La pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 no solo ha llevado al borde del colapso a los sistemas sanitarios de todo el mundo. La importancia que tiene la salud mental se ha puesto de relieve a lo largo de estos meses en los que hemos visto como nuestras vidas cambiaban radicalmente en cuestión de horas y hemos tenido que adaptarnos a una “nueva normalidad” que poco o nada tiene que ver con lo que tradicionalmente hemos entendido asociado ese concepto.
En este escenario los jóvenes son uno de los grupos poblacionales que más ha sufrido y sufre las consecuencias de la pandemia. El cierre de colegios, institutos y universidades y la acrecentada inestabilidad económica y del mercado laboral, sumado a los riesgos sanitarios inherentes a la Covid-19 y las medidas para frenar su expansión, se han traducido en un cúmulo de factores que a muchos les está pasando factura en el terreno de la salud mental y su bienestar emocional.
“Muchos sienten que están pagando no el precio de la pandemia, sino de las medidas tomadas contra la pandemia”, explica en The New York Times el doctor Nicolas Franck, jefe de una red de psiquiatría en Francia. En los primeros meses de la pandemia un estudio realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) revelaba que una cuarta parte de los jóvenes estadounidenses con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años había contemplado el suicidio durante el periodo de confinamiento.
“Estamos en medio de una pandemia de salud mental y no creo que se esté tratando con el suficiente respeto”, apostilla en este sentido el psicoterapeuta londinense Arkadius Kyllendahl, consultado por The New York Times. “Los que dicen que todos estos desafíos fortalecerán a los jóvenes, no es cierto. Solo lo hará con los que tengan más recursos”, añade.
“Estamos en medio de una pandemia de salud mental y no creo que se esté tratando con el suficiente respeto”
Ante este creciente problema, gobiernos y autoridades sanitarias se enfrentan a una complicada dicotomía: las soluciones a los problemas que afectan a la salud mental de los jóvenes son los mismos elementos que los ponen en riesgo de infectarse.
Si bien los jóvenes no son el rostro de la pandemia ya que, por norma general, la infección por SARS-CoV-2 suelen cursarla de forma leve e incluso asintomática, UNICEF advierte que podrían convertirse en las mayores víctimas debido al impacto en su salud mental. Los expertos explican que para muchos jóvenes resulta muy complicado expresar sus sentimientos más allá de descripciones demasiado generales como el enfado o la tristeza. Motivo por el que se recomienda a los padres, tutores legales o profesores que permanezcan alerta ante cualquier cambio en modo de actuar o relacionarse.
SOLEDAD, ANGUSTIA Y DEPRESIÓN
Más del 42% de las personas encuestadas por la Oficina del Censo de Estados Unidos en diciembre de 2020 reportaron síntomas de ansiedad o depresión. Una cifra que supone un aumento del 11% respecto al año anterior. La fotografía revelada es similar en todo el mundo según los expertos. La angustia provocada por la pandemia se debe a las limitaciones sociales, tensiones con los convivientes y miedo al contagio. Y, diversos estudios, han mostrado que los jóvenes se ven más afectados que los adultos reportando una mayor tendencia a la angustia psicológica motivada principalmente por su fuerte necesidad de interacción social.
El enfoque de la salud mental desde el ámbito de la educación debe comenzar a cambiar y combatir el estigma que impregna a estos problemas
Un reciente estudio elaborado por la Universidad Harvard informa de que el 61% de los encuestados con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años se siente solos todo el tiempo o con bastante frecuencia. El dato antes de la pandemia era del 25%. Si se combinan estos datos con una encuesta realizada por los CDC en junio de 2020 el porcentaje de jóvenes estadounidenses con síntomas de ansiedad y depresión es del 63%. Numerosos informes indican que estos problemas no van a solucionarse a corto plazo y pueden arrastrar a muchos jóvenes a una espiral descendente. Las familias y los centros educativos son clave en estas situaciones como importantes puntos de intervención. El enfoque de la salud mental desde el ámbito de la educación debe comenzar a cambiar y combatir el estigma que impregna a estos problemas.
Por suerte, la pandemia ha servido para fortalecer la investigación en salud mental. Se han publicado multitud de estudios sobre las crisis de salud mental causadas por la Covid-19 focalizándose en problemas como la depresión, el estrés o la ansiedad en adultos y jóvenes vulnerables. Dentro de la nueva evidencia científica destaca una investigación publicada en The Journal of Positive Psychology centrada en analizar cómo la pandemia también ha reforzado y construido nuevos cimientos en el campo de la salud mental.
El estudio muestra como determinadas habilidades, prácticas positivas y estados de ánimo ayudan a los jóvenes y adultos a sobrellevar la pandemia y seguir creciendo. el estudio sugiere que las personas pueden soportar altos niveles de estrés al mismo tiempo que mantienen una salud mental positiva. Además, sugiere que la angustia mental y la salud mental no solo coexisten, sino que interactúan.