“Al igual que sucede con las variantes anteriores, Ómicron está hospitalizando y matando gente”. Con estas palabras el pasado 6 de enero el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, alertaba del peligro que supone calificar la variante Ómicron (B.1.1.29, detectada originalmente en Sudáfrica) como leve, especialmente entre aquellas personas que no están completamente vacunadas.
En apenas seis semanas Ómicron ha conseguido extenderse rápidamente por todo el mundo tras notificarse la identificación de los primeros casos en Sudáfrica el 24 de noviembre de 2021. Desde este momento la nueva variante ha generado una nueva ola de contagios que se traducen en cifras récord diarias nunca antes registradas en el tiempo que llevamos de pandemia.
Esta variante presenta más de 30 mutaciones en el gen de la espícula (15 de ellas en el dominio de unión al receptor) además de numerosas mutaciones en otras regiones del genoma. Muchas de estas mutaciones estaban presentes en variantes ya detectadas previamente y varias se han relacionado con un aumento de la transmisibilidad o con un cierto grado de escape a la respuesta inmune. La evidencia sugiere que el grado de protección frente a infección grave en personas convalecientes y vacunadas es alto.
Según un reciente análisis realizado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), en 15 días se han producido en nuestro país más reinfecciones que en toda la pandemia: 20.890. Hasta la fecha, el histórico de reinfecciones registradas en España se sitúa en 38.030
Uno de los aspectos más llamativos de Ómicron es que los síntomas que provoca parecen ser diferentes a los registrados con las variantes anteriores. Si bien se mantiene que los principales síntomas de la infección son tos, fiebre y pérdida de gusto y olfato, los cinco primeros síntomas más reportados en Londres a través de la aplicación ZOE para aquellos que dieron positivo en Covid-19 fueron secreción nasal, dolor de cabeza, fatiga, estornudos y dolor de garganta.
Los estudios en animales sugieren que Ómicron infecta las vías respiratorias superiores más que los pulmones, lo que podría explicar la diferencia de síntomas respecto a las variantes anteriores. De acuerdo con la evidencia publicada en Nature este cambio podría suponer que los niños, más propensos a las infecciones del tracto respiratorio superior, puedan verse más afectados.
Una de las grandes preocupaciones en relación a Ómicron es el aumento de las reinfecciones. Según un reciente análisis realizado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), en 15 días se han producido en nuestro país más reinfecciones que en toda la pandemia: 20.890. Hasta la fecha, el histórico de reinfecciones registradas en España se sitúa en 38.030. Los expertos tranquilizan señalando que la mayoría de los casos son leves o asintomáticos, pero no se descarta que estas reinfecciones puedan provocar algunos casos graves.
“Creo que lo que estamos viendo ahora es que si ha recibido dos dosis hace más de tres meses, entonces no evitará que tenga síntomas”
En relación a la protección generada a través de las vacunas, un reciente estudio realizado por investigadores del Imperial College de Londres sugiere que esta aumenta con la administración de los refuerzos de los distintos sueros. El motivo reside en que la inmunidad mediada a través de las vacunas disminuye con el paso del tiempo. Además, en comparación con la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India), los científicos han hallado que Ómicron es capaz de evadir la respuesta inmunitaria generada tanto por la infección previa como por las vacunas de forma mucho más fácil.
“Creo que lo que estamos viendo ahora es que si ha recibido dos dosis hace más de tres meses, entonces no evitará que tenga síntomas”, ha declarado la principal asesora médica de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, la doctora Susan Hopkins en el diario The Guardian.
El Grupo Técnico de la OMS, formado por asesores independientes, ya ha alertado de que una estrategia fundamentada en la administración de refuerzos de las vacunas cada pocos meses no es sostenible. Más aún cuando las tasas de cobertura vacunal en los países con menos recursos continúan siendo muy reducidas en comparación con las naciones ricas. Motivo por el que han planteado la necesidad de adaptar las vacunas existentes a las nuevas variantes que vayan surgiendo, así como desarrollar vacunas de segunda generación que generen una protección más amplia y duradera. “Un refuerzo tras otro en un pequeño número de países no pondrá fin a una pandemia mientras miles de millones continúan completamente desprotegidos”, ha aseverado el director general de la OMS.
El director regional para Europa de la OMS, Hans Henri P. Kluge, comunicaba el pasado 11 de enero que las previsiones apuntan a que más del 50% de la población europea estará infectada por Ómicron en las próximas seis-ocho semanas, de acuerdo con los datos del instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés). La región Europea ha notificado más de siete millones nuevos casos de Covid-19 solamente en la primera semana de 2020, lo que supone más del doble de la cifra notifica dos semanas antes.