La evidencia procedente de los ensayos clínicos y los estudios observacionales del mundo real muestran, de forma concluyente, que las vacunas contra la Covid-19 inducen una inmunidad que reduce de forma efectiva el riesgo de infección por SARS-CoV-2, de desarrollo de enfermedad grave, de hospitalización y muerte. Las personas que cursan la infección natural por SARS-CoV-2 también logran desarrollar una inmunidad protectora cuyo grado, en comparación con la mediada a través de la inoculación de los sueros, varía en función de los múltiples estudios de los que se dispone.
Aunque algunos países reconocen una infección documentada como prueba suficiente de que la persona en cuestión cuenta con inmunidad y, por tanto, se encuentra protegida frente a la Covid-19, lo cierto es que la gran mayoría requieren que la inmunidad natural sea completada con las dosis de las vacunas establecidas por las autoridades sanitarias en base a las decisiones de los organismos reguladores. En el momento actual de la pandemia en el que nos encontramos la apuesta por la inmunidad híbrida, en términos de protección, es sólida.
En base a la fotografía planteada ponemos el foco en los resultados de una reciente investigación que han sido publicados en The Lancet Infectious Diseases. Un trabajo que ha evaluado el riesgo de reinfección por SARS-CoV-2 y de hospitalización entre las personas con inmunidad natural e híbrida. Se trata de un estudio retrospectivo formado por tres cohortes utilizando los registros nacionales suecos de la Agencia de Salud Pública de Suecia, la Junta Nacional de Salud y Bienestar y la Oficina de Estadísticas de Suecia. La muestra se repartió de la siguiente forma:
- Cohorte 1: individuos no vacunados con inmunidad natural emparejados por año de nacimiento y sexo con individuos no vacunados sin inmunidad natural al inicio del estudio. Esta estuvo formada por 2.039.106 personas
- Cohorte 2 y Cohorte 3: en estas incluyeron personas vacunadas con una dosis (inmunidad híbrida de una dosis) o con dos dosis (inmunidad hibrida de dos dosis) tras haber superado la infección previa. Estos sujetos fueron emparejados por año de nacimiento y sexo con individuos con inmunidad natural al inicio del estudio. El tamaño de estas muestras fue de 962.318 567.810 individuos respetivamente.
"Estos hallazgos sugieren que los pasaportes que se utilizan para las restricciones sociales, deberían reconocer una infección previa o una vacunación como prueba de inmunidad, y no únicamente la vacunación"
Durante el seguimiento medio de 164 días realizado, se registraron 34.090 personas con inmunidad natural en la cohorte 1 que se habían reinfectado, en comparación con las 99.168 infecciones en personas no inmunes. La cifra de hospitalizados fue de 3.195 1.976, respectivamente. Tras los primeros tres meses, la inmunidad natural se asoció con un 95% menos de riesgo de infección por SARS-CoV-2 y un 87% menos de riesgo de hospitalización hasta 20 meses después.
Durante un seguimiento medio de 52 días en la cohorte 2, 639 individuos con inmunidad híbrida de una dosis se registraron con una reinfección por SARS-CoV-2, en comparación con 1.662 personas con inmunidad natural (el número de hospitalizaciones fue de ocho y 113, respectivamente). La inmunidad híbrida de una dosis se asoció con un riesgo 58% menor de reinfección por SARS-CoV-2 que la inmunidad natural hasta los primeros dos meses, con evidencia de atenuación posterior hasta los nueve meses de seguimiento.
Durante un seguimiento medio de 66 días en la cohorte 3, se registró que 438 personas con inmunidad híbrida de dos dosis habían tenido una reinfección por SARS-CoV-2, en comparación con 808 personas con inmunidad natural (el número de hospitalizaciones fue seis y 40, respectivamente). La inmunidad híbrida de dos dosis se asoció con un riesgo 66% menor de reinfección por SARS-CoV-2 que la inmunidad natural, sin atenuación significativa hasta los nueve meses.
“El riesgo de reinfección por SARS-CoV-2 y hospitalización por Covid-19 en personas que sobrevivieron y se recuperaron de una infección anterior se mantuvo bajo hasta por 20 meses”, exponen los autores del estudio.
“La vacunación pareció disminuir aún más el riesgo de ambos resultados hasta por nueve meses, aunque las diferencias en números absolutos, especialmente en hospitalizaciones, fueron pequeñas. Estos hallazgos sugieren que los pasaportes que se utilizan para las restricciones sociales, deberían reconocer una infección previa o una vacunación como prueba de inmunidad, y no únicamente la vacunación”, concluyen.