El pasado miércoles 24 de marzo el Ministerio de Sanidad advertía en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) del crecimiento observado de la variante B.1.351 (detectada originalmente en Sudáfrica) en nuestro país. A pesar de la preocupante noticia es la variante B.1.1.7 (identificada por primera vez en Reino Unido) que ha conseguido expandirse en todo el territorio nacional.
"La variante británica es ya prevalente en España en el 50%, si bien en algunos territorios su incidencia supera el 70 u 80%, por lo que se está convirtiendo en mayoritaria. Sabemos que estas variantes tienen la misma forma de transmisión que el virus original, por lo que la cultura de la precaución del cuidado debe seguir funcionando", aseveraba la ministra de Sanidad, Carolina Darias en la rueda de prensa posterior al CISNS.
De acuerdo a las últimas cifras oficiales del Ministerio de Sanidad, hasta el pasado 24 de marzo, se han detectado 66 casos de la variante sudafricana y 20 de la brasileña de Manaos. Se han detectado además casos de la variante californiana, de la de Río de Janeiro y de la de Uganda.
Ante esta fotografía preocupa el hecho de que la eficacia de las vacunas que actualmente se están administrando a la población pueda verse reducida por las nuevas variantes. De acuerdo a los informes y comentarios emitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), la eficacia de las vacunas se reduce ligeramente en el caso de la variante británica (B.1.1.7). Pero la variante B.1.351, identificada en Sudáfrica y cuya presencia está aumentando en España, podría ser resistente a la respuesta inmune generada por nuestro organismo a través de la vacuna o tras haber superado la infección de forma natural.
Si tomamos como referencia los análisis realizados por la OMS se cuenta con indicios de que esta variante puede reducir la respuesta neutralizante de las vacunas desarrolladas por Pfizer y BioNTech y Moderna. Por el momento se continúa estudiando si la variante B.1.351 afecta a la protección mediada por estas dos vacunas a la hora de proteger de Covid-19 grave.
“Nuestros hallazgos demuestran que futuras variantes podrían requerir una vacuna modificada a medida que el virus mute para aumentar su infectividad”
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad Ben-Gurión del Néguev (Israel) ha demostrado que la vacuna de Pfizer/BioNTech es moderadamente menos eficaz ante la variante B.1.351. “Nuestros hallazgos demuestran que futuras variantes podrían requerir una vacuna modificada a medida que el virus mute para aumentar su infectividad”, afirma el investigador principal, el doctor Ran Taube, cuyo estudio ha sido publicado en la revista Cell Host and Microbe.
En el caso de la vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford se ha constatado que la protección que reporta ante la infección se ve reducida de forma sustancial ante la variante sudafricana. Motivo por el que la farmacéutica anglo-sueca se encuentra trabajando en el desarrollo de una versión de su vacuna que sea más resistente ante la variante B.1.351.
Uno de los últimos estudios realizados ha sido publicado por New England Journal of Medicine y revela que la eficacia de la vacuna de AstraZeneca frente a la variante B.1.351 es del 10,4%. Frente al resto de variantes detectadas la vacuna mantiene su eficacia del 70%.
La variante B.1.351 fue detectada por primera vez en Sudáfrica en octubre de 2020. Esta variante difiere de las otras que se han identificado hasta el momento en una serie de importantes modificaciones presentes en la proteína de pico. Hecho que aumenta su peligrosidad. Entre sus mutaciones hay una que resulta fundamental y que es la responsable de ayuda al virus no solo a evadir los anticuerpos: sino también partes de nuestro sistema inmunológico que puedan combatir al SARS-CoV-2 bien por haber superado la infección natural o por haber sido vacunado. Hablamos de E484K.
Algunos expertos comienzan a señalar que es posible que necesitemos vacunas adaptadas para cada variante. Posibilidad que no debería plantear serios problemas puesto que la base ya está creada y solo habría que ajustarla. Pfizer se encuentra analizando si una tercera dosis de su vacuna, a modo de refuerzo podría aumentar la protección frente a las nuevas variantes.
Moderna ha desarrollado una nueva versión de su suero dirigida específicamente contra la variante B.1.351. La compañía explica que se ha creado “por precaución” y las primeras dosis ya se han enviado a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) para iniciar los ensayos clínicos.