El oxímetro de pulso o pulsioxímetro, un aparato médico muy sencillo de usar, puede ayudar a los pacientes que se encuentran en su casa y que han contraído la Covid-19 a medir los niveles de oxígeno y a partir de ahí solicitar en caso necesario atención médica para evitar una situación de mayor gravedad.
La presidenta de Neumomadrid, Dra. Mª Jesús Rodríguez, en declaraciones a Consalud.es, insiste en la importancia de tener controlados los niveles de oxígeno en la sangre cuando se sospecha o se tiene confirmado el contagio por SARS-CoV-2. Esto se puede lograr con este dispositivo que se coloca en un dedo desde donde mide la saturación de oxígeno en sangre y la frecuencia cardiaca.
Un nivel bajo de oxígeno en la sangre podría conducir a una falta del mismo en los tejidos y, en última instancia, a un fallo orgánico. Es por ello que la Dra. Mª Jesús Rodríguez, considera adecuado poder disponer de un oxímetro en caso de presentar síntomas respiratorios sospechosos que pudieran estar relacionados con la Covid-19.
Algunos pacientes no suelen detectar la falta de oxígeno en sangre hasta que ya es demasiado tarde y con claros signos de hipoxia o neumonía silenciosa
“Aunque el cuadro que presenten, en principio, sea leve, al igual que con el termómetro se va controlando la temperatura, con el oxímetro, que se adquiere habitualmente en las farmacias, se pueden medir el nivel de oxígeno en sangre", según indica la doctora Rodríguez. Cuando el nivel normal, que se sitúa entre el 95 y el 98%, va descendiendo, a partir de 93 o 92%, se debe acudir a urgencias.
El problema radica, como explica la presidenta de Neumomadrid, en que algunos pacientes no suelen detectar la falta de oxígeno en sangre hasta que ya es demasiado tarde y con claros signos de hipoxia o neumonía silenciosa, cuando acuden al hospital y son ingresados con niveles de saturación de oxígeno en la sangre muy bajos e, incluso, en algunos casos ni siquiera llegar a sentir asfixia o falta de aire. En este sentido, un estudio de la Universidad de Gotinga (Alemania) apuntaba a la hipoxia silenciosa como una complicación común entre pacientes analizados de Covid-19.