El SARS-CoV-2 es el séptimo coronavirus identificado con capacidad para infectar a seres humanos. Desde la aparición de los primeros casos la evidencia científica ha logrado ir dando respuesta a algunas de las cuestiones principales que plantea, aunque todavía continúan existiendo algunas dudas importantes, especialmente en lo referente a la duración de la inmunidad mediada tanto por la infección natural como por las vacunas. De lo que no cabe ninguna duda es que el virus ha llegado para quedarse y la cuestión que analizan los expertos ahora es si se están estableciendo patrones.
La estacionalidad del SARS-CoV-2 se ha debatido de forma intensa con posturas enfrentadas a lo largo de estos más de dos años y medio de pandemia. Las diferentes olas que hemos vivido han expuesto que la incidencia del virus parece no variar significativamente entre las distintas estaciones, pero los meses más fríos suponen un mayor riesgo debido a factores como la confluencia con otros virus respiratorios y el aumento del tiempo que pasamos en espacios interiores.
Ante esta fotografía un grupo de expertos ha analizado en British Medicine Journal la posibilidad de que se esté estableciendo patrones. “Parece que hay dos o tres oleadas cada año, cada una causada por nuevas variantes”, expone Atsushi Sakuraba, profesor de Medicina en la Universidad de Chicago (Estados Unidos). “Teniendo en cuenta la naturaleza del SARS-CoV-2, que es un virus de ARN que muta con el tiempo, es probable que este patrón se mantenga”.
Las variantes del SARS-CoV-2 se clasifican en dos grupos: de interés (VOI, por sus siglas en inglés) y de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés). El paso del primer grupo al segundo depende de las capacidades de cada variante a la hora de producir una enfermedad más grave, contar con una mayor transmisibilidad o contar con un mayor escape inmunitario. En la actualidad es la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) y sus linajes (BA.1, BA.2, BA.3, BA.4 y BA.5) las dominantes a nivel global.
Los patrones observados se mantendrán siempre y cuando las variantes del virus que continúen imponiéndose a las anteriores lo hagan por una mayor capacidad de transmisión o de escape inmunitario, especialmente ante la protección generada por las vacunas actuales
BA.1 se posicionó como el linaje mayoritario durante la primera fase de expansión de la variante Ómicron. BA.2, que presenta numerosas diferencias respecto a BA.1, fue aumentando hasta convertirse en el linaje predominante a nivel global desde marzo hasta junio de 2022. Posteriormente, los linajes BA.2.12.1, BA.4 y BA.5, que mostraban una ventaja de crecimiento sobre BA.2, fueron aumentando progresivamente su prevalencia a nivel global.
Las mutaciones presentes en estos linajes suponen un importante cambio antigénico (particularmente frente a BA.1) que se traduce en un mayor escape inmune. Hasta el momento no se han observado diferencias en la gravedad de los casos para ninguno de ellos. Con un mayor ritmo de crecimiento, BA.5 se impuso finalmente como linaje dominante desde el mes de julio hasta la actualidad.
Las distintas olas de la pandemia que vivimos son la representación en tiempo real de la evolución del virus. Una suerte de lucha por la supervivencia entre las variantes existentes y las de nueva aparición en la que se van imponiendo aquellas con capacidades mejoradas para seguir infectando al mayor número de población posible.
En la situación actual en la que nos encontramos los expertos consultados por BMJ destacan que no importante tanto el nivel de transmisibilidad de las variantes, como el estado de la inmunidad de la población.
“La razón por la que estas variantes se expanden es que pueden encontrar personas que aún no se han infectado o que se infectaron hace mucho tiempo. Estas variantes pueden evitar o evadir la inmunidad preexistente, ya sea de la vacuna o de una infección previa, basada en la variante anterior”, asevera Joël Mossong, epidemiólogo de la Dirección de Salud de Luxemburgo. En este sentido recuerda que, hasta la autorización de las vacunas adaptadas a las variantes circulantes, el resto de sueros autorizados han sido diseñadas en base a la cepa original del coronavirus.
Actualmente Ómicron y sus linajes son los únicos clasificados como VOC por la OMS
Los expertos consultados por la citada cabecera indican que los patrones observados se mantendrán siempre y cuando las variantes del virus que continúen imponiéndose a las anteriores lo hagan por una mayor capacidad de transmisión o de escape inmunitario, especialmente ante la protección generada por las vacunas actuales. Estos patrones se mantendrían durante los próximos años a menos que se realicen esfuerzos más proactivos en el control de la pandemia o se logre una amplia inmunidad generalizada a través de las vacunas adaptadas a las variantes en circulación.
Ante la preocupación de que las variantes que un día dominaron y ahora se han visto desplazadas puedan volver a imponerse, los expertos señalan que es poco probable que puedan volver a ser dominantes gracias a la inmunidad existente entre la población. Se suma el hecho de que las características de la variante Ómicron y sus linajes hacen poco probable que una variante previamente dominante pueda volver a serlo.
La rápida expansión de las variantes Alfa (B.1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido) y Beta (B.1.351, detectada originalmente en Sudáfrica), no respondía tanto a su capacidad para transmitirse, como al hecho de que apenas existía inmunidad entre la población general y, en los momentos en los que fueron dominantes, no se contaba con las vacunas.
Sobre el futuro, el SARS-CoV-2 nos ha enseñado en estos años que siempre puede volver a sorprendernos. Las preguntas sobre las siguientes variantes generan un gran desconcierto y actualmente Ómicron y sus linajes son los únicos clasificados como VOC por la OMS. Los expertos coinciden en señalar que BA.5 es, hasta el momento, la versión del virus más feroz en términos de capacidad infectiva y escape inmunitario, aunque su pico máximo podría alcanzarse muy pronto.
En el peor de los escenarios los mayores temores se centran en el surgimiento de una nueva variante con una capacidad de infección y escape inmunitario mucho mayor que BA.5, o con una capacidad más reforzada para provocar enfermedad grave. Todo dependerá de dónde surja y las ventajas evolutivas con las que se presente.