Los comúnmente conocidos como “pasaportes Covid” se han convertido en los últimos meses en una garantía de seguridad a la hora de permitir los viajes entre distintos países. De acuerdo a los datos ofrecidos el pasado miércoles 13 de octubre por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, en la rueda de prensa posterior al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), en España se han emitido un total de 27 millones de certificados Covid de la Unión Europea. Gracias a este documento, hasta 3,2 millones de personas han entrado en nuestro país.
España puede presumir de ser uno de los países del mundo con mejor aceptación de las vacunas desarrolladas contra la Covid-19. Según el último informe hecho público por el Ministerio de Sanidad en base a los datos proporcionados por las comunidades autónomas, hasta el pasado 14 de octubre el 87,8% de la población diana había completado la pauta de inmunización. Una fotografía que no se replica de la misma forma en muchos de nuestros vecinos europeos, más reticentes a la inoculación de los sueros. Hecho que se ha traducido en la necesidad de recurrir a los pasaportes Covid. El mejor ejemplo lo encontramos en Italia.
El país se ha convertido en el primero del viejo continente en exigir el pasaporte Covid a todos los trabajadores tanto del ámbito público como privado. Una medida que afecta a más de 23 millones de personas que establece que, entre el 15 de octubre y el 31 de diciembre de 2021, no se podrá acceder a ningún lugar de trabajo sin contar con el pasaporte Covid. Una maniobra con la que el Gobierno de Mario Draghi ha conseguido evitar la imposición de la vacunación obligatoria, pero ha sentado un precedente en Europa donde la obligatoriedad de estos pasaportes es escasa y se limita a ámbitos muy concretos como el ocio o la hostelería, por ejemplo.
Francia ha apostado por la vacunación obligatoria para todos los trabajadores del sector de la salud. Una norma que afecta a unos 2,7 millones de profesionales, tanto del ámbito público como privado. Aquellos que no cumplan podrían llegar incluso a ser suspendidos y enfrentarse a sanciones, despidos y prisión.
Los ejemplos de Italia y Francia plantean una pregunta clara: ¿resultan efectivas este tipo de medidas a la hora de aumentar la absorción de las vacunas contra la Covid-19 en las sociedades? Con el objetivo de encontrar una respuesta ponemos el foco en un estudio publicado en medRxiv (preliminar sin revisión por pares) que tomado datos de diferentes fuentes oficiales como la Universidad de Oxford o el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).
Cuando el pasaporte Covid se requiere para acceder a eventos particulares como discotecas o bares, los grupos de edad más jóvenes son los que muestran una mayor aceptación. Sin embargo, si hablamos de otros entornos como la hostelería, el rango de edad se incrementa
Sus autores seleccionaron seis países que habían implementado el pasaporte Covid entre mayo y agosto de 2021: Dinamarca, Francia, Alemania, Israel, Italia y Suiza. Estos fueron comparados con otras 20 naciones utilizadas como grupo de control.
La principal variable de resultado que se ha empleado en este análisis han sido las dosis diarias de las vacunas contra la Covid-19 administradas. El hallazgo clave señala que la entrada en vigor de los pasaportes Covid produjo un rápido aumento de las tasas de vacunación. El efecto fue bastante significativo antes de la implementación y también se mantuvo después. Sin embargo, los resultados varían en función de los datos de vacunación previos a la implementación y las distintas motivaciones que han llevado a requerir su uso.
Países como Francia, Italia o Israel, con menores tasas de aceptación antes de la intervención, reportaron efectos más pronunciados. En el caso de Alemania, que tuvo altas tasas de absorción, no se observó ningún efecto significativo. Una situación similar ha sucedido en Dinamarca ya que el pasaporte Covid se implementó en un momento en el que el suministro de vacunas era reducido.
La comunidad científica deja claro que determinar una correlación clara entre la implementación de los pasaportes Covid y el incremento o no de las tasas de vacunación contra la Covid-19, es una tarea muy complicada. Pero, en general, los pasaportes deberían contribuir a reducir las tasas de infección al ser un elemento que alienta a las personas a vacunarse.
El análisis se ha realizado también por edades. Un trabajo que se ha traducido en que la mayor captación observada se ha producido en los menores de 20 años, seguidos por los que tienen edades comprendidas entre los 20 y los 29 años. Un dato interesante es que, cuando el pasaporte Covid se requiere para acceder a eventos particulares como discotecas o bares, los grupos de edad más jóvenes son los que muestran una mayor aceptación. Sin embargo, si hablamos de otros entornos como la hostelería, el rango de edad se incrementa.
El estudio proporciona la primera evaluación empírica de la relación entre los pasaportes Covid y la aceptación de las vacunas, mostrando que su implementación podría incrementar la absorción de los sueros entre los distintos grupos poblacionales. Es importante señalar que los resultados deben ser valorados considerando factores adicionales y los distintos motivos por los que cada uno de los países ha decidido utilizar los pasaportes.