Las vacunas contra la Covid-19 desarrolladas en base a la tecnología de ARNm, como son los casos de Pfizer/BioNTech y Moderna, proporcionan un mayor nivel de anticuerpos cuando se administran entre 10 y 12 semanas tras completarse la pauta de vacunación, de acuerdo con un reciente estudio realizado en Reino Unido.
La investigación, denominada “COV-Boost”, ha sido utilizada por las autoridades británicas como evidencia científica sobre la que sustentar su decisión sobre la preferencia de uso de los sueros de Pfizer/BioNTech y Moderna a la hora de administrar refuerzos.
“Una tercera dosis será eficaz para muchas de las vacunas que hemos probado y en muchas combinaciones diferentes”, declaraba en un encuentro con los medios de comunicación el profesor Saul Faust, inmunólogo de la Universidad de Southampton y director del estudio.
La investigación ha hallado que una dosis completa o media dosis de Pfizer/BioNTech, o una dosis completa de Moderna, proporcionan un impulso muy efectivo en los niveles de anticuerpos como las células T, independientemente de si la persona había sido vacunada con anterioridad con el suero de Pfizer/BioNTech o AstraZeneca.
Las vacunas contra la Covid-19 desarrolladas en base a la tecnología de ARNm, como son los casos de Pfizer/BioNTech y Moderna, proporcionan un mayor nivel de anticuerpos cuando se administran entre 10 y 12 semanas tras completarse la pauta de vacunación
Cuando se administraron AstraZeneca, Novavax, Johnson & Johnson (Janssen en Europa) y Curevac como refuerzos, aumentaron los niveles de anticuerpos para cualquiera de las vacunas iniciales, aunque en menor grado. Sin embargo, aunque Valneba aumentó los anticuerpos en personas vacunas inicialmente con AstraZeneca, no generó el impulso reportado con Pfizer/BioNTech.
El estudio reporta además que las dosis de refuerzo también contribuyeron a generar una amplia respuesta de células T contra las variantes Beta (B.1.531, detectada originalmente en Sudáfrica) y Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India), que pueden desempeñar un papel clave en la protección a largo plazo.
“La respuesta de las células T parece ser más amplia contra todas las variantes, lo que nos da esperanza de que una variante del virus pueda ser manejada, no solo frente a hospitalizaciones y muertes, si no en la prevención de las infecciones”, señala Faust.
Este estudio se ha desarrollado en un contexto epidemiológico de dominancia de la variante Delta, por lo que no se contempla el papel que puede desempeñar la recientemente descubierta variante Ómicron (B.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica). En este sentido el director de la investigación afirma que ya han compartido muestras con la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido para generar, en el menor tiempo posible, datos sobre el impacto de los refuerzos actuales frente a Ómicron.