La práctica ausencia de un acceso equitativo global a las vacunas contra la Covid-19 se erige, actualmente, como uno de los grandes obstáculos en la consecución del ansiado objetivo de controlar la pandemia. La economía ha sido una vez más el factor decisorio que ha decantado los progresos y retrasos en las campañas de vacunación masiva contra el SARS-CoV-2: los países con mayores recursos económicos han avanzado con velocidad la inmunización de sus poblaciones (incluso con la administración ya de dosis de refuerzo en poblaciones jóvenes), mientras que las naciones de bajos ingresos apenas han logrado inmunizar a los grupos más vulnerables y trabajadores sanitarios.
Un enfoque global que perjudica a todos sin excepción ya que, cuanto mayor sea la propagación del virus, mayores serán las posibilidades de que surja una nueva variante. El caso de Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica), no solo sirve como un gran ejemplo sino además, como un serio aviso que nos recuerda que la pandemia no ha terminado.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmaba recientemente que la pandemia podría controlarse a lo largo de este 2022, siempre y cuando los países dejasen atrás promesas vacuas de cara a la galería y trabajasen en serio para hacer que las vacunas contra la Covid-19 lleguen a todos los países. El máximo dirigen de la agencia de salud de la ONU recordaba que hay 116 países que aún no están en condiciones de cumplir con la meta fijada por la OMS de alcanzar el 70% de la población global vacunada a mediados del presente año.
¿CÓMO SE HA DESARROLLADO EL ESTUDIO?
Con esta fotografía de fondo ponemos el foco en un estudio publicado de forma pre-impresa en medRxiv realizado por un grupo de investigadores de Estados Unidos. Antes de profundizar en sus resultados y las implicaciones que estos suponen, partimos del dato de que alrededor del 60% de la población mundial ya ha recibido, al menos, una dosis de alguna de las vacunas autorizadas frente a la Covid-19. Pero el reparto de los sueros no es equitativo como demuestra el hecho de que solo el 4% de la población de países con bajos ingresos ha recibido la pauta completa, en comparación con el 70% que se reporta en las naciones más ricas.
Un escenario que únicamente está sentando las bases de dos realidades que supondrán importantes perjuicios para todos los habitantes del planeta: la recuperación de la peor crisis sanitaria global vivida en los últimos 100 años se retrasará, y nos enfrentamos al riesgo de aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2, tal y como se ha explicado al inicio de estas líneas.
Retomando el estudio que nos ocupa, sus responsables han calculado la cantidad de muertes que podrían evitarse aumentando la cantidad de vacunas contra la Covid-19 a las que tienen acceso los países con medios y bajos ingresos. Para ello los investigadores han recopilado datos de diversas fuentes a través de Our World in Data, la OMS, The Economist y el Institute for Health Metrics and Evaluation. Han analizado variables como datos demográficos, número de vacunas, muertes por Covid-19 y el exceso de mortalidad registrado entre 2020 y 2021.
El reparto de los sueros no es equitativo como demuestra el hecho de que solo el 4% de la población de países con bajos ingresos ha recibido la pauta completa, en comparación con el 70% que se reporta en las naciones más ricas
El siguiente paso fue el desarrollo de un modelo analítico que permitiese evaluar las muertes evitadas el coste total de las vacunas contra la Covid-19, el coste evitado por muerte, siempre teniendo en cuenta un escenario deseable y suponible de cobertura vacunal del 100% en los países de medios y bajos ingresos. Para la estimación coste y efecto de las vacunas globales se han evaluado dos escenarios: uno de dos dosis (con vacunas de ARNm) y uno de tres dosis (pauta primaria de vacunación de dos dosis y la inoculación de un refuerzo).
EL IMPORTANTE PAPEL DE LA VACUNACIÓN
Los investigadores han observado que mediante la ampliación del programa de vacunación con el objetivo de proporcionar dos y tres dosis de alguna de las vacunas de ARNm autorizadas (Pfizer/BioNTech o Moderna), el coste de administrar dos y tres dosis de vacunas de ARNm a toda la población de los países de bajos y medianos ingresos costaría 35.500 y 61.200 millones de dólares respectivamente, y evitaría entre 1,3 y 1,5 millones de muertes provocadas por Covid-19, con una aversión al coste de 26.900 y 40.800 dólares respectivamente.
En un escenario de vacunación contra la Covid-19 de dos dosis con vacunas de ARNm, con una tasa de letalidad por infección de 5/1.000, el coste de muerte evitada se sitúa en 4.500 dólares. Esto se traduce además en una efectividad de los sueros contra la mortalidad del 95%. Si se eleva la tasa de letalidad por infección a 5/10.000, el coste de muerte evitada y la efectividad de las vacunas en la prevención de la mortalidad se sitúan en 53.800 dólares y el 80% respectivamente.
En el caso de análisis de un posible escenario de pauta primaria de vacunación compuesta por dos dosis y la inoculación de un refuerzo, todos con vacunas desarrolladas en base a tecnología de ARNm, con una tasa de letalidad por infección de 5/1.000, el coste de muerte evitada fue de 74.000 dólares con un significativo 99% en la prevención de las vacunas contra la mortalidad. Si la tasa de letalidad por infección se incrementa hasta 5/10.000, hablamos de un coste por muerte evitada de 81.500 dólares y una efectividad de las vacunas a la hora de reducir la mortalidad del virus del 90%.
“Los hallazgos de este estudio muestran que la ampliación del programa mundial de vacunación contra la Covid-19, especialmente en los países de bajos y medios ingresos, evitaría millones de muertes causadas por la Covid-19”, concluyen los investigadores destacando la imperiosa necesidad de invertir en la vacunación masiva.