Todos los virus, incluido el SARS-CoV-2, cambian con el tiempo. Cierto es que la mayoría de estas modificaciones tienen poco o ningún impacto en las características del virus, pero algunas, pueden afectar a sus propiedades como su capacidad de propagación, la gravedad con la que se cursa la enfermedad que provoca o la eficacia de las vacunas y medicamentos que se desarrollen.
Ante esta fotografía la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus socios han estado monitorizando y evaluando la evolución del nuevo coronavirus desde enero de 2020. A finales de ese año la comunidad científica comenzó a descubrir una serie de variantes del SARS-CoV-2 que planteaban un mayor riesgo para la salud pública mundial. De esta forma se impulsó una clasificación en dos grupos: variantes de interés (VOI, por sus siglas en inglés) y variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés), con el objetivo de priorizar su monitorización e investigación global y, en última estancia, para poder modificar la respuesta desarrollada ante la pandemia.
Actualmente son cuatro las variantes del SARS-CoV-2 consideradas como preocupantes: B.1.1.7 (detectada originalmente en Reino Unido); la B.1.351 (detectada originalmente en Sudáfrica); la P.1 (detectada originalmente en Brasil) y la B.1.617.2 (detectada originalmente en India). Ante la complejidad de estas variantes, que presentan distintas mutaciones, la sociedad y los medios de comunicación se refieren a las mismas utilizando los lugares en las que fueron descubiertos. Hecho que se traduce en una connotación negativa con estos países o regiones concretas que pueden desembocar en la toma de decisiones preventivas precipitadas tal y como alertaba recientemente el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias (CCAES), Fernando Simón.
El sistema actual de nomenclatura establecido para referirse a las variantes y rastrear los linajes genéticos del SARS-CoV-2 fue establecido por GISAID, Nextstrain y Pango. Nos referimos a los sistemas combinados de letras y números. Estos continuarán utilizándose dentro del ámbito científico, pero, con el objetivo de ayudar a las discusiones públicas sobre las variantes y evitar las referidas estigmatizaciones, la OMS ha convocado al Grupo de Trabajo sobre la Evolución del Virus. Se trata de una red de laboratorios de referencia para la agencia de la ONU compuesta por representantes de GISAID, Nextstrain, Pango y expertos en los campos de nomenclatura virológica, microbiana y comunicación pertenecientes a agencias de varios países. El objetivo planteado a este grupo se centra en establecer un nuevo sistema de nomenclatura que resulte fácil de pronunciar e identificar sin que se aluda a los lugares en los que las variantes han sido descubiertas.
Ante la complejidad de estas variantes, que presentan distintas mutaciones, la sociedad y los medios de comunicación se refieren a las mismas utilizando los lugares en las que fueron descubiertos. Hecho que se traduce en una connotación negativa con estos países o regiones concretas que pueden desembocar en la toma de decisiones preventivas precipitadas
Este grupo de expertos convocado por la OMS ha recomendado el uso del alfabeto griego. De esta forma las variantes se denominarán con los nombres de las letras que lo componen para facilitar así las discusiones e informaciones fuera del ámbito científico. De esta forma las variantes preocupantes que conocemos actualmente pasarán a denominarse de forma coloquial de la siguiente forma:
- Variante B.1.1.7: Alfa.
- Variante B.1.351: Beta.
- Variante P.1: Gama.
- Variante B.1.617.2: Delta.
VARIANTES DE INTERÉS
En cuanto a las variantes de interés que actualmente monitoriza la OMS, estas son sus nuevas nomenclaturas:
- Variante B.1.427 / B.1.429 (detectada originalmente en Estados Unidos en marzo de 2020): Épsilon.
- Variante P.2 (detectada originalmente en abril de 2020): Zeta.
- Variante B.1.525 (detectada en varios países en diciembre de 2020): Eta.
- Variante P.3 (detectada originalmente en Filipinas en enero de 2021): Theta.
- Variante B.1.526 (detectada originalmente en Estados Unidos en noviembre de 2020): Iota.
- Variante B.1.617.1 (detectada originalmente en India en octubre de 2020): Kappa.