El próximo 21 de junio España entrará en la denominada como “nueva normalidad”. El Estado de Alarma decretado el pasado 14 de marzo como consecuencia de la pandemia provocada por el nuevo SARS-CoV-2 llega a su fin. Pero no se trata nada más que del inicio de una nueva etapa tal y como el pasado domingo 14 de junio recordaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya que el virus continúa siendo una amenaza y el riesgo de rebrotes e incluso de una segunda ola está presente. No se trata de un punto y final. El 21 de junio representa un punto y seguido en el que serán las comunidades autónomas las que jueguen un papel crucial en el control y vigilancia de la situación epidemiológica del conjunto del país.
Galicia fue el pasado lunes 15 de junio la primera Comunidad Autónoma en entrar en esa “nueva normalidad” que ha sido diseñada a golpe de Real Decreto. El mismo 21 de junio España reabrirá sus fronteras con todos los países del espacio Schengen (salvo Portugal) y, desde el próximo 1 de julio, podrán comenzar a llegar a nuestro país viajeros procedentes de terceros países que cumplan una serie de requisitos. La “nueva normalidad” se presenta como uno de los grandes desafíos sociales, económicos y sanitarios tras varios meses en los que el país prácticamente ha estado paralizado como consecuencia del confinamiento y las restricciones a la movilidad.
En la última videoconferencia celebrada entre Pedro Sánchez y los presidentes autonómicos el pasado domingo 14 de junio, muchos han sido los que han pedido a Moncloa que el paso a la “nueva normalidad” debe darse con precaución y con la puesta en marcha en planes que permitan identificar con rapidez y controlar los temidos rebrotes.
Lo cierto es que prácticamente la mayoría de las medidas recogidas en el Real Decreto de la “nueva normalidad” han estado vigentes durante el Estado de Alarma y deben seguir hasta que derrotemos definitivamente al virus, que será cuando se consiga una terapia eficaz o una vacuna”, en palabras del ministro de Sanidad, Salvador Illa.
Pero, ¿es suficiente? Esta es la pregunta que los españoles se formulan desde el temor que nos provoca el recuerdo aún presente de los meses vividos. “Sí, las medidas instauradas en este momento serían suficientes para que poco a poco y con prudencia podamos retomar lo que ya se conoce con el término de ‘nueva normalidad’”, explica en la entrevista concedida ConSalud.esPatricia Guillem, catedrática de Epidemiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Europea de Valencia.
"El avance que hemos llevado a través de las distintas fases de la desescalada ha ido proporcionado un escenario mucho más seguro y controlado, unificando en todo lo posible la situación sanitaria dentro del territorio español"
“Además, el avance que hemos llevado a través de las distintas fases de la desescalada ha ido proporcionado un escenario mucho más seguro y controlado, unificando en todo lo posible la situación sanitaria dentro del territorio español”, añade.
En esta “nueva normalidad” las mascarillas se posicionan como uno de los principales mecanismos para evitar los nuevos contagios. Su uso ha sido declarado como obligatorio en espacios libres y cerrados siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad. A lo largo de la pandemia mucha ha sido la controversia sobre su uso con declaraciones contradictorias por parte de las autoridades sanitarias tanto a nivel nacional como internacional. Hoy, son un elemento más de nuestro paisaje social.
“Estudios recientes confirman que utilizar mascarillas, mantener la distancia física y disponer de protección ocular, aunque no ofrecen una protección completa frente al virus sí que impedirían su propagación si estos se combinan además con la higiene frecuente de manos o con una solución”, manifiesta en este sentido Guillem.
En palabras de la experta las mascarillas “deben entrar a formar parte de nuestra rutina”, destacando que su función principal “no es la de protegernos de un posible contagio que provenga del medio exterior si no únicamente, la de evitar que dispersemos gotitas de las secreciones respiratorias”.
"Estudios recientes confirman que utilizar mascarillas, mantener la distancia física y disponer de protección ocular, aunque no ofrecen una protección completa frente al virus sí que impedirían su propagación"
“Debemos recordar que muchas personas aparentemente sanas han actuado como transmisores silenciosos de la enfermedad sin ser conscientes de ello. Reconocer a tiempo a estos portadores asintomáticos, sería prácticamente imposible por lo que implementar esta medida de uso individual en la vida diaria cuando vayamos a acceder a espacios cerrados o incluso en la vía pública cuando no se pueda mantener la correspondiente distancia de seguridad, actuará como una barrera defensiva más en la contención del virus”, señala Guillem recalcando la importancia de su correcta colación y adecuado recambio para no minimizar su efectividad.
LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA SANITARIO
La pandemia ha llevado al borde del precipicio a nuestro sistema sanitario, siendo sus profesionales uno de los colectivos más afectados en términos de contagios. “Hemos estado muy cerca del límite de nuestro sistema sanitario y, después de todo lo ocurrido en España, debemos haber aprendido la lección haciendo análisis de lo sucedido y de cómo se ha gestionado”, destaca aseverando que, únicamente a través de esta necesaria reflexión, podríamos adoptar las siguientes modificaciones vitales:
- Reforzar nuestro sistema sanitario, incrementando contrataciones estables de profesionales sanitarios tanto en Atención Primaria como en especializada.
- Realizar test de PCR a cualquier paciente que presente indicios o pudiese ser sospechoso.
- Dotar de planes específicos de contingencia a los colectivos que sabemos que son más vulnerables (como las residencias de ancianos)
- Vigilar activamente cada caso diagnosticado y estar alertas ante posibles brotes.
- Analizar las infraestructuras sanitarias disponibles y su capacidad para dar respuesta en caso de una nueva demanda.
- Generar protocolos de trabajo para los diferentes equipos de Atención Primaria y especializada.
- Favorecer la existencia de redes de coordinación efectiva entre los diferentes centros para la transmisión de la información (dentro de cada comunidad autónoma y en relación con el Estado)
- Abastecernos con suficientes equipos de protección y garantizar la producción propia en caso de que se necesitase.
- Concienciar a la población sobre la responsabilidad individual y su aportación a la comunidad.
¿EN QUÉ AYUDA EL ESTUDIO DE SEROPREVALENCIA?
El estudio de seroprevalencia que se desarrolla en estos momentos en todo el territorio nacional con el objetivo de determinar la incidencia del virus, revelaba en su segunda ola que solo el 5.2% de la población se ha visto afectada por el nuevo coronavirus.
Sobre estos resultados la epidemióloga especifica que “deberíamos hablar de prevalencia y no de incidencia”. Una matización necesaria “porque la prevalencia hace referencia a un concepto más amplio y estático donde pueden coincidir temporalmente los casos antiguos y los nuevos de personas con coronavirus, mientras que si hablásemos de incidencia solo podríamos referirnos a los nuevos diagnosticados en la enfermedad”.
“Estos resultados han sorprendido a algunos, pero no dejan de mostrar la utilidad que ha tenido la medida de confinación en la población para frenar el avance de la pandemia”, explica indicando que el estudio posee un “buen diseño metodológico, bien sustentado, ambiciosos y representativo”.
“Estos resultados han sorprendido a algunos, pero no dejan de mostrar la utilidad que ha tenido la medida de confinación en la población para frenar el avance de la pandemia”
“Al tener una muestra tan variada geográficamente hablando y con características personales distintas, pero bien equilibradas en cuanto a edad y sexo, nos permite evaluar cuál ha sido el alcance global de la enfermedad en nuestro país”.
“Por el contrario, si hiciésemos este análisis focalizándonos solamente en aquellas comunidades que han sido más afectadas nos generaría un sesgo de apreciación puesto que ese valor obtenido iría en consonancia a las cifras reales de contagios y fallecimientos que ya conocemos”, explica.
¿HA ACTUADO CORRECTAMENTE EL GOBIERNO?
“En mi opinión creo que todo el mundo miraba con cierta distancia y escepticismo hacia lo que ocurría en China durante los meses de diciembre-enero y que nada podía hacer presagiar lo que iba a ocurrir”, responde a la cuestión planteada sobre la rapidez por parte del Gobierno de España en la adopción de medidas frente a la pandemia.
"Ante una nueva enfermedad desconocida tan contagiosa y letal el mensaje hacia la población debería de haber sido más contundente y aunque hubiese generado a priori una mayor alarma, probablemente habría permitido salvar muchas más vidas"
“Los microorganismos son ubicuos y traspasan fronteras con gran rapidez, solo cuando se acercó hasta Italia es cuando empezamos a percibir cierta preocupación, no obstante, la falta de información y de claridad en la comunicación hizo que el problema se abordase de forma tardía. Ante una nueva enfermedad desconocida tan contagiosa y letal el mensaje hacia la población debería de haber sido más contundente y aunque hubiese generado a priori una mayor alarma, probablemente habría permitido salvar muchas más vidas”.
“En este momento se nos incita a mantener una distancia social como medida de seguridad para evitar la transmisión por lo que, con la información correcta en el momento preciso, se podrían haber cancelado con anterioridad múltiples eventos deportivos, sociales y culturales que ha tanta gente reunieron”.
La entrevista concluye poniendo el foco en el desconocimiento existente sobre el comportamiento estacional del virus y el desarrollo de una vacuna. “No debemos confiar de forma absoluta en la proximidad de una vacuna”, asegura.