Priorizar la salud pública en un mundo post-Covid-19: ¿qué hemos aprendido de la pandemia?

Varios expertos de la OMS analizan la falta de preparación de la mayoría de los países ante enfermedades emergentes y cómo ver la salud como un coste en vez de una inversión es un error globalizado.

Personal de la OMS llevando mascarillas a diferentes países del mundo (Foto: @WHO_Europe)
7 junio 2021 | 00:00 h
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La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 nos ha dejado una importante lección: nuestros sistemas sanitarios no estaban preparados para responder a la crisis sanitaria. La Covid-19, sin precedentes en muchos aspectos, no ha sido un hecho del todo imprevisto. Si bien es casi imposible evitar que patógenos emergentes se conviertan en amenazas para la salud pública, la preparación adecuada garantiza que los países cuenten con capacidad para contenerlos y, si fallan, los sistemas de salud deberían estar preparados para mitigar su impacto. La pandemia ha demostrado que no contábamos con esas capacidades y ha echado por tierra parte de la escasa preparación que se había alcanzado.

Tal y como recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe que analiza precisamente las lecciones aprendidas en este último año, la pandemia no ha sido una sorpresa. Múltiples investigaciones ya alertaban desde hace tiempo del peligro ante la posibilidad de que nuevas enfermedades provocasen una crisis sanitaria global. La Junta de Monitorización de la Preparación Global (GPMB, por sus siglas en inglés), advertía en un informe pocos meses antes de la aparición de los primeros casos de Covid-19 de la “existencia de una amenaza muy real de una pandemia altamente letal y rápida de un patógeno respiratorio”. Una advertencia a la que ningún gobierno del mundo hizo caso.

Quizás, la inversión en preparación, estimada en cinco dólares por persona al año se consideró demasiado alta. Una cifra que ahora se ve ínfima si tenemos en cuenta que el coste de la respuesta a la pandemia provocada por la Covid-19 ha supuesto ya más de 11 billones de dólares, con una pérdida futura de 10 billones de dólares en ganancias. Unas cifras que dejan claro que la inversión en salud nunca más debe ser vista como un coste puesto que es el pilar fundamental sobre el que se sustentan nuestras sociedades y economías.

LA VULNERABILIDAD DE UN MUNDO GLOBALIZADO

La OMS detalla en su referido informe que los esfuerzos para abordar la preparación ante una pandemia se remontan a hace más de dos décadas. La vulnerabilidad inherente a un mundo globalizado ante enfermedades de rápida propagación ya quedó patente en 2003 con la epidemia de SARS: se extendió por todos los continentes en apenas unos días.

En 2005 se adoptó el denominado como Reglamento Sanitario Internacional (RSI) que institucionalizó un marco legal para garantizar la seguridad sanitaria global. El RSI supuso un cambio de paradigma. Se solicitó a los países que notificasen a la OMS las posibles emergencias de salud pública de interés internacional y que aseguraran un conjunto de capacidades básicas para detectar, evaluar y notificar este tipo de amenazas. Pero, el proceso de creación de estas capacidades ha sido demasiado lento y sus consecuencias las hemos pagado a lo largo del 2020.

Uno de los momentos clave fue el brote de ébola surgido en África occidental en 2014. Una situación que alertó al mundo de la importancia de la preparación. A pesar de que se consiguió algún pequeño avance la Covid-19 ha dejado en evidencia las titánicas brechas en las capacidades de salud básicas a nivel global. La OMS recuerda que, en 2019, solo la mitad de todos los países analizados tenían capacidad de preparación operativa. Los expertos consideran que estamos ante un problema que radica en la falta de compromiso político y financiero.

La OMS recuerda que, en 2019, solo la mitad de todos los países analizados tenían capacidad de preparación operativa. Los expertos consideran que estamos ante un problema que radica en la falta de compromiso político y financiero

“El compromiso político es un requisito previo para la preparación mundial y nacional. Las comunidades también cuentan. La participación sostenida de la comunidad es esencial a medida que los países se preparan y responden a las epidemias. La confianza y la cohesión social son necesarias para una respuesta liderada por la comunidad y determinan hasta qué punto se aceptan las medidas de salud pública. Las comunidades deben estar facultadas para obtener información precisa y tomar decisiones informadas”, expresa el doctor Jaouad Mahjour, subdirector general de Preparación para Emergencias de la OMS.

