No está claro cómo la llegada del invierno al hemisferio sur afectará al desarrollo y propagación del SARS-CoV-2. Con estas palabras Mike Ryan, jefe del Programa de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), explicaba hace unas horas el desconocimiento existente ante el comportamiento estacional del nuevo coronavirus.
“No sabemos cómo va a comportarse. En este momento, no tenemos datos que sugieran que el virus actuará de forma más agresiva o que se transmitirá con mayor eficiencia en base a las distintas estaciones”, por lo que ha señalado que no pueden determinar el impacto que del cambio estacional tanto en el hemisferio norte como sur.
“No podemos confiar en las expectativas que sugieren que los cambios de temperatura serán la respuesta a la propagación de la enfermedad”, agregaba.
“No sabemos cómo va a comportarse. En este momento, no tenemos datos que sugieran que el virus actuará de forma más agresiva o que se transmitirá con mayor eficiencia en base a las distintas estaciones”
En base a estas declaraciones ha recalcado que los países deben concentrar sus esfuerzos en adoptar medidas férreas de salud pública. “Todas las cosas que hemos enfatizado muchas veces, y que parten de los enfoques integrales de salud pública. En muchas partes del mundo han comprobado que son capaces de contener y suprimir la transmisión de la enfermedad”.
“Tenemos que concentrarnos en suprimir y parar la enfermedad, y si los cambios en el clima pueden contribuir, esto sería una gran noticia, pero no podemos confiarnos ante esta posibilidad”, añade Ryan.
Ha indicado que debemos pensar en el virus como lo hacemos con el de la gripe que se transmite menos en verano porque la gente pasa más tiempo al aire libre y se concentra menos en lugares cerrados.
"Pero también puedes pensar que el verano, por el aire acondicionado y otros sistemas, y porque las personas están adentro cuando hace mucho calor. Entonces, hay riesgos que sí tienen que ver con el clima que no están específicamente relacionados con los virus en sí, pero guardan mayor relación con los comportamientos humanos que cambian por las temperaturas o las temporadas", concluye recordando el incremento de casos en los países más cálidos de América Latina.