La Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) ha presentado este miércoles los últimos datos del Registro COVID-19, extraídos del estudio de los pacientes críticos ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) a partir de la segunda ola de la pandemia. El responsable de mostrar los resultados ha sido el doctor Alejandro Rodríguez, su investigador y coordinador principal, en una conferencia durante el LVI Congreso Nacional de la SEMICYUC, que se está celebrando online esta semana.
El Registro COVID-19 analiza las características epidemiológicas de los pacientes COVID-19 en 97 UCI de España, diferenciando la primera ola de las siguientes. En total, se han tomado en consideración 1.113 casos, que se comparan con los 2.688 que se registraron durante la fase inicial de la pandemia. El nuevo perfil de paciente es mayoritariamente varón (71,1%), con una media de edad de 62 años (la mediana oscila entre los 53 y los 71) y una estancia media en UCI de 13 días.
Respecto a la edad de los pacientes críticos, el Registro COVID-19 de la SEMICYUC ha determinado un aumento significativo del porcentaje de pacientes de entre 31 y 50 años, que contrasta con el descenso de los pacientes de más de 50 años, especialmente el grupo de 61 a 70 años, que llegaron a ser un tercio del total y ahora representan el 29,6%. Los pacientes de menos de 50 años han pasado de ser el 15,3% de los ingresados al 19,4% y se mantiene estable el de los mayores de 71 años.
La mortalidad, que en la primera ola se encontraba en torno al 30,8% de los pacientes ingresados en UCI, apenas ha sufrido variaciones en las olas posteriores, situándose en el 30% (la mortalidad cruda general, incluyendo todas las áreas de hospitalización es del 31,6%, casi 5 puntos por debajo de lo que era en la primera ola, en torno al 36,3%). Como explican los expertos de la SEMICYUC, la causa de que la mortalidad se mantenga en cifras parecidas a la primera ola es que la gravedad de la enfermedad se mantiene estable en lo que respecta a los pacientes críticos.
Sí hay diferencias, aunque no significativas, al analizar la mortalidad por rangos de edad, especialmente en mayores de 80 años, que baja casi un 20% como consecuencia de haber sido los primeros en vacunarse. Desciende en los mayores de 60 y menores de 40 años. Sin embargo, el porcentaje de fallecimientos crece ligeramente en el tramo de pacientes entre los 41 y los 60 años.
El Registro COVID-19 ha analizado las comorbilidades que presentaban al ingreso los pacientes críticos con COVID-19. Así, ha crecido significativamente el número de pacientes que presentaban hipertensión arterial (del 44,2 al 48,1%), obesidad (del 32,2 al 41,5%) y diabetes (del 20,7 al 25,9%). Otras como el asma o la cardiopatía isquémica se mantienen estables en torno al 6%.
También se han analizado las características del soporte respiratorio. Destaca especialmente el porcentaje de pacientes críticos que ha necesitado oxigenación de alto flujo, que ha pasado del 17,6% en la primera ola al 50,9% en las posteriores. Por el contrario, ha descendido el de los que han necesitado ventilación mecánica invasiva, que se ha reducido del 78,6 al 68,6%. No ha habido grandes variaciones respecto a la necesidad de ECMO y a la de ventilación mecánica no invasiva.
El Registro COVID-19 de la SEMICYUC es el más importante de España en lo que respecta al análisis de pacientes críticos ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos por SARS-CoV-2. Cuenta con datos de 97 UCI repartidas por todas las Comunidades Autónomas y en él trabajan de forma voluntaria varios cientos de profesionales. Está auspiciado por el Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas y Sepsis de la SEMICYUC y sus resultados son publicados en diferentes revistas científicas de prestigio internacional.