La contaminación del aire es, junto con el cambio climático, una de las mayores amenazas medioambientales para la salud humana. El pasado 4 de octubre la Organización Mundial de la Salud (OMS) hacía públicas las nuevas directrices globales sobre la calidad del aire con el objetivo de proteger la salud de las poblaciones mediante la reducción de los niveles de los principales contaminantes del aire.
La última actualización de estas directrices se realizó en 2005 y, desde entonces, se ha producido un aumento notable en la evidencia científica y pruebas que demuestran sin lugar a dudas cómo la contaminación del aire afecta de forma cada vez más perjudicial a múltiples aspectos de nuestra salud. Razón por la que la OMS decidía ajustar a la baja casi todos los niveles de referencia de la calidad del aire. Sus expertos han reiterado que exceder los umbrales fijados se asocia con significativos riesgos para la salud humana, mientras que su cumplimiento podría salvar millones de vidas. ¿Por qué se ha convertido en estos momentos la contaminación del aire en una emergencia de salud pública para la OMS?
La respuesta la encontramos en la entrevista que la agencia de salud de la ONU ha realizado a la doctora María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente de la OMS. De acuerdo con los datos publicados por la OMS, la contaminación del aire produce cada año más de siete millones de muertes prematuras. “En realidad, nueve de cada 10 personas en todo el mundo, particularmente las que viven en ciudades, respiran aire que no cumple con lo que la OMS considera buenos estándares de acuerdo con nuestras pautas de calidad del aire para respirar y estar saludables”, declara la doctora en el espacio de entrevistas “Ciencia en 5” de la OMS.
Neira pone el foco en cómo la contaminación del aire se encuentra detrás del cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o neumonía por citar algunos ejemplos. “Durante muchos años, pensamos y se consideró que la mayoría de las enfermedades relacionadas con la exposición al aire contaminado solo afectaban a nuestro sistema respiratorio”, expone. “Ahora sabemos que estas partículas tóxicas llegarán a nuestros pulmones y, de allí, al torrente sanguíneo siendo responsables de enfermedades isquémicas del corazón, de trastornos neurológicos, de accidentes cerebrovasculares, de problemas neurológicos en general y problemas del sistema reproductivo. Todas estas razones nos dicen que consideremos que la contaminación del aire es uno de los mayores problemas de salud pública a los que nos enfrentamos hoy”, advierte.
"Sabemos que estas partículas tóxicas llegarán a nuestros pulmones y, de allí, al torrente sanguíneo siendo responsables de enfermedades isquémicas del corazón, de trastornos neurológicos, de accidentes cerebrovasculares, de problemas neurológicos en general y problemas del sistema reproductivo"
En estos términos ha puesto el foco en cómo la Covid-19, enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, ha destacado el aumento de la evidencia científica que indica que las personas que viven en zonas con altos niveles de contaminación del aire pueden sufrir serias complicaciones en caso de infección. “La exposición a largo plazo a la contaminación del aire afectará su sistema inmunológico y, por lo tanto, lo hará más susceptible a cualquier tipo de enfermedad respiratoria”.
“Sabemos además que la exposición a la contaminación del aire aumentará el riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades cardiopulmonares, metabólicas o diabetes. Y todos sabemos ahora que estas enfermedades son las llamadas ‘comorbilidades’ que aumentarán el riesgo de una mayor gravedad en los pacientes con Covid-19”.
“La exposición a la contaminación del aire aumentará el riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades cardiopulmonares, metabólicas o diabetes. Y todos sabemos ahora que estas enfermedades son las llamadas comorbilidades que aumentarán el riesgo de una mayor gravedad en los pacientes con Covid-19”
La entrevista avanza y pone el foco en las medidas que permitirían reducir los niveles de contaminación del aire. Neira no duda a la hora de señalar que “dejar de quemar combustibles fósiles”, sería el primer paso. “La combustión de los combustibles fósiles está contribuyendo no solo al cambio climático, sino a generar un alto nivel de contaminantes que luego terminan en nuestros pulmones”.
“Si vamos a medidas concretas, a nivel ciudades, hay medidas como el cambio hacia sistemas de transporte público más sostenibles, reducir el uso de transportes privados, buscar cómo hacer un uso más eficiente de la energía en nuestros edificios o reducir el tráfico en ciertas áreas”, aconseja destacando que los resultados de todas estas medidas “son inmediatos”.
“Como individuos, lo mejor que podemos hacer es presionar a nuestros políticos. Asegurarnos de que existen sistemas para la monitorización de la calidad del aire y garantizar que se estén tomando medidas a nivel político. Si la situación de la contaminación del aire es realmente mala, si tomamos medidas, hay optimismo”.
En este sentido ejemplifica con los avances que se han realizado en las últimas dos décadas en varios países europeos o América del Norte. “Pero todavía estamos lejos en otras partes del mundo y necesitamos implementar medidas relacionadas con el transporte sostenible, uso limpio y moderno de las fuentes de energía, cambiar nuestra forma de consumir y reciclar. Y así, podremos abordar el enorme problema que supone la contaminación del aire”, concluye.