A finales del pasado mes de octubre, la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) ha celebrado de manera íntegramente virtual su XXIII Congreso Nacional de Psiquiatría. ConSalud.es ha charlado con el presidente de esta sociedad científica, Celso Arango, que es además jefe del área de Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón en Madrid y de su Instituto de Psiquiatría.
¿Qué conclusiones extraen de este Congreso de la Sociedad Española de Psiquiatría?
La primera, que es que hemos podido realizar el congreso en unas circunstancias así y sin mermar la calidad científica del mismo. Incluso hay que destacar que hemos tenido un mayor número de asistentes que en anteriores ocasiones. Estamos muy satisfechos.
De la Covid-19 hemos hablado mucho, Emilio Bouza como especialista en Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón ha ofrecido su visión, además hemos tenido un foro de debate acerca de las experiencias positivas en todo el territorio nacional y también jornadas en las que se han compartido los datos de los principales estudios sobre la repercusión de la Covid-19 en distintos ámbitos sociales.
La especialidad de Psiquiatría ha sufrido de alguna manera las consecuencias que ha podido tener la pandemia
Si algo ha puesto de manifiesto es que las competencias que tiene un médico especialista en Psiquiatría son muy necesarias para dar una respuesta global a esta pandemia. Son muchos los ámbitos de intervención ya sea desde los cuidados a los profesionales sanitarios, el abordaje clínico, la telepsiquiatría con sus seguimientos virtuales…
La Psiquiatría, como rama de la Medicina, ha puesto en valor sus competencias en un trabajo colaborativo en el cual las personas han sido el pilar fundamental de la respuesta global que se le ha dado a la pandemia.
Se ha tenido que dar una respuesta diferente a las patologías psiquiátricas debido a la pandemia. ¿Cómo ha sido?
Hemos tenido que movilizar recursos, sobre todo con los pacientes ingresados que estaban infectados, con los familiares de esos pacientes en situaciones de ingreso en UCI o de extrema gravedad, con enfermos terminales. Ha habido que intervenir para la gestión emocional incluido en aquellos casos en los que había que dar malas noticias, se producían fallecimientos, etc.
Pero los psiquiatras han estado también atendiendo a población especialmente vulnerable por padecer trastornos mentales graves, como pueden ser personas con discapacidad intelectual, autismo, demencias… Hemos trabajado arduamente potenciando la atención comunitaria y también ofreciendo la asistencia en el domicilio para que los pacientes que estaban citados para que no se cancelasen sus consultas. Se ha dado una respuesta flexible en la mayoría de lo posible, identificando aquellas poblaciones o nichos de especial vulnerabilidad.
¿Alguna patología ha sufrido más los efectos de la pandemia que otra?
Las patologías que tienen que ver con adicciones mejoraron mucho durante el confinamiento al no poder acceder a ellas. Subió el consumo de alcohol pero en el caso de las drogas ilegales bajo mucho. Los jóvenes que estaban sufriendo acoso escolar han podido mejorar. No todo fue a peor.
Hay ciertos colectivos poblacionales que si sufrieron ese impacto. Los niños que asisten a centros de educación especial se quedaron casi desatendidos, las personas con autismo que tenían patrones de rutina también con las consecuencias que puede generales, etc.
"Debido a la pandemia, los cuadros clínicos se han detectado mucho más tarde cuando ya estaban en pronóstico mucho peor"
En este tipo de casos, ha habido cuadros de agitación, de dificultades comportamentales y conductas como efecto de que se rompe su rutina.
A nivel más general, destacaría los cambios que hemos podido detectar también jóvenes con trastornos de conductas alimentarias con índices de masa corporal como pocas veces hemos visto como especialistas. También ha habido cuadros de ideación suicida en gente joven…
Todo el trabajo realizado en Medicina Preventiva durante estos años en el sistema sanitario se nos vino abajo y los esfuerzos y recursos se centraron en la Covid-19, por lo que los cuadros clínicos se han detectado mucho más tarde cuando ya estaban en pronóstico mucho peor.
La OMS ha lanzado una advertencia acerca de la escasa inversión realiza por los países en el ámbito de la Salud Mental y las consecuencias que esto ha tenido para el abordaje de los pacientes durante la pandemia.
Tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como la Organización Mundial de la Salud (OMS), han alertado de cuantas olas de infecciones de la Covid-19 va a haber. Pero lo que sí tienen claro es que va a haber una gran ola de trastornos mentales que no son derivados exclusivamente de los contagios por la pandemia sino por las consecuencias económicas y sociales de la crisis sanitaria.
En 2008 y 2009, con la crisis económica ya vivimos algo parecido, se incrementaron los trastornos mentales de ansiedad, de depresión y el sueño en un 20%. Esta vez, no parece que vaya a ser menor. Se espera que llegue una gran ola de trastornos mentales.
"Durante décadas nos creímos que éramos la mejor Sanidad del mundo porque no se nos había puesto en tensión"
Evidentemente esta situación nos ha pillado mal preparados, durante décadas nos creímos que éramos la mejor Sanidad del mundo porque no se nos había puesto en tensión pero al final se ha visto que en una situación de estrés y al tener un déficit de base, el sistema sanitario ha respondido como ha podido.
Aquellos países mejor preparados, tanto en infraestructuras como en medios materiales y humanos, han tenido una menor mortalidad y una menor tasa de contagios. Esto también se traduce en el abordaje de la Salud Mental. La ratio de psiquiatras en España es muy inferior al del resto de los países europeos.
En nuestro país se invierte un 5,5% del presupuesto total adjudicado a la Sanidad frente al 7% de media en el resto de la Unión Europea. No se trata solo de una cuestión puramente económica de los países, los recursos que tiene cada uno son los que son, pero se establecen prioridades. Si se prioriza menos que en el resto de la UE nos irá peor y la ola de trastornos mentales nos pillará mucho peor.