoridades de salud pública y reguladores pertinentes recomendaron su inclusión en las campañas de inmunización. A pesar del tiempo transcurrido, todavía continúan existiendo reticencias entre muchas embarazadas.
En este sentido ponemos el foco en una reciente investigación que ha analizado 12 estudios realizados en distintos países y que abarcan una muestra de más de 13.000 mujeres embarazadas. De estas, alrededor de 2.000 habían recibido un diagnóstico confirmado de infección por SARS-CoV-2. Los resultados de estas mujeres se compararon con 11.000 embarazadas con resultados negativos de Covid-19 y de anticuerpos contra el virus.
De acuerdo con los resultados el tres por ciento de las mujeres embarazadas con Covid-19 requirió ingreso en una unidad de cuidados intensivos. Alrededor del cuatro por ciento necesitó cuidados críticos como consecuencia de la infección por coronavirus. Cifras elevadas en comparación con la atención requerida en este sentido por las embarazadas que no estaban infectadas.
Sus autores inciden en la necesidad de vacunarse ya que la evidencia en este sentido confirma que los beneficios superan con creces a los posibles riesgos potenciales
Los autores de esta revisión de estudios exponen que, en comparación con las embarazadas que no tenían Covid-19, las que sí cursaron la infección presentaban hasta cuatro veces más probabilidades de ser ingresadas en una unidad de cuidados intensivos, tenía hasta 15 veces más probabilidades de requerir ventilación mecánica y siete veces más probabilidades de fallecer como consecuencia de la Covid-19.
En las embarazadas con Covid-19 se ha identificado además un mayor riesgo de preeclampsia, coágulos sanguíneos y problemas derivados de una presión arterial elevada. La infección por SARS-CoV-2 aumenta también el riesgo de parto prematuro y de bajo peso al nacer. Los recién nacidos de mujeres infectadas presentaban casi el doble de probabilidades de ser admitidos en una unidad de cuidados intensivos neonatal tras su nacimiento, e incluso presentar problemas de salud de por vida como consecuencia de problemas en el desarrollo cognitivo en la primera infancia.
Entre las limitaciones de este estudio cabe señalar que la mayoría de las investigaciones que se han evaluado se desarrollaron en una fase temprana de la pandemia. Esto quiere decir que la mayoría de las participantes no habían sido vacunadas contra la Covid-19 ni habían cursado la infección de forma natural previamente al embarazo. Una situación que se traduce en que estas mujeres no contaban con inmunidad preexistente.
A pesar de que este estudio no ha focalizado su objetivo en la eficacia de la vacunación a la hora de proteger a las embarazadas del virus, sus autores inciden en la necesidad de vacunarse ya que la evidencia en este sentido confirma que los beneficios superan con creces a los posibles riesgos potenciales.