El experto pone el foco además en aspectos sobre los que no somos conscientes y que se convierten en aliados de los patógenos emergentes. Hablamos por ejemplo de la sobrepoblación de las grandes ciudades en todo el mundo que facilitan la propagación de las enfermedades. Una situación que se complica todavía más por los altos niveles de contaminación.

La pandemia ha subrayado la importancia de las funciones esenciales de salud pública y las medidas preventivas. Algunos países con altos ingresos se han visto duramente castigados por dejar de lado sus sistemas sanitarios y ni siquiera contar con eficaces y sólidos sistemas en campos como la medicina preventiva o la epidemiología. Un escenario en el que muchos países con bajos y medianos ingresos han contado con ventaja al tener que hacer frente de forma recurrente a brotes y epidemias.

Algunos países con altos ingresos se han visto duramente castigados por dejar de lado sus sistemas sanitarios y ni siquiera contar con eficaces y sólidos sistemas en campos como la medicina preventiva o la epidemiología

Una revisión de estudios realizada por la OMS evidencia un importante error: diferenciar en campos distintos los sistemas de salud y la seguridad en términos de salud. Motivo por el que la OMS trabaja en la creación de sistemas de salud para la seguridad sanitaria que permitan la identificación de las capacidades necesarias para poder ejercer una labor eficaz de seguridad sanitaria.

EL VALOR DE LA PREPARACIÓN GLOBAL

A pesar de la fotografía analizada a lo largo de estas líneas, el impacto de la Covid-19 podría haber sido mucho peor. El gran esfuerzo y trabajo que se ha desarrollado en la década anterior para implementar el Marco de Preparación para la Gripe Pandémica (PIP, por sus siglas en inglés), logró sentar las bases de respuesta ante la Covid-19, proporcionando una infraestructura vital para la vigilancia de enfermedades, el intercambio global de muestras y el análisis genómico. En este sentido destaca el Sistema Global de Vigilancia y Respuesta a la Influenza (GISRS, por sus siglas en inglés).

Se ha aprovechado esta extensa red de laboratorios y vigilancia, con aproximadamente el 90% de los centros nacionales de influenza realizando pruebas de SARS-CoV-2 y más de 50.000 muestras del virus analizadas semanalmente a través del GISRS. COVMart, plataforma que recibe datos sobre la Covid-19, se construyó sobre las plataformas de vigilancia de la influenza.

El valor de las “revisiones posteriores a la acción” de una respuesta para identificar las mejores prácticas, las lagunas y las lecciones aprendidas se ha subrayado durante la pandemia. Por lo tanto, la OMS creó “revisiones intra-acción” para corregir y ajustar las respuestas a la Covid-19. Hasta el momento, se han realizado 58 revisiones intra-acción en 45 países y están previstas otras 20.

La palabra "pandemia" es de origen griego, que significa "todo el pueblo". La Covid-19 está afectando a todas las personas (independientemente de su nivel de ingresos), a todas las edades y a todos los colores. También está afectando a todos los sectores: la economía, los viajes, el comercio, la educación y el sector social. Por lo tanto, la preparación para una pandemia no puede dejarse solo en manos del sector de la salud; requiere de toda la sociedad y de enfoques con recursos adecuados y una fuerte coordinación multisectorial que responda a una variedad de intereses nacionales.

“La preparación de los países es la piedra angular de la preparación mundial: una amenaza de pandemia para un país es una amenaza para todos los países. La Covid-19 ha revelado el resultado de una inversión insuficiente crónica en la preparación para una pandemia. Por lo tanto, el financiamiento de la preparación para una pandemia debe verse como una inversión más que como un costo, con beneficios para todos los países”, concluye el subdirector general de Emergencias Sanitarias de la OMS, el doctor Mike Ryan.

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