No se sabe cuándo llegará, pero toda la sociedad habla de ella. La vacuna frente al SARS-CoV-2 es una de las principales preocupaciones de los gobiernos del planeta. Las compañías farmacéuticas y los centros de investigación han unido sus fuerzas para lograr, en una lucha contra reloj, la preparación biológica necesaria que permita la inmunidad de los humanos frente a un virus que ha desencadenado la crisis sanitaria más grave del último siglo.
Si bien es cierto que la gran mayoría de la ciudadanía anhela su llegada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que los movimientos antivacunas se posicionan como una "amenaza cada vez mejor" para los programas de prevención de enfermedades infecciosas, que ven como su capacidad de eficacia se ve mermada.
La OMS advierte que los movimientos antivacunas se posicionan como una "amenaza cada vez mejor" para los programas de prevención de enfermedades infecciosas
Por tanto, la emergencia provocada por la COVID-19, lejos de frenar estas corrientes, no ha hecho más que alimentarlas. Todo ello a pesar de las evidencias que revela la ciencia: un artículo publicado en la revista Vaccine pone sobre la mesa que 1,5 millones de decesos infantiles podrían prevenirse con vacunas ya disponibles.
Hace tan solo unos días, las compañías Facebook y YouTube eliminaron de sus redes sociales un vídeo de Judy Mikovits, una activista antivacunas que sostiene que las preparaciones biológicas son peligrosas, donde hacía afirmaciones sin fundamento médico relacionadas con la pandemia de coronavirus.
En el citado video, Mikovits también describe el coronavirus como una "conspiración" entre las personas que intentan beneficiarse de las vacunas y plantea preocupaciones sobre las mismas. De hecho, llega a decir que, a cualquiera que haya recibido una vacuna contra la gripe, se le inyectó un coronavirus, sin justificarlo.
Una encuesta de Wellcome Trust revela que ocho de cada 10 personas creen que las vacunas son seguras, frente al 7% que las rechaza de manera rotunda
En el mes de abril, algunos rostros conocidos a nivel mundial le hicieron un flaco favor a la prevención de enfermedades infecciosas. Es el caso del tenista serbio Novak Djokovic, quien se mostró en contra de la vacunación y señaló, incluso, que si la competición se reanudaba en los próximos meses y alguien le forzara a vacunarse para poder viajar retrasaría su vuelta a las pistas.
No obstante, pese a estas manifestaciones, la población mundial se muestra cada vez más favorable hacia el uso de vacunas. Según una encuesta de la organización benéfica de investigación biomédica, Wellcome Trust, sobre la opinión en relación a las vacunas en todo el mundo, realizada en 2018, ocho de cada 10 personas creen que las vacunas son seguras, frente al 7% que las rechaza de manera rotunda.