Las personas mayores han sido uno de los colectivos más afectados por la Covid-19 en todos los niveles. Desde el grupo sanitario Ribera, destacan el impacto en la salud mental que la crisis sanitaria ha tenido en los mayores. Así lo explica la psicóloga del Hospital Universitario de Torrejón, Marta Gadea.
En este sentido y con motivo del Día Mundial de la Salud Mental - celebrado ayer, 10 de octubre -, Gadea explica que "en la lucha contra el envejecimiento, el principal objetivo es alargar la calidad de vida, y nuestros mayores saben que para eso tienen que mantenerse activos a todos los niveles. Pero la pandemia ha supuesto una interrupción en este proceso, provocando en muchos un retroceso significativo en sus facultades, llegando a perder parte de sus aptitudes y capacidades, incluso situándolos por debajo de su nivel basal previo a la pandemia".
En adición, la jefa de la Unidad de Salud Mental de este centro, la Dra. Helena Díaz, recalca los factores que tienden a enmascarar la patología psiquiática en los ancianos: "La dificultad para quejarse o reconocer que están tristes son síntomas propios de estos trastornos y pueden atribuirse erróneamente al envejecimiento, o a que el humor deprimido se interprete como serenidad".
Por su parte, el psiquiatra de la Clínica Polusa Santo Domingo, el Dr. Jorge Begazo, hace hincapié en "la ausencia o reducción importante del contacto físico, de las visitas y encuentros con familia y amigos", que "han sumado un importante factor de riesgo para la estabilidad anímica de las personas mayores". "El aislamiento social es uno de los principales factores generadores de malestar en la tercera edad" y la pandemia "ha agravado la situación preexistente de vulnerablidad y desafección", añade el psiquiatra del Hospital de Torrejón, el Dr. Alberto Garrandés.
"En las consultas se están ahora viendo un mayor número de pacientes con depresión, insomnio y ansiedad que con anterioridad a la pandemia"
Para el trabajador social de esta misma unidad, David Bueno, "el fenómeno de aislamiento social y familiar, con mayor repercusión en las personas dependientes y en los ancianos, ha provocado un déficit en su capacidad motora, mayor abandono de cuidados básicos, deterioro en la capacidad cognitiva, aparición de síntomas del espectro afectivo y ansioso, dificultades para la conciliación del sueño y distanciamiento relacional". Por esta razón, desde la unidad del centro madrileño "apuntan que los problemas psiquiátricos tienen una elevada incidencia en las personas mayores, pero la depresión constituye el diagnóstico más frecuente, con cifras de prevalencia entre el 6% y el 20%".
La coordinadora asistencial en el Hospital Ribera Almendralejo, Mari Carmen Macías, el principal efecto de las restricciónes en los mayores, ha sido "el miedo y la soledad, así como el sentimiento de tristeza por no poder estar acompañados en lo que presuponen la fase final de su vida. Incluso en algunos pacientes podemos hablar de sensación de abandono, porque no comprendían la necesidad de restricciones", subraya la experta.
"En las consultas se están ahora viendo un mayor número de pacientes con depresión, insomnio y ansiedad que con anterioridad a la pandemia", señala la jefa del servicio de salud mental del Hospital de Denia, la Dra. Katarzyna Sylwia. "Este aislamiento y falta de contacto ha provocado el empeoramiento en algunas patologías, por ejemplo, en el caso de los mayores con deterioro cognitivo", añade la especialista.
Los síntomas psicológicos más comunes son "preocupación, tristeza, sentimientos de inutilidad y confusión, así como miedo, inquietud, inhibición e irritabilidad", entre otros
En opinión del Dr. Garrandés, es esencial prestar atención a "los cambios en el carácter habitual de la persona, sobre todo a los que persistan en el tiempo e influyan negativamente y de manera marcada sobre día a día. Un estado de ánimo bajo, la disminución del interés en casi todas las actividades, también conocido como anhedonia, la apatía o las alteraciones importantes en el peso y en el patrón del sueño son signos de alerta sobre la salud mental de los mayores a los que las familias deben prestar atención".
Los síntomas psicológicos más comunes son "preocupación, tristeza, sentimientos de inutilidad y confusión, así como miedo, inquietud, inhibición, irritabilidad, pensamientos irracionales, y creencias y expectativas negativas sobre sí mismo y/o realidad", explica la Dra. Sylwia. Por este motivo, "es importante identificar en los ancianos cualquier signo de autoabandono, así como la apatía, pues muchas veces se niegan a llevar a cabo tareas tan básicas como bañarse, comer, limpiar su hogar, lo cual puede ser muestra de desmotivación y conducir a la depresión", apostilla.
En conclusión, Macías asegura que "los mayores que muestran labilidad emocional (cambios repentinos de estado de ánimo) o con comportamientos emocionales inadecuados, por ejemplo, con enfados no justificados, también deben valorarse por las familias", apunta el grupo sanitario Ribera.