El número oficial de fallecimientos por la COVID-19 a nivel mundial probablemente subestima la cifra total de decesos. Así ha sugerido este lunes un portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que las estadísticas podrían superar el millón de muertes.
"En cualquier caso, las cifras que se notifican representan, probablemente, una subestimación de las personas que han contraído COVID-19 o han muerto como causa de esta enfermedad", ha expresado Mike Ryan, el principal experto en emergencias de la entidad, en una sesión informativa en Ginebra que ha recogido la agencia de noticias Reuters.
"Las cifras actuales probablemente subestiman el verdadero número de víctimas de la COVID-19"
El propio Ryan ha añadido que, si bien "cuando se cuenta algo, no se puede contar a la perfección", asegura que "las cifras actuales probablemente subestiman el verdadero número de víctimas de la COVID-19".
TASA DE MORTALIDAD
En este contexto, los expertos aún están luchando por descubrir una métrica crucial en la pandemia: la tasa de mortalidad, es decir, el porcentaje de personas infectadas con el patógeno que mueren.
Es preciso recordar que una tasa de mortalidad fidedigna compararía los decesos con el número total de infecciones, un denominador desconocido porque es altamente complejo analizar el alcance total de los casos asintomáticos. Y es que, en este grupo, son muchas las personas que se infectan y que no experimentan síntomas.
Los científicos han subrayado que el número total de infecciones es exponencialmente superior al número actual de casos confirmados, situado actualmente en 33 millones en todo el planeta.
Los especialistas consideran que el nuevo SARS-CoV-2 probablemente genere la muerte del 0,5 al 1% de los individuos infectados, lo que le convierte en un coronavirus muy peligroso hasta que se comercialice una vacuna
Los especialistas consideran que el nuevo SARS-CoV-2 probablemente genere la muerte del 0,5 al 1% de los individuos infectados, lo que le convierte en un coronavirus muy peligroso hasta que se comercialice una vacuna.
Los investigadores han comenzado a desglosar ese riesgo por grupo de edad, a medida que aumenta la evidencia de que las personas más jóvenes y los niños tienen muchas menos probabilidades de sufrir una enfermedad grave.