La tuberculosis es una de las principales causas de muerte a nivel mundial por enfermedad infecciosa. Está provocad por una bacteria (Muycobacterium tuberculosis) que afecta con mayor frecuencia a los pulmones y se puede propagar cuando las personas enfermas expulsan las bacterias al aire, por ejemplo, al toser. Aproximadamente el 90% de las personas que enferman de tuberculosis al año se concentran en 30 países. Hablamos de una enfermedad que puede prevenirse y curarse. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 85% de las personas que desarrollan la enfermedad pueden ser tratadas con éxito con un régimen de medicamentos por un tiempo de seis meses.
Antes de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, muchos países estaban logrando avances constantes en la lucha contra la tuberculosis con una reducción del 9% en la incidencia observada entre 2015 y 2019; y una disminución de las muertes del 14% en el mismo periodo. Unos avances que encuentran su origen de los compromisos de alto nivel por los gobiernos de todo el mundo. Sin embargo, la Covid-19, está provocando serios problemas.
Aproximadamente 1,4 millones de personas murieron por enfermedades relacionadas con la tuberculosis en 2019. De los 10 millones de personas que se estima que desarrollaron la tuberculosis ese año, unos tres millones no fueron diagnosticadas o no fueron reportados como afectados oficialmente por las autoridades nacionales.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 85% de las personas que desarrollan la enfermedad pueden ser tratadas con éxito con un régimen de medicamentos por un tiempo de seis meses
La situación es aún más grave para las personas con tuberculosis farmacorresistente. Aproximadamente 465.000 personas fueron diagnosticadas con esta en 2019 y menos del 40% tuvo acceso a un tratamiento.
Las interrupciones en los servicios de prevención y tratamiento de la tuberculosis causadas por la pandemia han provocado nuevos reveses. En muchos países, los recursos humanos y económicos se han reasignado a combatir la pandemia. Un reciente informe de la OMS en base al análisis de 200 países indica que se han producido reducciones significativas en las notificaciones de los nuevos casos de tuberculosis, con caídas de entre el 25-30% en países de alta incidencia como India, Indonesia y Filipinas entre los meses de enero y junio.
“Se necesita una acción acelerada en todo mundo si queremos avanzar en nuestros objetivos para 2022”
Un total de 108 países, incluidos 21 de alta incidencia, han ampliado el uso de tecnologías digitales para brindar asesoramiento y apoyo. Para reducir la necesidad de acudir a los centros de salud muchos países están fomentando el tratamiento domiciliario y han puesto en marcha planes para garantizar el acceso a medicamentos. “Frente a la pandemia los países, la sociedad civil y otros socios han unido fuerzas para garantizar que los servicios esenciales tanto para tuberculosis como para la Covid-19 se mantengan”, declara la doctora Tereza Kaseva, directora del programa global de tuberculosis de la OMS. “Estos esfuerzos son vitales para fortalecer los sistemas de salud, garantizar la salud de todos y salvar vidas”.
“El acceso equitativo a un diagnóstico, prevención, tratamiento y atención oportunos y de calidad continúa siendo un desafío”, señala el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Se necesita una acción acelerada en todo mundo si queremos avanzar en nuestros objetivos para 2022”.
Aproximadamente 14 millones de personas fueron tratadas por tuberculosis en el periodo 2018-2019, poco más de un tercio del objetivo a cinco años de 40 millones de personas fijado por la OMS. Entre 2018 y 2019 6,3 millones de personas iniciaron un tratamiento preventivo, una quinta parte de la meta de 30 millones hasta 2022.