La inflamación de los ganglios linfáticos es uno de los efectos secundarios previstos tras la inoculación de las vacunas contra la Covid-19 desarrolladas por Pfizer/BioNTech y Moderna. La inflamación de estos suele producirse en la zona de las axilas o alrededor de la clavícula y los expertos dejan claro que no deben ser confundidos con un síntoma del cáncer. Recalcan que se trata de un efecto secundario de estos sueros que ya se contemplaba en los ensayos clínicos y que desaparece por sí mismo en unas semanas.
En este sentido algunos profesionales médicos han sugerido la necesidad de retrasar la realización de mamografías en mujeres que se han vacunado recientemente contra la Covid-19. Pero un nuevo estudio concluye, precisamente, todo lo contrario.
La investigación publicada por Radiology señala que es normal que durante la realización de las mamografías de rutina se detecten ganglios linfáticos inflamados (linfadenopatía) tras la vacunación contra la Covid-19. Una reacción que también se ha experimentado y documentado con otras vacunas como las de la gripe.
“Es importante que las personas sepan que no deben retrasar sus mamografías debido a una vacunación reciente. La linfadenopatía es común después de la vacunación contra la Covid-19, y es benigna”, explica la autora del estudio, la doctora Stacey Wolfson, del Departamento de Radiología de la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York a través de un comunicado del que se hacen eco en CNN.
"Estos ganglios linfáticos no cambiaron en los exámenes de seguimiento a los tres meses, y algunos ganglios linfáticos agrandados persistieron durante más de 10 meses"
La investigación revela que 537 de las 1.217 personas participantes que habían recibido una vacuna contra la Covid-19 y se realizaron mamografías posteriormente, presentaban linfadenopatía. Se hallaron ganglios linfáticos inflamados en el 46% de los receptores de la vacuna desarrollada por Moderna y en el 38% de aquellos a los que se les inoculó el suero de Pfizer/BioNTech. El 39% de los participantes en el estudio que fueron vacunados con Janssen también desarrollaron inflamación en los ganglios.
Los autores del estudio indican que su aparición es mayor en las dos primeras semanas tras la vacunación, aunque pueden persistir durante mucho tiempo. “Me sorprendió lo rápido que se inflamaron los ganglios linfáticos y cuánto tiempo persistieron después de ser detectados en una mamografía de rutina y en exámenes de detección por ultrasonidos”, expone Wolfson. “Descubrimos que los ganglios linfáticos reactivos benignos todavía estaban presentes a pesar de retrasar los exámenes de detección de cuatro a seis semanas según varias pautas. Estos ganglios linfáticos no cambiaron en los exámenes de seguimiento a los tres meses, y algunos ganglios linfáticos agrandados persistieron durante más de 10 meses”, añade.
Por estos motivos Wolfson argumenta que no se recomienda el uso de imágenes de seguimiento en personas con ganglios linfáticos inflamados a menos que haya otros hallazgos mamográficos sospechosos.
“Hemos recomendado que las mujeres, si es posible, se hagan una mamografía anual antes de la vacunación para evitar cualquier impacto de la inflamación de los ganglios linfáticos relacionada con la vacuna en la interpretación de la mamografía. Si una mujer se ha vacunado ya, recomendamos que se haga una mamografía anual en la fecha fijada, pero que se tenga en cuenta esta información en el proceso de interpretación”, concluye la doctora Stamatia Destounis, jefa de la Comisión de Imágenes Mamarias del Colegio Estadounidense de Radiología, a través de un comunicado recogido por CNN.