El mundo está experimentando una intensísima ola de transmisión de la variante ómicron de SARS-CoV-2. Las estimaciones basadas en los modelos matemáticos realizados por instituciones académicas de gran prestigio sugieren que actualmente se están produciendo en el mundo más de 125 millones de infecciones diarias, valor al menos 10 veces superior al observado en el pico máximo de la pasada ola de transmisión, causada principalmente por la variante delta. De hecho, ómicron es la variante predominante o casi exclusiva en la mayoría de los países del planeta.
Este nivel de contagiosidad sin precedentes sugiere que más del 50% de la población mundial podría estar infectada antes del final del próximo mes de marzo. Además de ello, se ha determinado que hasta el 80-90% de las infecciones producidas podrían ser asintomáticas, porcentaje muy superior al 40% estimado para otras variantes.
La frecuencia de hospitalización, de ingreso en las unidades de críticos o de fallecimiento en pacientes sintomáticos también se han reducido de forma muy considerable con esta variante en relación con la incidencia de casos diagnosticados
La frecuencia de hospitalización, de ingreso en las unidades de críticos o de fallecimiento en pacientes sintomáticos también se han reducido de forma muy considerable con esta variante en relación con la incidencia de casos diagnosticados.
La elevada frecuencia de casos en la comunidad y la alta transmisibilidad de la variante ómicron condicionan, sin embargo, que en el momento actual muchos pacientes sean diagnosticados de COVID-19 al ingresar en el hospital por otras causas.
Lo que ocasiona en las instituciones sanitarias una excesiva carga laboral y asistencial, así como relevantes problemas organizativos que afectan a la atención a los pacientes, tanto a los que sufren COVID-19 como a los que padecen otras patologías
Lo que ocasiona en las instituciones sanitarias una excesiva carga laboral y asistencial, así como relevantes problemas organizativos que afectan a la atención a los pacientes, tanto a los que sufren COVID-19 como a los que padecen otras patologías, al aplicarse las mismas estrategias y recomendaciones que en pasadas olas de la pandemia, producidas por variantes diferentes de SARS-CoV-2.
Estas circunstancias epidemiológicas, clínicas y evolutivas hacen necesario un posicionamiento por parte de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), que se basa en dos premisas principales. La primera, que la variante ómicron puede producir enfermedad grave en personas no vacunadas, incompletamente vacunadas y en pacientes vulnerables, y que, por tanto, es en estos grupos de población donde hay que centrar el esfuerzo preventivo, diagnóstico y terapéutico; y la segunda, que la contagiosidad de la variante ómicron es de tal magnitud que hace muy probable que la mayoría de la población acabe infectada.
Como tal documento de posición, no se trata de un protocolo o guía, está abierto a discusión pública, y puede tener que cambiar en el futuro si aparecen nuevas variantes con características biológicas diferentes y con mayor riesgo de producir una enfermedad más grave.