¿Qué asociación existe entre la infección materna por SARS-CoV-2 y la respuesta inmune frente al virus que puede desarrollar su descendencia en los dos primeros meses de vida? Las dudas sobre la inmunidad generada en el útero materno frente a la Covid-19 en los casos de mujeres embarazadas infectadas por el coronavirus han sido uno de los temas sobre los que la evidencia científica ha ahondado en este último año y medio. Uno de los estudios más recientes en esta materia ha sido publicado por JAMA Network Open y ha contado con una muestra de 21 madres que dieron positivo en Covid-19 en el momento del parto y sus 22 recién nacidos.
Entre las principales conclusiones que se extraen de este estudio destaca la identificación de un posible caso de transmisión vertical del virus madre-hijo y un caso de transmisión horizontal del virus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido y categorizado recientemente el momento de la transmisión materno-infantil del SARS-CoV-2. Esta puede producirse de verticalmente (en el útero o durante el parto) u horizontalmente (a través de las gotitas y secreciones respiratorias). No existe evidencia de la transmisión del virus por medio de la lactancia materna.
Motivo por el que la OMS fomenta la lactancia materna ya que brinda beneficios nutricionales para el bebé y tiene una asociación positiva con el desarrollo socioemocional infantil. Cabe destacar además que los recién nacidos de madres con Covid-19 asintomático o sintomático rara vez se infectan, a pesar del estrecho contacto con sus progenitoras.
Los bebés que se alimentaron con leche materna en sus dos primeros meses de vida reportaron niveles de anticuerpos IgA salivales específicos en cantidades significativamente más elevadas que en los bebés alimentados con leche de fórmula. Los investigadores detectaron complejos inmunes de picos de IgA en la leche materna.
Los bebés que se alimentaron con leche materna en sus dos primeros meses de vida reportaron niveles de anticuerpos IgA salivales específicos en cantidades significativamente más elevadas que en los bebés alimentados con leche de fórmula
Las madres infectadas en el período periparto parecen no solo proteger pasivamente al recién nacido a través de la IgA secretora de la leche materna, sino que también estimulan y entrenan activamente el sistema inmunológico neonatal a través de los complejos inmunes de la leche materna.
El sistema inmunológico neonatal es inmaduro debido a que la respuesta inmunitaria adaptativa del bebé necesita tiempo para organizar su arquitectura y lograr generar inmunidad protectora. Durante sus primeras semanas de vida el bebé se encuentra protegido de forma pasiva gracias a las inmunoglobulinas que la madre le transfiere a través de la placenta en el último trimestre del embarazo. Esta protección pasiva se mantiene gracias a la ingesta de la leche materna que contiene anticuerpos de inmunoglobulina A secretora materna (slgA, por sus siglas en inglés) derivados, principalmente, del sistema inmunológico de la mucosa materna respiratoria e intestinal.
Los anticuerpos maternos específicos del SARS-CoV-2 se transfieren a través de la placenta durante los últimos meses del embarazo y pueden detectarse en el suero de los recién nacidos de madres infectadas de forma natural o vacunadas. De manera similar, la sIgA materna específica para el SARS-CoV-2 se encuentra en la leche materna de mujeres que padecieron Covid-19 o que recibieron la vacuna. Así, en el caso de la Covid-19, como para muchas otras infecciones, la madre usa su patrimonio de anticuerpos para ayudar al recién nacido en la transición de un estado de dependencia inmunológica materna a un estado de autosuficiencia inmunológica.
Los anticuerpos maternos específicos del SARS-CoV-2 se transfieren a través de la placenta durante los últimos meses del embarazo y pueden detectarse en el suero de los recién nacidos de madres infectadas de forma natural o vacunadas
Considerando que el desarrollo de anticuerpos específicos y de células B y T de memoria requiere meses e incluso años para alcanzar los niveles de los adultos, la inmunidad en las glándulas salivales se inicia de forma temprana. La IgA puede detectarse al nacer y aumenta rápidamente en los primeros dos meses de vida. No está claro qué mecanismos desencadenan la producción de IgA salival en la vida fetal y neonatal en ausencia de infección.
La sIgA salival desempeña un papel fundamental en la protección frente a los virus respiratorios al bloquear su adhesión a las células epiteliales. Los pacientes adultos con Covid-19 presentan altos niveles de sIgA específica y neutralizante en la saliva. La IgA salival específica del SARS-CoV-2 también se ha detectado en niños que estuvieron expuestos y reaccionaron al virus, pero que nunca tuvieron un resultado positivo confirmado por laboratorio para el SARS-CoV-2 mediante hisopado nasofaríngeo.
La respuesta inmune neonatal después de la exposición intrauterina y posnatal temprana de madres con resultados positivos en la prueba del SARS-CoV-2 aún no está clara. “Planteamos la hipótesis de que la respuesta inmunitaria materna puede no solo proteger pasivamente al bebé, sino también promover la maduración inmunológica específica en las primeras etapas de la vida. Para investigar los mecanismos inmunes activados en los recién nacidos de madres con infección por SARS-CoV-2, estudiamos la respuesta de anticuerpos sistémicos y mucosos de las madres y los bebés poco después del parto y dos meses después”, exponen los autores del estudio en la referida publicación.
En conclusión, los hallazgos de este estudio sugieren que la protección materna frente al SARS-CoV-2 va más allá de la inmunidad pasiva, con complejos inmunes en la leche materna que estimulan el desarrollo activo del sistema inmunológico neonatal.