Hasta que no exista una vacuna eficaz contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 la vida no volverá a la normalidad. Una afirmación que han reiterado en numerosas ocasiones desde el Gobierno y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, comparecía hace unas horas en la última Comisión de Ciencia celebrada en el Senado para informar de las líneas de actuación de su departamento para hacer frente a la pandemia. La búsqueda de una vacuna contra la Covid-19 ocupa un papel fundamental dentro de sus acciones al igual que en el resto de países. Y es que las vacunas han demostrado ser instrumentos muy eficaces a la hora de controlar las enfermedades infecciosas.
Tal y como informan desde el Ministerio de Sanidad a través de un nuevo informe, las investigaciones realizadas en modelos animales con vacunas frente a los virus SARS y MERS, han demostrado que las que están basadas en la proteína Sinducen anticuerpos que previenen una infección posterior por el correspondiente virus.
Alguna de las vacunas experimentales frente a SARS y MERS se ensayaron posteriormente en humanos en ensayos clínicos fase I, que son ensayos que incluyen menos de 50 personas y sólo permiten aportar datos iniciales de seguridad. Ninguna de ellas logró su pase a ensayos de fases 2 y 3, que hubieran permitido valorar la respuesta inmune inducida y la protección conferida frente a la enfermedad. Motivo por el que el desarrollo de ensayos clínicos en humanos frente al virus SARS-CoV-2 ha comenzado prácticamente desde cero.
El desarrollo de ensayos clínicos en humanos frente al virus SARS-CoV-2 ha comenzado prácticamente desde cero
Pero se cuenta con una pequeña base que actúa como punto de partida para las actuales investigaciones. Si atendemos a la mayoría de las posibles vacunas en las que se está trabajando actualmente, la gran mayoría parten del estudio de la citada proteína S que se une al receptor celular y media la actividad de fusión de membranas.
Entre las aproximaciones en estudio están vacunas basadas en:
1) Proteína S recombinante purificada, bien como proteína completa, como un fragmento o como proteína de fusión.
2) Proteína S expresada in vivo a partir de un virus recombinante, en una aproximación similar a la utilizada con las vacunas frente ébola, en los cuales la proteína del virus ébola se expresan a partir de un virus de la estomatitis vesicular, un adenovirus humano (Ad3, Ad5 y Ad26) o de chimpancé (ChAd3), o un virus vacunal recombinante (cepa MVA).
3) Proteína S expresada a partir de una vacuna basada en ácidos nucleicos (mRNAs o DNA).
Las vacunas basadas en ácidos nucleicos son fáciles de fabricar y de hecho con alguna de ellas ya se ha iniciado estudio en Fase 1. Es relevante, que recientemente se ha celebrado una reunión con Agencia Reguladoras de varios continentes que han indicado las directrices generales de experimentación preclínica necesaria antes de empezar ensayos clínicos en humanos.
La experimentación en animales con vacunas frente a SARS y MERS mostró que alguna de ellas inducía una respuesta inmune que producía un daño inmunopatológico
Una dificultad para el desarrollo de las vacunas frente al virus SARS-CoV-2, es que la experimentación en animales con vacunas frente a SARS y MERS mostró que alguna de ellas inducía una respuesta inmune que producía un daño inmunopatológico (caracterizado por eosinofilia) en los pulmones cuando el animal vacunado se desafiaba con el correspondiente virus salvaje.
Este daño parece estar relacionado con la inducción de una respuesta inmune de tipo Th2, y parece ser similar a un fenómeno descrito desde hace tiempo para vacunas de sarampión y del virus respiratorio sincitial.
El mecanismo por el cual determinadas vacunas frente al virus SARS puedan inducir este fenómeno no está claro y además no se sabe cómo trasladar la repercusión clínica de este efecto observado en animales a humanos.
En cualquier caso, el desarrollo clínico de cualquier vacuna frente a virus SARS-CoV-2 debe tener en cuenta este aspecto. Cabe señalar que se han descrito modelos animales que reproducen la enfermedad en humanos. Sin duda estos modelos permitirán probar la eficacia e inmunopatología inducida por cualquier vacuna experimental antes de ensayarla en humanos.