Una de las principales lecciones que hemos aprendido durante la pandemia que estamos viviendo es que nuestros sistemas sanitarios no estaban preparados para responder a una crisis sanitaria de tal magnitud como la que ha azotado nuestras sociedades y economías. El SARS-CoV-2 ha puesto de relieve la falta de coordinación existente no solo entre gobiernos sino entre organismos internacionales. Un escenario en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha erigido como uno de los mejores ejemplos de la necesidad de sentar nuevas bases y compromisos si queremos estar preparados para próximas crisis sanitarias.
Ante esta fotografía el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, pedía el pasado 31 de mayo el inicio de las negociaciones para la creación de un tratado internacional que impulse la preparación ante futuras pandemias. Una petición que se enmarca dentro de las reformas radicales previstas por los Estados miembros para reformular la OMS.
El director general de la OMS afirmaba que la agencia de la ONU se enfrenta a un “serio desafío” para mantener su respuesta global a la Covid-19 lo que requerirá un financiamiento no solo más sostenible sino también, más flexible. Horas antes de la celebración de la última asamblea de la OMS los responsables de salud de los Estados miembros acordaron estudiar una serie de recomendaciones para llevar a cabo las ambiciosas reformas propuestas por un grupo de expertos independientes que tienen como objetivo fortalecer tanto la capacidad de la OMS como la de todos los países para contener a futuras amenazas sanitarias.
“Es esencial que fortalezcamos la vigilancia global y proporcionemos a la OMS la autoridad y capacidad para realizar este importante trabajo para todos los pueblos del mundo”, ha declarado el primer ministro australiano, Scott Morrison
La próxima fecha clave será el 29 de noviembre. Día en el que los ministros de salud de los 194 Estados miembros de la OMS se reunirán para decidir si inician las negociaciones sobre el referido tratado internacional. “La única recomendación que creo que hará más para fortalecer tanto la OMS como la seguridad sanitaria global es un tratado sobre la preparación y respuesta ante una pandemia”, manifestaba el director general de la OMS. “Una idea para la que ha llegado el momento”, sentenciaba.
Tal y como analizan en Reuters, lograr la materialización de un tratado de estas características no será un camino exento de obstáculos. El Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, primer tratado de salud pública del mundo, se rubricó en 2003 después de cuatro años de negociaciones.
La OMS ha sido blanco de críticas debido a su lenta capacidad de respuesta desde los inicios de la pandemia y se enfrenta a una reorganización para prevenir futuros brotes. “Es esencial que fortalezcamos la vigilancia global y proporcionemos a la OMS la autoridad y capacidad para realizar este importante trabajo para todos los pueblos del mundo”, ha declarado el primer ministro australiano, Scott Morrison.
Una postura que se encuentra en la línea de los objetivos de la OMS. Su director de Emergencias, Mike Ryan, acogía con satisfacción estas decisiones. “En este momento los patógenos tienen ventaja. Están emergiendo con mayor frecuencia y, a menudo, en silencio en un planeta que se encuentra en desequilibrio. Necesitamos convertir nuestra interconexión en una fortaleza”.
Un panel de expertos independientes encabezado por la exprimera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, concluyó que se debería establecer un nuevo sistema global que permitiese responder de forma más rápida a los brotes de enfermedades. Estos expertos hallaron fallos cruciales en la respuesta global de la OMS a principios de 2020 y consideran que la OMS debería tener capacidad para poder enviar investigadores rápidamente para estudiar nuevos brotes de enfermedades y publicar sus resultados sin demora.