La pandemia provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha modificado por completo todos los aspectos de nuestra vida. La rapidez y la virulencia con la que la Covid-19 se ha extendido por todo el planeta, quebrando nuestra forma de vida, economías y sistemas sanitarios, nos ha dejado dos lecciones que todos los gobiernos deberían aprender. La primera es que la salud no debería ser vista como un coste sino como una inversión sobre la que se sustenta todo lo demás y, la segunda, es que los sistemas sanitarios necesitan un nuevo impulso marcado por los avances tecnológicos.
El SARS-CoV-2 ha propiciado un notable avance en el campo de la telemedicina por ejemplo debido a la inaccesibilidad a los servicios tradicionales de atención sanitaria y el alto riesgo de contagio inherente a las visitas de los centros médicos y hospitalarios. Ante el aumento de la tensión y la demanda de los recursos médicos la telemedicina se ha erigido como un componente esencial en la prestación de asistencia y son cada vez más las organizaciones del sector de la salud que han reportado avances en este campo. Uno de los múltiples ejemplos de esto lo encontramos en un caso analizado por la Journal of the American Medical Informatics Association centrado en un centro médico de la ciudad de nueva York que registró un fuerte aumento de las consultas virtuales de atención de urgencias. Antes de la pandemia la cifra se situaba en 102 de media, pero, con la expansión del virus, este promedio se elevó hasta las 802 (entre el 2 de marzo y 14 de abril de 2020).
A pesar de las numerosas barreras que se asocian a la telemedicina como son la educación, el coste, acceso a banda ancha o alfabetización digital entre otros, la telemedicina ha crecido durante la pandemia. A medida que esta avanza surgen nuevos retos y desafíos que deben abordarse, particularmente en lo que respecta a la seguridad y la privacidad. Motivo por el que se necesita un trabajo continuado para garantizar la existencia de infraestructuras tecnológicas que proporcionen un entorno seguro para la prestación de la atención sanitaria.
En Estados Unidos, el Departamento de Salud y Servicios Humanos ha eliminado recientemente varias restricciones a las aplicaciones de comunicación permitiendo, por ejemplo, el uso de aplicaciones que posibilitan las videoconferencias como FaceTime, Facebook Messenger, Google Hangouts, Zoom o Skype. Además, han aumentado la gama de servicios que pueden facturarse mediante la telemedicina.
Los ataques de ransomware, un tipo de pago a cambio de la desencriptación, se han multiplicado durante la pandemia y los hospitales se erigen como sus principales objetivos
Este tipo de acciones han comenzado a reducir algunas de las barreras que existen. Pero no se pueden pasar por alto preocupaciones sustanciales relativas a la seguridad y la privacidad. Por ejemplo, Zoom, actualmente una de las plataformas de videoconferencia más populares, ha experimentado un incremento en su uso de más de 10 veces en pocos meses. Esto nos lleva a tener en cuenta consideraciones de privacidad como evitar intrusos en las comunicaciones, el cifrado de las comunicaciones y evitar la posible escucha ilegal.
EL RETO DE LA SEGURIDAD Y LA PRIVACIDAD
Unas preocupaciones motivadas en parte por el incremento de ataques cibernéticos que ha experimentado el sector salud en los últimos meses. Una situación inherente también al incremento de la telemedicina y motivada, en muchas ocasiones, por el interés que despiertan los cientos de investigaciones que desde hace meses se realizan en todo el mundo sobre la Covid-19.
Los ataques de ransomware, un tipo de pago a cambio de la desencriptación, se han multiplicado durante la pandemia y los hospitales se erigen como sus principales objetivos. Hace algunos meses un ataque de este tipo a un hospital de Alemania se cobró la vida de un paciente. Los ciberataques exitosos impactan negativamente en las operaciones hospitalarias, retrasan el acceso a los servicios clínicos y generan pérdidas económicas significativas. Hechos que se traducen en efectos devastadores para unas organizaciones que ya se encuentran sometidas a una tensión económica y clínica extraordinaria.
La protección contra las amenazas a las plataformas de telemedicina es compleja y requiere de un enfoque multidisciplinar. Además, es necesario aumentar la conciencia sobre la necesidad de cumplir con ciertas pautas que garanticen la seguridad como el cifrado de datos, mantener el software actualizado, ejecutar el software del antivirus, empleo de la autentificación de dos factores y aplicar las normas de ciberseguridad de cada uno de los países.
Si bien las organizaciones de atención médica y los consultorios necesitarán inicialmente utilizar herramientas de videoconferencia, estas deberán hacer la transición hacia productos de videoconferencia específicos para la atención médica que pueden ofrecer ventajas en materia de seguridad y privacidad. Si bien es cierto que los sistemas de atención médica deben asignar recursos significativos para mejorar las capacidades de la telemedicina, dependerá de las organizaciones de atención médica garantizar que estas nuevas capacidades sean seguras y protejan la privacidad del paciente.