Las personas vacunadas contra la Covid-19, aunque hayan completado la pauta de inmunización, deben continuar utilizando mascarillas, manteniendo la distancia social y cumplir con las recomendaciones realizadas por las autoridades sanitarias. A pesar de que las vacunas han demostrado su eficacia y seguridad a la hora de prevenir la Covid-19, no evitan que podamos infectarnos y transmitir el virus a otras personas que no están protegidas.
Los fabricantes de vacunas esperan que sus sueros, además de prevenir las enfermedades, logren lo que se denomina como “inmunidad esterilizante”, es decir, conseguir que las vacunas eviten las infecciones para que las personas inmunizadas no transmitan el virus. Pero debemos tener claro que para que una vacuna se considere como eficaz no tiene necesariamente que evitar la infección en la persona inmunizada.
En el caso de la Covid-19 los expertos en el campo de la inmunología todavía están investigando sobre lo que denominan como “correlatos de protección”, aquellos factores que predicen cuán protegido está alguien contra el SARS-CoV-2. Los investigadores creen que la cantidad óptima de anticuerpos neutralizantes (aquellos que no solo se unen al virus, sino que además evitan que infecte), es suficiente para evitar las reinfecciones. Además, cabe señalar que los conocimientos sobre la inmunidad que ofrecen las vacunas todavía se están estudiando como demuestra el hecho de la posible necesidad de administrar dosis de refuerzo una vez se haya completado la pauta de vacunación.
Los inmunólogos esperan que las vacunas que protegen contra las enfermedades virales sean capaces también de reducir la transmisión del virus. Pero resulta complicado saber si las personas completamente inmunizadas están o no propagando el virus. Desde el inicio de la pandemia uno de los principales problemas que ha planteado el virus y que, sin duda, ha beneficiado su propagación, ha sido el elevado número de infecciones asintomáticas. Situación a la que se ha sumado que el cuadro sintomatológico de la Covid-19 puede confundirse fácilmente con el de otras enfermedades. Dos hechos que han dificultado enormemente los esfuerzos de diagnóstico e identificación de contactos.
Los investigadores hallaron que los participantes completamente inmunizados tenían 25 veces menos probabilidades de ser positivo en una prueba diagnóstica de la Covid-19 que los que no estaban vacunados
Algunos estudios sugieren que el número de infecciones asintomáticas puede ser entre tres y hasta 20 veces superior al número de casos confirmados. Recientes investigaciones indican además que los casos de personas asintomáticas o que han cursado la enfermedad de forma leve podrían haber supuesto hasta el 86% de las infecciones. Es necesario destacar que los diferentes estudios que se centran en estos análisis ofrecen cifras muy dispares.
Un reciente estudio desarrollado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), estudió al personal sanitario en ocho ubicaciones diferentes del país. Se realizaron pruebas y análisis semanalmente durante tres meses, independientemente de los síntomas o del estado de la vacunación. Los investigadores hallaron que los participantes completamente inmunizados tenían 25 veces menos probabilidades de ser positivo en una prueba diagnóstica de la Covid-19 que los que no estaban vacunados. Unos hallazgos que sugieren que, si las personas vacunadas están bien protegidas contra la infección, es poco probable que propaguen el virus. Una hipótesis que es muy difícil de demostrar en poblaciones más grandes en las que el rastreo de los contactos no es tan preciso.
Hemos sido testigos de cómo enfermedades prácticamente erradicadas pueden resurgir mediante brotes en entornos en los que la inmunidad frente a ellas es menguante y las tasas de vacunación decrecientes
Lo que sí sabemos con certeza es que si alguien enferma con Covid-19 tras ser vacunado es casi seguro que los síntomas serán leves. Los estudios indican que las personas que dieron positivo en Covid-19 tras haber recibido una dosis de una vacuna presentaban niveles más bajos de carga viral que las personas no vacunadas. Los investigadores creen que la disminución de la carga viral sugiere que las personas que se infectan serán menos contagiosas porque tendrán una menor carga viral.
Un estudio pre-impreso que se encuentra a la espera de ser revisado por pares sugiere que la vacuna contra la Covid-19 de Moderna puede producir anticuerpos que combaten el coronavirus en los fluidos orales y nasales. Estos son los dos principales puntos de entrada del SARS-CoV-2 al organismo por lo que el estudio abre la posibilidad de que este suero sí genere “inmunidad esterilizante”.
Es importante destacar que las conclusiones de varios estudios recopiladas a lo largo de estas líneas, aunque prometedoras, no permiten afirmar de forma categórica que las vacunas contra la Covid-19 realmente eviten la transmisión del virus. A medida que se incrementa el número de personas vacunadas los que están infectados tienen menor espectro de personas a las que transmitir el virus y que este infecte provocando enfermedad grave. Ese es el camino para lograr la ansiada “inmunidad colectiva”: las personas susceptibles que aún no están vacunadas se encuentran rodeadas de personas inmunes gracias a la vacunación o a las infecciones previas.
Diversos estudios apuntan que lograr la “inmunidad colectiva” no puede alcanzarse únicamente mediante la vacunación debido a una combinación de factores biológicos y sociales. Hemos sido testigos de cómo enfermedades prácticamente erradicadas pueden resurgir mediante brotes en entornos en los que la inmunidad frente a ellas es menguante y las tasas de vacunación decrecientes. Motivos por los que, por el momento, la vacunación junto con medidas como el uso de mascarillas y el distanciamiento social siguen siendo la mejor la fórmula.