La detección temprana de casos de Covid-19, así como la identificación en el menor tiempo posible de sus contactos más estrechos, es una de las principales claves a la hora de controlar la expansión del SARS-CoV-2 y frenar la transmisión comunitaria. Una tarea en la que las PCR se erigen como el estándar de oro en términos de fiabilidad a la hora de discernir si un caso sospechoso de Covid-19 es finalmente positivo. El problema es que son más costosas y tardan en ofrecer resultados mucho más de los 15 minutos que ostentan los test de antígenos.
La rápida expansión de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha provocado una oleada de nuevos contagios en todo el mundo con unas cifras nunca antes vistas en la pandemia. En la nueva fase en la que nos encontramos las pruebas rápidas de antígenos se han convertido en uno de los grandes aliados en un escenario en el las labores de diagnóstico recaen cada vez en mayor grado en los ciudadanos. Situación que genera numerosas dudas como, por ejemplo, los falsos positivos. ¿Pueden producirse con una prueba rápida de antígenos?
Un grupo de investigadores de la Escuela de Administración Rotman de la Universidad de Toronto (Canadá) ha utilizado pruebas rápidas de antígenos para evaluar a trabajadores canadienses asintomáticos dos veces por semana entre el 11 de enero y el 13 de octubre de 2021. En este periodo de tiempo Canadá experimentó dos olas de la pandemia (marzo-junio y agosto-octubre) provocadas por la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India). El estudio ha sido publicado en Journal of American Medical Association (JAMA).
Los investigadores argumentan que los falsos positivos pueden atribuirse a pruebas defectuosas o una mala realización de las mismas. Señalan incluso que una prueba rápida de antígenos podría ser inexacta si un individuo se la realiza demasiado pronto o demasiado tarde en relación al curso de la infección
Si un trabajador resultaba positivo en Covid-19, tenía que someterse a una prueba PCR para confirmar los resultados. Los autores del estudio definieron un falso positivo como un resultado positivo en una prueba rápida de antígenos con un resultado negativo posterior en una prueba PCR.
Se distribuyeron más de 900.000 pruebas rápidas de antígenos en 537 centros de trabajo. Menos del 1% (1.322 pruebas) reportaron un resultado positivo en Covid-19. Entre los que resultaron positivos en pruebas rápidas de antígenos, 462 fueron falsos positivos.
El 60% de estos falsos positivos se produjeron en dos centros de trabajo que utilizaron pruebas diagnósticas de Ag-Rapid Panbio COVID-19 de Abbott. Los investigadores argumentan que los falsos positivos pueden atribuirse a pruebas defectuosas o una mala realización de las mismas. Señalan incluso que una prueba rápida de antígenos podría ser inexacta si un individuo se la realiza demasiado pronto o demasiado tarde en relación al curso de la infección.
En base a este estudio sus responsables concluyen que las pruebas rápidas de antígenos son bastante fiables para detectar la infección por SARS-CoV-2. Sin embargo, recalcan sobre la necesidad de contar con un sistema de datos que permita la rápida identificación de cualquier problema con las pruebas o dudas sobre los casos de falsos positivos.