De acuerdo con la última actualización hecha pública por el Ministerio de Sanidad sobre la situación epidemiológica de España, en las últimas 24 horas se han notificado 157.44 nuevos casos de Covid-19. La rápida expansión de la variante Ómicron (B.1.1529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha cambiado por completo el escenario en la mayoría de países con el reporte diario de cifras récord nunca antes vistas en la pandemia.
La evidencia científica de la que se dispone hasta la fecha indica que la enfermedad provocada por Ómicron es más leve que la causada por las variantes predecesoras como Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India), siempre que se cuente con la pauta completa de vacunación. A pesar de esto, no podemos olvidar el Covid prolongado.
El pasado 11 de octubre la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaba la primera definición clínica oficial de la enfermedad “pos-Covid-19”, conocida también como “Covid prolongado o persistente”. Esta patología suele aparecer "normalmente tres meses después del inicio de la Covid-19". "Los síntomas duran al menos dos meses y no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo", explicaba la doctora Janet Díaz, jefa de gestión clínica de la OMS.
La mayoría de los pacientes que padecen Covid-19 se recuperan completamente, aunque algunos sufren "efectos a largo plazo en su organismo, en los sistemas pulmonar, cardiovascular y nervioso, así como efectos psicológicos". Estos efectos pueden producirse con independencia de la gravedad inicial de la infección y se dan con mayor frecuencia en mujeres, personas de mediana edad y en aquellos que mostraron más síntomas inicialmente.
Un reciente estudio desarrollado en Reino Unido que revela que las personas vacunadas contra la Covid-19 tienen hasta un 49% menos de probabilidades de desarrollar Covid prolongado tras una infección por SARS-CoV-2
Tal y como se ha expuesto, el Covid prolongado puede desarrollarse con independencia de la gravedad de la sintomatología con la que se curse la Covid-19. Algunos expertos apuntan a que el mayor número de infecciones leves provocadas por Ómicron residiría en el aumento de la inmunidad entre la población, ya sea por el avance de las campañas de vacunación o por las altas tasas de infecciones naturales.
En este sentido, ponemos el foco en un reciente estudio desarrollado en Reino Unido que revela que las personas vacunadas contra la Covid-19 tienen hasta un 49% menos de probabilidades de desarrollar Covid prolongado tras una infección por SARS-CoV-2.
La fotografía epidemiológica que observamos a día de hoy es compleja de analizar en términos de seguimiento de los casos. Los sistemas sanitarios se han visto desbordados por las decenas de miles de nuevos casos que se reportan diariamente en muchos países. Se suma el hecho de que la variante Ómicron se ha asociado con un mayor riesgo de reinfección.
“El Covid prolongado puede ocurrir sin importar qué variante del virus provoque la infección. No hay evidencia de que haya alguna diferencia entre Beta, Delta u Ómicron ahora mismo”
Los profesionales médicos explican que aún es pronto para determinar el impacto de la variante Ómicron en términos de casos de Covid prolongado. Debemos tener en cuenta que nos encontramos ante la variante con la expansión más veloz hasta la fecha (ha llegado incluso a desplazar al sarampión como la enfermedad infecciosa con mayor transmisibilidad) que ha conseguido en apenas mes y medio desde su detección erigirse como dominante en la mayoría de los países.
EL COVID PROLONGADO NO SE RELACIONA CON LA INFECTIVIDAD
La evidencia científica que indica que incluso los casos leves de Covid-19 pueden desarrollar síntomas persistentes de la enfermedad, es cada vez más creciente. Algunas investigaciones apuntan a que alrededor del 30% de las personas infectadas por el SARS-CoV-2 desarrollarán síntomas persistentes de la enfermedad. Puede pensarse de forma errónea que los niños y jóvenes tienen menos posibilidades de sufrir Covid prolongado, pero una investigación publicada en British Journal of Medicine concluye que uno de cada siete niños y jóvenes infectados pueden continuar manifestando síntomas persistentes de la enfermedad hasta 15 semanas después de haber superado la Covid-19.
“El Covid prolongado puede ocurrir sin importar qué variante del virus provoque la infección. No hay evidencia de que haya alguna diferencia entre Beta, Delta u Ómicron ahora mismo”, advertía recientemente en una entrevista el principal asesor en materia de Covid-19 del Gobierno de Estados Unidos y experto en enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Fauci.
Algunos expertos señalan que Ómicron podría causar menos casos de Covid prolongado al provocar una enfermedad más leve y, por tanto, no producir un incremento tan marcado de los marcadores inflamatorios durante el curso de la infección. Hecho a tener en cuenta ya que la evidencia científica relaciona la aparición del Covid prolongado con los casos más graves de Covid-19.
En base a lo expuesto, si bien la variante Ómicron es más infecciosa, esta capacidad no está relacionada con una mayor probabilidad de sufrir Covid prolongado. Esta condición está más ligada con la gravedad de la enfermedad aunque numerosos estudios afirman que es independiente de este factor y, dado que Ómicron causa una enfermedad más leve en la mayoría de los casos (siempre que se cuente con la pauta de vacunación correspondiente), su expansión no guardaría relación con un incremento de casos de personas son síntomas persistentes en comparación con las variantes anteriores.
El problema reside en que nunca antes en toda la pandemia se habían reportado las cifras diarias de nuevos contagios que estamos viviendo en este momento. Y, a mayor número de casos (desproporcionado en el caso de España en esta sexta ola), mayores serán las cifras de personas que acaben desarrollando Covid prolongado, uno de los principales temores de los sistemas sanitarios ya que podría suponer un importante problema de salud pública.