El SARS-CoV-2 continúa siendo el protagonista en el recién estrenado 2023. El nuevo año da sus primeros pasos con el foco puesto en la situación epidemiológica que se está viviendo en China como consecuencia de la explosión de casos de Covid-19. El pasado 30 de diciembre la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunciaba en rueda de prensa que nuestro país exigirá una prueba diagnóstica negativa o el certificado de vacunación a todos los viajeros procedentes del país asiático ante el temor de una posible expansión de nuevas variantes del coronavirus con mayor potencial para provocar enfermedad grave o un mayor escape vacunal. La titular de Sanidad criticaba durante su comparecencia la falta de transparencia sobre los datos que se comunican desde Pekín, lo que está provocando “dificultad a la hora de hacer una correcta evaluación de la situación dada la escasa información de la que actualmente disponemos”.
El hermetismo de China sobre el devenir de la pandemia dentro de sus fronteras ha sido la tónica desde que el 31 de diciembre de 2019 la Comisión Nacional de Salud de Wuhan (provincia de Hubei) notificase a la Organización Mundial de la Salud (OMS) un conglomerado de casos de neumonía de origen desconocido que, posteriormente, se identificarían como los primeros casos de Covid-19 confirmados. Desde este momento numerosos organismos internacionales, comunidad científica y gobiernos de todo el mundo han pedido a Pekín que colabore en la búsqueda de los orígenes del SARS-CoV-2. Una información vital no solo para comprender cómo se gestó la peor crisis sanitaria a la que la humanidad ha hecho frente en los últimos 100 años, sino también para mejorar la capacidad global de preparación ante futuras pandemias.
El 28 de enero de 2020 una delegación de alto nivel de expertos de la OMS se desplazaba hasta Pekín para, a través de una reunión con dirigentes chinos, conocer la respuesta del país al brote, ofrecer asistencia técnica y acordar que un nuevo equipo de científicos internacionales iniciase una misión en China con el objetivo de buscar respuestas sobre los orígenes del virus. El 9 de febrero de 2021 se conocían las primeras conclusiones en las que se barajaban varias hipótesis sobre el origen del coronavirus, con la zoonosis como principal origen. En los meses sucesivos la OMS continúa estudiando todas las hipótesis sin descartar una teoría que desde el inicio de la pandemia ha sido señalada como plausible: la fuga de un laboratorio. Concretamente, del Instituto de Virología de Wuhan.
La OMS ha solicitado de nuevo el intercambio regular de datos específicos y en tiempo real sobre la situación epidemiológica
El pábulo dado por la agencia de salud de la Naciones Unidas a esta teoría generó el inmediato rechazo de Pekín a que se continuase con la segunda fase de la investigación sobre los orígenes del virus. “En algunos aspectos, el plan de la OMS para la próxima fase de la investigación sobre el origen del coronavirus no respeta el sentido común y va en contra de la ciencia. Es imposible para nosotros aceptar ese plan”, aseveraba en julio de 2021 el subdirector de la Comisión Nacional de Salud de China, Zeng Yixin. Aunque la situación desde entonces ha variado poco, recientemente la OMS y las autoridades chinas han mantenido una reunión para analizar el escenario epidemiológico actual que vive el país y exigir demandas ya históricas en esta pandemia.
El encuentro entre la OMS, la Comisión Nacional de Salud y la Administración Nacional de Prevención y Control de Enfermedades de China se producía el pasado 30 de diciembre. Una reunión en la que la búsqueda de información sobre la situación y la oferta de apoyo de la agencia internacional de salud de la ONU han sido los puntos de partida.
Uno de los principales aspectos sobre los que se ha incidido en este encuentro ha sido el fortalecimiento de la secuenciación viral
La OMS ha solicitado de nuevo el intercambio regular de datos específicos y en tiempo real sobre la situación epidemiológica del país asiático, incluyendo datos sobre secuenciación genética, impacto de la enfermedad (con información sobre ingresos hospitalarios y muertes en unidades de cuidados intensivos), datos sobre las vacunas administradas y las coberturas vacunales, especialmente en los grupos más vulnerables y la población mayor de 60 años. La OMS ha reiterado a Pekín el papel fundamental de la vacunación como mecanismo de protección frente a la enfermedad grave y muerte de los grupos poblacionales que presentan un mayor riesgo en caso de infección.
Uno de los principales aspectos sobre los que se ha incidido en este encuentro ha sido el fortalecimiento de la secuenciación viral, así como la gestión clínica y la evaluación del impacto del coronavirus. Dos áreas sobre las que la agencia dirigida por el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus ha brindado su apoyo. La falta de información sobre las vacunas y el virus ha generado en estos años un poso de duda entre la población china, sobre todo entre los adultos mayores que se ha traducido en bajas tasas de cobertura vacunal. Motivo por el que la OMS ha enfatizado en mejorar las comunicaciones sobre los riesgos y beneficios de la vacunación.
Se ha invitado además a que los científicos chinos colaboren de forma más estrecha en las redes de expertos internacionales que actualmente gestiona la OMS. Se les ha pedido también que presenten datos detallados sobre la secuenciación viral en la reunión que se celebrará el 3 de enero por parte del Grupo Asesor Técnico sobre Evolución del Virus SARS-CoV-2.
La conclusión de esta reunión es clara: es necesario monitorizar la situación epidemiológica con datos en tiempo real para poder formular evaluaciones de riesgo precisas que permitan la adopción de respuestas efectivas.