La crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19 ha sido un revulsivo para la práctica clínica diaria, sobre todo en las enfermedades y trastornos neurodegenerativos. Es el caso de la enfermedad de Parkinson, una patología que afecta al sistema nervioso, produciéndose unos mecanismos de daño y posterior degeneración de las neuronas ubicadas en la sustancia negra.
En la actualidad, el párkinson afecta a unas 160.000 personas en España, de las cuales el 37% la padecen en estado avanzado. Para el control de los síntomas y la mejora de su calidad de vida, los afectados necesitan un tratamiento farmacológico y unas terapias rehabilitadoras específicas que se van adaptando a sus necesidades en función de la progresión de la enfermedad. Así como un continuo seguimiento médico de sus síntomas y evolución.
Sin embargo, con la pandemia del Covid-19, las consultas presenciales se paralizaron y los hospitales se vieron obligados a cancelarlas y a atender a los pacientes a través de correo electrónico o por teléfono. Según los datos desprendidos del ‘Estudio COVID & Párkinson’, realizado por la Fundación Curemos el Párkinson, durante el confinamiento el 66% de los pacientes con esta enfermedad sufrió un empeoramiento de sus síntomas. “Los pacientes solo acudían a la consulta cuando la situación era preocupante. Además, el propio confinamiento también supuso un problema para los pacientes con deterioro cognitivo y para aquellos que necesitan un tratamiento rehabilitador frecuente”, señala la Dra.Irene Martínez, neuróloga del Hospital la Fe de Valencia, en declaraciones a ConSalud.es.
Durante la fase de vuelta a la normalidad y de forma progresiva, se fueron retomando las consultas presenciales
Posteriormente, durante la fase de vuelta a la normalidad y de forma progresiva, se fueron retomando las consultas presenciales, “una vez superada la primera ola, se ha ido viendo a los pacientes con normalidad salvo en esta tercera ola, en la que algunos pacientes, especialmente los más mayores han preferido la atención por teléfono. No obstante, las visitas presenciales, con las medidas de seguridad adecuadas, han estado disponibles desde el principio”, explica la neuróloga.
Tanto en las asociaciones de pacientes como en los hospitales y centros de salud se están tomando todas las medidas de higiene y seguridad para que los pacientes, sus familiares y cuidadores, puedan acudir de manera segura.
Además, la doctora insiste en la necesidad de que estos afectados por esta patología se mantengan “activos”. “Hay muchos pacientes que se han recluido en casa cuando perfectamente pueden salir al aire libre a pasear”. A pesar de toda la información facilitada sobre la seguridad de la actividad al aire libre, los pacientes y cuidadores siguen teniendo miedo, por ello, invita a las asociaciones “a realizar parte de sus actividades al aire libre”.